jueves, 31 de mayo de 2012

Extraño elogio de la inflación a cargo de un economista de EEUU

Dr. Julio Moreno, 31/mayo/2012 para El Tribuno

El economista estadounidense Mark Weisbrot, que forma parte de un “think tank” heterodoxo en Washington, publicó un artículo en el diario británico The Guardian, en el que destaca el notable crecimiento de la Argentina a partir del año 2002, de 7,7% anual promedio. Aclara allí que ese crecimiento no ha sido consecuencia del boom exportador de materias primas y menos aún de la soja, como sostienen muchos analistas. Además, elogió las políticas económicas aplicadas por el Gobierno.

Weisbrot es codirector del Centro de Investigaciones en Economía y Política en la capital norteamericana (Center for Economic and Policy Reasearch), un centro cada vez más escuchado por el poder económico y político mundial.

El artículo fue publicado el pasado 4 de mayo con el siguiente título: “Argentina y la soja mágica: el boom de los commodities que nunca fue”. En él, señala que las exportaciones de materias primas explican solo el 12% del crecimiento del país.

Además, opinó que el crecimiento de la economía en Argentina fue liderado por el consumo interno y la inversión doméstica (desafiando las recetas del Fondo Monetario Internacional), desmitificando la teoría del boom de los commodities y dando a entender que el crecimiento no fue una casualidad.

Defendió el nivel de inflación de nuestro país al afirmar que “hay toda una imbecilidad por ahí sobre las teorías de inflación y empleo. Sin embargo, la pregunta debería ser: ¿qué nivel de inflación es tolerable para crecer? Y no hay un acuerdo pese al empeño de los países desarrollados en controlar la inflación. Hace un poco más de 20 años, una inflación del 20% fue la receta de crecimiento de Corea del Sur. Pero hoy el liberalismo es muy potente y hay muchas resistencias a hacer esas políticas”.

“Mucha gente no entiende y los medios toman ventaja de esa ignorancia. No te dicen lo que está pasando, solo te hablan de inflación y que los precios suben. La inflación es un fenómeno complejo, depende de muchas cosas pero lo principal es que el acreedor pierde y el deudor gana”, sostuvo. Y agregó que “esa es la razón principal por la cual muchos bancos centrales, como Alemania (relacionándola con la crisis europea), están proclives a sacrificar empleo por inflación, porque están más atentos a los intereses de los grandes tenedores de bonos y acreedores”.

“La Argentina es el país más rico de la región (per cápita), según los datos del último informe del FMI, y si continúa creciendo en esta forma será el primer país de América Latina en convertirse en un país de ingreso alto”, afirmó. Y aclaró que para hacer esta afirmación utilizó todas las medidas -las del Indec y de las consultoras privadas-, y que hubo una gran reducción de la pobreza y un gran descenso de la inequidad.

Le contesto a Weisbrot

El economista Mark Weisbrot estima que a este ritmo de crecimiento la Argentina puede convertirse en el primer país de América Latina de “ingreso alto”,

Es interesante el análisis que realizó sobre el crecimiento de nuestra economía a partir del año 2002, pero discrepo. En primer lugar, él habla de crecimiento cuando en realidad hablamos de reactivación, ya que después de la crisis del 2001 en nuestro país había quedado mucha capacidad ociosa. Tendríamos que comparar las cifras con variables de 1998, que es cuando se inicia un proceso de estancamiento; es decir, podemos definir a este período como de reactivación y posterior crecimiento.

También Weisbrot entiende que existe un nivel de inflación que es tolerable para crecer. Pregunto: ¿existe alguna teoría que determine cuáles niveles son los aconsejables y en cuánto tiempo? Creo que no. Me limitaré a comentarle que en Argentina hemos sobrevivido con niveles que van del 20 al 25% de inflación anual y hoy, manteniendo los mismos niveles de inflación, comenzaron a aparecer señales de enfriamiento de nuestra economía y en algunos rubros hay recesión, con expectativas no muy favorables.

Sí, se ha reducido la desocupación, la pobreza y ha descendido la inequidad; pero las fuentes de trabajo creadas fueron en un porcentaje significativo por el Estado. La pobreza también disminuyo en muchos casos con subsidios también pagados por el Gobierno, con el agravante de que estos gastos realizados por el Ejecutivo aumentan en porcentajes por encima de la inflación, y no son sustentables en el tiempo.

El modelo de crecimiento aplicado se basaba en tres pilares:
a) superávit fiscal (gastar menos de lo que se recauda);
b) superávit comercial (mayores exportaciones que importaciones), y
c) dólar competitivo.

Lamentablemente, hoy no podemos decir que estos se cumplan.
Se pudo mantener este modelo y garantizar la paz social porque los aumentos de sueldos iban acompañando a la inflación. Pero cada vez es más difícil mantenerlos por falta de competitividad del sector privado y la escasez de recursos genuinos del Gobierno, que necesita buscar nuevas fuentes de financiamiento para cumplir con sus compromisos.

Las expectativas de seguir creciendo incentivando el consumo interno no son las mejores cuando:
a) las inversiones domésticas no acompañan el crecimiento en un ambiente de desconfianza e incertidumbre;
b) se restringen las importaciones para que nuestra balanza comercial sea positiva;
c) se busca pesificar nuestra economía para evitar la fuga de divisas;
d) hay serios problemas de abastecimiento energético porque se congelaron las tarifas, lo que trajo como consecuencia la falta de inversiones;
e) no tenemos un dólar competitivo porque su cotización actúa como ancla para frenar la inflación;
f) el Gobierno gasta más de lo que recauda (incluida la inflación) y se financia con emisión monetaria.

Quizá encontremos signos de que se quiere corregir el rumbo económico, ya que las posibilidades de Argentina son de las mejores. Y sí, podemos, como usted afirmó, llegar a tener el ingreso per cápita más alto en Latinoamérica. Pero ante esta realidad de la economía del país, le pregunto si sigue pensando que el crecimiento con inflación es válido en el mediano y largo plazo, o solo sirve para períodos cortos.

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