lunes, 4 de junio de 2018

II JORNADAS SALTEÑAS SOBRE LA CUESTIÓN MALVINAS


II  JORNADAS SALTEÑAS
SOBRE LA CUESTIÓN DE LAS ISLAS MALVINAS,
GEORGIAS Y SÁNDWICH DEL SUR
EN UN CONTEXTO DE REDISEÑO MUNDIAL

Programa
Viernes 8 de junio
 -15:30 hs. Apertura y palabras de bienvenida a cargo del Sr. Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Dr. Omar Carranza.
             Presentación de las Jornadas por el Ab. Prof. Gustavo E. Barbarán, Director del Instituto de Derecho Internacional de la Universidad Católica de Salta.
 -16:00 hs. PANEL 1 “El Comunicado Conjunto de septiembre de 2016 y sus implicancias en el nuevo contexto de la política exterior argentina”, por Dr. Carlos Biangardi Delgado; “Argentina y su derrotero en los foros internacionales”, por Lic. RRII Roberto Camardelli Carrasco. 
Moderadora Dra. Valeria R. Vorano
 17:30 Pausa y café
-17:45 hs. PANEL 2 “Incidencias del Brexit en la cuestión Malvinas”, por Lic. RR II Martín A. Rodríguez; “Aprovechamiento de la zona económica exclusiva y de la plataforma continental”, por Lic. RR II Melisa R. Languasco.
Moderador Marcelo R. López
-19:00 hs. PANEL 3 “La seguridad y defensa en el Atlántico Sur”, por Cnel. (RE) Alejandro Benavidez; “El poder militar británico”, por Mag. RR II Gustavo Beguet.
Moderador Dr. Marcelo A. Peyret
20:30 hs. Fin de la jornada

Sábado 9 de junio
-09:30 hs. PANEL 4 “La problemática del Atlántico Sur en el marco geopolítico global”, por el Lic. RR II Federico de Singlau; “Construir el poder nacional”, por Ab. Prof. Gustavo E. Barbarán.
Moderador Lic. RR II Victor F. Toledo
10:45 Pausa y café
-11:00 hs. PANEL DE CONCLUSIONES 
12.00 hs. Clausura.

Se entregarán certificados a quienes acrediten asistencia al menos a tres paneles
Organiza el Instituto de Derecho Internacional de la Universidad Católica de Salta
Auspicia la Asociación Argentina de Derecho Internacional (AADI)

jueves, 10 de mayo de 2018

In God we trust – En Dios confiamos










Felipe Hipólito Medina
Lic. en Ciencias Religiosas











“In God we trust” es una célebre frase que define al pueblo de Estados Unidos de Norteamérica y está inscripta en sus billetes.

Cuando esta frase apareció en 1864 en una moneda de ese país, nadie pensó que sería la misma moneda que hoy ante los vaivenes de la economía mundial hace tambalear a los países emergentes y a los más pobres y que su presencia en la vida de los hombres provoca una sensación de seguridad y fortaleza. El dólar se definió como el patrón de medida para las importaciones y exportaciones entre los países. Cuando la moneda fluctúa a nivel mundial en muchos países del mundo no se modifican las cosas de manera súbita, pensemos en la situación financiera de Bolivia y Brasil, sin ir a lejanos países de otras latitudes.

No soy economista, pero puedo observar como en nuestro país desde hace muchas décadas la moneda norteamericana se convirtió en el refugio seguro para el magro ahorro de los sectores medios y bajos, algo que los poderosos del país lo conocen muy bien. Los argentinos nos caracterizamos por guardar dólares bajo el colchón o pelear por el sueño nacional de tener una segunda propiedad. Eso para los que pudieron o pueden ahorrar.

Estas costumbres no son sanas para una economía organizada de un país que quiere progresar. Guarda el pobre y guarda el rico, el rico se hace más rico y el pobre no crece nunca. En Argentina, lo que ha crecido la pobreza, la miseria, la precariedad laboral, las muertes de niños en gestación, y resurgió en uno de los países más ricos en recursos naturales viejos males de la humanidad como la desnutrición de madres, de niños y de jóvenes, y desnutrición intrauterina. Se hizo visible también, el hambre real junto a serios y evitables problemas sanitarios, que traen enfermedades ya desterradas, enfermedades propias de la miseria.

Ninguna autoridad política de los tres poderes de la Nación salió a explicar lo que pasa en el país. Pienso a la Patria como una pobre mujer desvalida, expuesta en el escenario de un teatro contemplado por dos columnas de espectadores con un pasillo como grieta en medio de la sala. Cuando sube el dólar un sector se desespera por no generar más caos social y el otro aplaude la desgracia como un logro de su gestión, aunque sea de tiempo pasado. De los balcones del poder algunas asistentes celebran de pie la pobreza parada inerte en el escenario y gritan victoriosas, mirando al sector angustiado, con la vieja y gastada frase: “Yo se los advertí”, para luego bostezar y sentarse a esperar otra escena de humillación a la Patria.

Los libros se quemaron, nadie tiene la respuesta total a la grave problemática socio económica de nuestro país y a la paradojal imagen de su contradictoria geografía humana, natural y urbana. Ningún Mesías político, ningún partido político ni siquiera los grandes centros de estudios económicos tienen una fórmula para resolver la zaga intrincada de la economía argentina. Nadie se salva sólo.

Es necesario poner en juego una auténtica ética política, resucitar el espíritu de la Nación por encima de los mezquinos intereses sectoriales. Los llamados líderes sociales, políticos e intelectuales tienen el deber histórico de dar una respuesta a todos los argentinos, pero de modo especial a los casi 15 millones de hermanos que viven por debajo de la línea de la pobreza.

Es fundamental un acuerdo político. Y es fundamental que algún líder o algunos líderes tomen la posta de abrir el diálogo. No importa si es un presidente, o un gobernador, un sindicalista, un empresario, un religioso, no importa. Hay que comenzar a ponerse de acuerdo. Es necesario tomar conciencia del momento histórico y dejar de pensar en la próxima reelección.

Sin unidad y consenso, sin diálogo y acuerdos no hay futuro previsible para un país que tiene enemigos internos y externos con armas que no conocemos y que no matan uno por uno, sino que generan verdaderos genocidios con la multiplicación de la pobreza y la miseria.

Un país en serio se forja con valores, con solidaridad sin egoísmos, sin sarcasmos, con políticas de estado a largo plazo y con unidad, fraternidad y cordialidad. No hay otro camino, como decía José Hernández en el Martín Fierro “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”.

lunes, 7 de mayo de 2018

Los duendes de las minas








Dr. Ricardo Alonso
Geólogo



Hoy 7 de mayo es el Día de la Minería.

La ciencia y la tecnología son las que permiten aprovechar el subsuelo para producir calidad de vida, pero una visión mágica, casi mística, impregna a la actividad minera. 

El mundo de los socavones está lleno de historias, anécdotas, leyendas y personajes, tanto ficticios como reales.
Existe una mitología propia del ámbito de las minas y de los mineros.
La más conocida, al menos en Bolivia y en el norte argentino, es la leyenda del Tío o diablo de las minas.
Se lo representa de diversas maneras, en un claro sincretismo entre el diablo de los españoles y el zupay de los indígenas.
El diablo es el dueño de las riquezas subterráneas y para acceder a ellas hay que realizarle ofrendas. Para ello se monta un altar, llamado Ukako, en donde se coloca la imagen del Tío, y ante el cual se hacen invocaciones y se le dejan regalos. Se ponen cigarrillos en su boca, se dejan abundantes hojas de coca, alcohol, serpentinas de colores y algunas de las mejores muestras de minerales. Todo lo que sea de agrado al señor del averno.
Se dice que se le llama Tío simplemente para evitar referirse al diablo y por tanto los mineros son así sus sobrinos.
En la mayoría de las minas subterráneas de minerales metalíferos se encontraban estos adoratorios.
Durante la celebración de la Pachamama se les hacían también sacrificios de animales, especialmente llamas o corderos. Los sacerdotes y las mujeres tenían la entrada prohibida.
Los sacerdotes porque portaban crucifijos ante los que el diablo no es afecto. Por el contrario se ponía furioso y derrumbaba partes de la mina para que se mueran allí los mineros. O simplemente les hacía desaparecer el mineral dejando las vetas vacías.
Con las mujeres, una de las versiones es porque pone celosa a la mujer del diablo y ésta se desquita de igual manera. De allí que resulte interesante el vuelco de Lola Mora desde el arte sublime del mármol a la búsqueda de riquezas en los socavones. Lola era una mujer fuera de su tiempo y es probable que lo haya hecho como un desafío ante esas creencias. Lo cierto es que, más allá de cualquier superstición, ella perdió su fortuna y murió en la pobreza.
En las minas de Bolivia hay altares al Tío casi sin excepción. Y también adoratorios católicos a la Virgen del Socavón y a San Miguel. En otra muestra de claro sincretismo, el minero le reza a la virgen y a San Miguel en la superficie y al demonio en las profundidades. ­Queda bien con Dios y con el Diablo! Sabe que si quiere comer arriba, tiene que extraer el mineral de abajo. De allí la súplica de ­San Miguel cuida a mis hijitos arriba y vos Tío no me escondas el mineral abajo!

El pacto de Patiño

Se cuenta de numerosos pactos en que los mineros a cambio de riqueza vendieron su alma al diablo. En este sentido la historia de Simón Patiño, el rey del Estaño, es emblemática. Patiño se convirtió en multibillonario y en uno de los hombres más ricos del planeta con su control del estaño a nivel global. Se han escrito libros tratando de demostrar que eso era imposible si no existía un verdadero pacto con el maligno. Lo cierto es que fue un hombre visionario y estuvo en el mejor lugar en el mejor momento. Controló el estaño de Bolivia y luego el de otros países, así como metalúrgicas, transporte y logística en el período en que el metal estaba en la cumbre de su precio y su necesidad de uso.
Según el imaginario de los mineros, los duendes son pequeños esquivos, cual el Coquena
Cuando se hizo la luz
Patrona de los mineros es Santa Bárbara, que los protege de los accidentes con explosivos.
La vida de la santa está relacionada con rayos, truenos y explosiones y ella es la protectora.
En el norte argentino era famoso el adoratorio al diablo en la mina Pirquitas y en la mina Pan de Azúcar en la provincia de Jujuy, así como en Concordia en la provincia de Salta.
Con la llegada de la minería a cielo abierto se hizo la luz y el diablo y su culto desaparecieron. Al no haber socavones y oscuridad, el diablo se quedó sin trabajo. Es más, los curas y las mujeres pudieron llegar a donde antes les estaba vedado. Y ahora las mujeres trabajan manejando los grandes camiones que extraen el mineral de los "open-pit", o rajos a cielo abierto de minerales diseminados, especialmente de los pórfidos de cobre-oro (molibdeno) como en el caso de Bajo de la Alumbrera (Catamarca). O Chuquicamata y La Escondida en Chile.
Pero hete aquí que las cosas empiezan a cambiar de nuevo a favor del diablo, metafóricamente hablando. Y es que muchos pórfidos de cobre, luego que se explota su parte superior oxidada y su parte central enriquecida (supergénica), queda aún la raíz formada por el mineral primario que todavía puede ser muy rico. Aunque ya no dé para extraerlo por medio del método a cielo abierto por los enormes costos que significa abrir a lo ancho el yacimiento. Entonces se plantean las últimas etapas que consisten en la construcción de grandes túneles subterráneos y profundos.
Chuquicamata ya lo está haciendo y lo mismo se hará en Bajo de la Alumbrera para extender la vida útil del yacimiento y evitar que miles de personas pierdan sus empleos, tanto directos como indirectos.

Los duendes

En la literatura germánica y escandinava existen unos duendes de las minas que se llaman Nickel y Kobold. En su homenaje se les dio el nombre a los elementos químicos níquel y cobalto. Pero hete aquí que en la mitología andina hay también unos duendecillos de las minas a los que llaman Muqui o Chinchilico.
Especialmente se los registra en Perú.
Según el imaginario de los mineros son pequeños, esquivos, vestidos a la usanza antigua, cual el Coquena que cuida de vicuñas y ganados. Dicen que andan por el interior de las minas y ayudan o perjudican a los mineros, premiándolos con las vetas ricas o castigándolos con vetas pobres y accidentes feos. Otros los imaginan vestidos de mineros, con botas, lámpara y casco, deambulando por los socavones.
Aseguran de buena fe que la manera de atraparlos es con un lazo de pelo de vicuña o de cerdas de caballo. Y que una vez atrapados imploran que los suelten a cambio de develar el secreto mejor guardado: las vetas ricas en metales preciosos. Representan al Muqui como un enano macizo, de orejas puntudas, mirada hipnótica, sin cuello, casi deforme, con una voz gruesa y metálica. Se dice que tienen pies deformes, desiguales y caminan toscamente. Algunos mineros arrojan cenizas en el piso de los socavones con la idea de descubrir sus huellas. Le gusta jugar a esconder las herramientas de los obreros. Es temeroso del cinto y un buen cintarazo los hace huir. Además se ponen furiosos contra los escépticos que dudan de su existencia. Cualquier ruido subterráneo raro o silbidos son atribuidos al Muqui, Chinchilico o el Achancho, en los Andes Centrales o a distintos duendes de las minas de otros continentes.
También se les echa injustamente la culpa del agotamiento o desaparición de las vetas, la aparición de grandes bloques estériles dentro de la mineralización que son conocidos como “caballos”, el cambio del rumbo de los filones y otras situaciones parecidas las que tienen como única explicación la naturaleza geológica de los depósitos minerales.
Los fluidos mineralizantes formaron toda clase de rellenos de fracturas, fisuras y zonas de debilidad al tiempo de la generación del depósito metalífero y luego su deformación en pliegues, fallas y flexuras le dieron la forma que presenta. De allí que la aparición o desaparición de las vetas tiene que ver con causas naturales en el relleno o en su posterior deformación. También se asocian a las minas figuras mitológicas variopintas que lindan entre lo zoomorfo y lo antropomorfo.

Bocetos de Alain Cèdric

jueves, 3 de mayo de 2018

RECUPERAR LA HISTORIA - CAMBIO CULTURAL URGENTE





Lic. Félix González Bonorino
Sociólogo








A poco de internarse en la historia, de meterse en los ritmos desacompasados que han jalonado nuestro devenir como nación a veces, como país otras , notamos con dolor la puja dialéctica entre dos modelos socio económicos, antagonistas, opuestos y que nos han sumido en esta actualidad patética.

El elitismo social que marcó las primeras décadas de nuestra existencia nacional, se apoyó claramente en una fuerte concentración del comercio. Producción había poca en aquellos años de guerras, de caballos y de carros. La sociedad se dividía entre los españoles que importaban de España y los españoles que contrabandeaban de Inglaterra. Ganaron los últimos.

En algún momento comienza la aparición de la producción nacional, de cierta burguesía productiva, industriosa. Los altibajos de la economía empujaban las economías regionales a desarrollarse según sus ventajas competitivas diría Michel Porter  un siglo más tarde. Tierra, viento, fuego, geografía, agua, clima y disponibilidad de mano de obra fueron forjando voluntades y economías. Fueron creando sociedades pequeñas y grandes. Una elite productivista iba naciendo. Pero el mercado inglés de aquellos años la destruyó. Industria versus importadores.

El pasaje de producción agraria a industrial no fue sin dolor y tampoco fue completa. No tiene por qué serlo. Apenas algunos emprendimientos no vinculados al agro, aunque hasta relativamente poco incluso los clavos se importaban. Es que los mismos sujetos que habían pujado al origen de la nación por manejar el comercio exterior lo siguieron haciendo ininterrumpidamente. El comercio vencía a la industria. La vaca gorda de la ganadería, del trigo en vastedades infinitas, proveía lo suficiente para una población escasa. El resto miraba de afuera.


El siglo XX se vino con guerras mundiales y cracs financieros que cambiaron los escenarios. La sustitución de importaciones, algo que era conocida en otras latitudes desde hace un siglo o más, desembarca en las ahora pobladas ciudades argentinas. El primer peronismo hace de este discurso un Plan. La industria florece de la mano de una situación internacional que ofrecía poco y caro. A la elite importadora le aparece un competidor por esos dólares que vinieron a sustituir a la libra esterlina. El empresario y con él los trabajadores.

El proceso de industrialización continuó con muchas dificultades, incluso el período 66-69 fue de un retroceso enorme en materia industrial.

El último gobierno de Perón no aumentó ni un dólar la deuda externa y creciendo. Con problemas, ¿cuándo no? Y mucho conflicto político. Al fin de cuentas Ibero América fue campo de batallas del conflicto bipolar Este Oeste, en estrategias de aproximación indirecta. Y en esta estrategia se olvidaron todos los principios republicanos y todos los derechos humanos, pero no nos vayamos por las ramas.
El ’76 fue el inicio del gran crimen social y económico de la nación. La aparición de los petrodólares, abundantes billetes que se respaldaban fundamentalmente en la comercialización del petróleo, se prestaban a tasas bajas. Desde 1976 se instala en la Argentina un gobierno neo-liberal. Los cambios introducidos en aquellos años de plomo se sostuvieron al menos por 25 años. La “claque” de economistas que visitaban los programas de televisión y poblaron los medios respaldó con su discurso simplificador el nuevo modelo.

El modelo de explotación rentística, propio de la producción de materias primas o de “comodities”, recibe un nuevo impulso de la mano de la especulación financiera. Una alianza se forja entre los que antes se contentaban con recibir una renta, incluso sin explotar por si mismos sus campos, y el sistema financiero. Así la especulación cierra un nuevo modelo. Los dólares que deben ingresar por la venta de granos son utilizados para especular contra el gobierno que los beneficia con la apertura de las exportaciones. Como los dólares no alcanzan para sostener esa bicicleta, el gobierno sale a los mercados internacionales a buscar billetes. Las tasas crecen y con el alza de los intereses viene la baja de las persianas.

Nuevamente de la mano de la sustitución de importaciones, los 12 años del 2003 al 2015 fueron los de una lenta edificación de una cultura de la industria nacional. Incompleta por muchas razones. Infinidad de cosas que se importaban hasta hacía unos años comenzaron a fabricarse en el país y un horizonte industrial autocentrado, con alto nivel de empleo y por lo tanto disminución de los indicadores de pobreza comienza a instalarse. A mí me hubiera gustado ver locomotoras saliendo de los talleres tucumanos y rieles de Zapla, pero bueno, la próxima vez seremos mejores.

De la mano de un discurso que se ha convertido en inverosímil, los neo-liberales se instalan nuevamente en el poder y estos más de dos años han brindado una muestra concentrada del modelo, priorizando el endeudamiento sobre la industrialización, eliminando el mercado interno y la capacidad de compra de los trabajadores, abriendo las importaciones de todo y transfiriendo una enorme cantidad de recursos de los que menos tienen a los que todo lo tienen.

El problema más acuciante es que estos dos años están destruyendo al hombre/mujer PyME. Aquel que se la jugó y ve que su inversión y su sueño se le escabulle como arena entre los dedos y por más que apriete el puño al final nada queda. Con el cierre de sus establecimientos decenas de miles de argentinos encuentran que lo obtenido se volvió efímero. No solo los empresarios PyMEs sienten la imprevisibilidad del futuro, el trabajador y las familias comienzan a mirar al costado con miedo y el que tiene trabajo mira atónito el despido de su compañero de línea de montaje preguntándose ¿cuándo me tocará a mí?

Mucho peor que las empresas, lo que se está matando es una generación de corajudos argentinas y argentinos que apostaron sus sueños a construir sobre este País una Nación. Es que los liberales de derecha (¿hay otros?) tienen esa maldita costumbre de codearse con la muerte, la del otro claro.

De allí la urgencia de cambios. Sea que los introduzca el mismo gobierno o que el Parlamento logre frenar, hasta la próxima elección, el daño que se está ocasionando. Porque el verdadero desafío en nuestra Nación es consolidar una burguesía nacional industrial de la mano de un Estado que planifique para crecer y no para esquilmar.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Patrimonio paleontológico de Salta




Dr. Ricardo Alonso
Geólogo







El miércoles 18 de abril de 2018 se llevó a cabo un panel debate sobre "Ética y patrimonio" en la Sala de Sesiones del Palacio Legislativo de Salta, organizado por el Consejo Federal del Folklore de Argentina (Coffar) y por la Cámara de Diputados de la Provincia de Salta. Abrieron el debate, con sendas exposiciones, José de Guardia de Ponté (Coffar) y el diputado provincial Manuel Pailler, representante del Departamento San Martín.

Los panelistas invitados abordaron diversas temáticas sobre la valoración del patrimonio natural y cultural. Entre ellos Claudio Omar Arnaudo (Patrimonio Museístico), Enrique Lima (Patrimonio Arquitectónico), Carlos Trucco (Patrimonio Natural Biológico), Gustavo Flores Montalbetti (Patrimonio Cultural en el Valle de Siancas), Magdalena Barreiro (Patrimonio Arqueológico y Antropológico), Daniel Escotorín (Patrimonio Histórico), Sergio Perotta (Valoración del Patrimonio) y Eduardo Medina (Patrimonios del Interior de la Provincia).

Se realizaron además dos menciones de homenaje, una a Rodolfo Aredes por los 62 años de su obra de ventrílocuo junto al Muñeco Pepito y otra al Lic. Alfredo Tomasini (1939-2017) por su intenso trabajo para desenterrar y poner en valor a la vieja ciudad de Esteco que fuera destruida por un terremoto en 1692. El suscripto fue invitado a exponer sobre el patrimonio paleontológico de Salta y se resumen aquí algunos de los conceptos vertidos.

Desde el Precámbrico

En primer lugar debe tenerse presente que las provincias de Salta y Jujuy forman parte de una sola unidad geográfica y geológica en un mismo segmento de los Andes Centrales del Sur. Se encuentran en ellas representadas rocas que van desde el lejano periodo Precámbrico, pasando por otras del Paleozoico, Mesozoico, Terciario, hasta el relleno moderno de los valles interandinos.

Dentro de esas rocas, formadas en distintas épocas y bajo distintos climas, ora sobre viejos continentes u ora bajo las aguas del océano, se encuentran conservados restos de las faunas y las floras que vivieron en tiempos pretéritos.

Las rocas del Precámbrico, incluidas generalizadamente como Formación Puncoviscana, albergan marcas de gusanos y otros organismos de cuerpos blandos que se arrastraron por los barros del fondo marino y dejaron sus huellas para la posteridad.

Esas rocas forman hoy el núcleo de las principales sierras de la Cordillera Oriental, entre ellas la Sierra de Mojotoro que se extiende al oriente de la ciudad capital de Salta.

Forman parte de las llamadas trazas fósiles y entre ellas se encuentran el Nereites saltensis y las oldhamias radiata y flabellata, considerados entre los fósiles más viejos del país, con más de 500 millones de años de antigüedad.

Paleozoico bajo el mar

En las mismas sierras de la Cordillera Oriental y cubriendo al viejo núcleo precámbrico se encuentran las capas geológicas del Paleozoico inferior, pertenecientes a los periodos Cámbrico y Ordovícico. Entre ellas destacan por su riqueza fosilífera las pertenecientes al Ordovícico inferior y que afloran en todo su esplendor en el cerro San Bernardo.

Allí las capas geológicas contienen no sólo las marcas del oleaje de las playas de aquellos tiempos sino también restos de trilobites (artrópodos), graptolites, bivalvos, gasterópodos, cistoideos, braquiópodos articulados e inarticulados (língulas), microfósiles, entre una extensa variedad de especies de invertebrados marinos.

También se encuentran las cruzianas, que son las marcas que dejaban los trilobites al desplazarse en el barro del fondo de aquellos océanos de aguas frías. Ello ocurrió en una de las tantas veces en que Salta y el norte argentino estuvieron bajo el mar, en este caso unos 475 millones de años atrás. En las lajas de esa época aparecen también unas figuras que la gente llama "helechos fósiles" y que adornan como revestimiento muchas de las paredes de Salta. Se trata de unas mineralizaciones oscuras, de geometría fractal, que reciben el nombre técnico de dendritas de manganeso y son parte de los llamados pseudo-fósiles a los que no debe confundirse con fósiles verdaderos.

Estos y otros temas fueron ya abordados en mi libro: "Rocas y Fósiles del Cerro San Bernardo: Una historia de 500 millones de años" (Crisol Ed., 156 p., 2008, Salta).

Nuestro Cretácico

El norte argentino es también rico en registros de dinosaurios en las capas del periodo Cretácico que afloran ampliamente en toda la región. Precisamente, en estratos calcáreos de antiguas playas, junto a marcas de oleaje y estromatolitos, se han conservado una gran variedad de huellas de dinosaurios tanto herbívoros como carnívoros, así como bípedos y cuadrúpedos.

También se han encontrado sus huesos en el departamento de La Candelaria, especialmente los del Saltasaurus, un titanosaurio que había desarrollado una armadura protectora sobre el lomo para defenderse del ataque de los carnívoros y los de un pequeño "velociraptor", el Noasaurus. Asociados aparecieron restos óseos de numerosas aves que convivieron y se extinguieron con los dinosaurios: las enanthiornites.

Un resumen sobre ese mundo asombroso se encuentra desarrollado en dos de mis libros: "Dinosaurios Salteños y Argentinos. Un Fascinante Capítulo en la Historia de la Tierra" (Crisol Ed., 180 p., 2007, Salta) y "Dinosaurios: Los Reyes del Mesozoico" (Mundo Editorial, 162 p. 2012, Salta).

La edad de hielo

También es remarcable la presencia en Salta de restos de grandes mamíferos del Pleistoceno, que aparecen en el material de relleno de los valles, entre ellos los mastodontes, megaterios y gliptodontes de la megafauna cuaternaria que se extinguieron unos 10.000 años atrás. Son los animales popularizados en la película "La Edad de Hielo", cuyos últimos representantes convivieron con los primeros paleoindios cazadores-recolectores que arribaron al continente.

A pesar de la riqueza paleontológica, no existe un museo que atesore esos restos fósiles de las distintas épocas geológicas que se conservan en las montañas, valles y llanuras del territorio salteño. El profesor Amadeo R. Sirolli (1900-1981) lo intentó con el Museo de Ciencias Naturales, en el Parque San Martín, que inició sus actividades en la década de 1950. Allí se exponían muestras de rocas, fósiles, minerales, petróleos, objetos arqueológicos, flora y fauna, que eran un verdadero atractivo y disparador de vocaciones. Entre los imanes pedagógicos se encontraban un gliptodonte, un colmillo de mastodonte, el niño cíclope y la anaconda de Orán. Es importante destacar que un fósil suelto, sin ubicación y fuera de contexto, tiene apenas un valor simbólico. Además que no todo fósil tiene valor patrimonial. 

Florentino Ameghino primer director del
Museo de Paleontología de Córdoba, fundado el 23 de Junio de 1883
En Salta los ríos acarrean millones de rodados que están llenos de invertebrados fósiles, especialmente conchillas marinas y trilobites, arrancados a las montañas por las fuerzas de la erosión y que no tienen otro valor que no sea el estético o educativo. 

Otros fósiles tienen una enorme importancia por ser piezas únicas, raras y representativas de una formación rocosa y de un tiempo dado. La actividad paleontológica está regulada por la ley nacional 25.743/03 y la Autoridad de Aplicación en Salta es el Museo Antropológico del Norte Juan Martín Leguizamón. 

El tráfico de fósiles está penado por la ley. Tal como señalaron los organizadores: “La acción de preservar consiste en cuidar, amparar y defender con anticipación, con el objetivo de evitar un eventual perjuicio o deterioro. Y si hablamos de patrimonio estamos hablando no de un producto sino de un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten para su beneficio a las generaciones futuras. Es una esencia, una fuerza que determina nuestra identidad y nuestra forma de ser y de sentir. Es algo que no se vende ni se compra”. Los panelistas invitados coincidieron en que no se valora lo que no se conoce y debería existir una sinergia de voluntades en la preservación o conservación patrimonial. La tarea de maestros y profesores resulta esencial para hacer comprender y valorar el inmenso patrimonio natural y     cultural con que cuenta Salta.

En plena Pandemia, ¡A reformar la Constitución se ha dicho!

Lic. Félix González Bonorino Sociólogo Nos llega la noticia de que el Gobierno Provincial ha pesentado su propuesta de modificac...