Dr. Julio Moreno, 18/may/2012 para El Tribuno
En nuestro país el nivel de inversión en las últimas décadas se ha mantenido entre un 20% a un 25% del PBI.
Los últimos datos de la Cepal sobre las Inversiones Extranjeras Directas (IED) muestran una tendencia declinante.
El viceministro de Economía y la presidenta del Banco Central de la República Argentina opinan que la inflación que padecemos los argentinos es una consecuencia de la falta de inversiones y no es producida por las políticas expansivas que utiliza el Gobierno.
Es decir, responsabilizan por la inflación a los empresarios que no invierten lo suficiente, culpándolos de generar las condiciones para que por la falta de oferta los precios tiendan a subir, ya que el Gobierno está empeñado en garantizar una fuerte demanda de bienes y servicios.
En este esquema de razonamiento me permito citar un ejemplo muy simple. Lo que afirman los funcionarios equivale a decir que si una familia pudo durante el 2011 comprar con 10 pesos dos kilogramos de pan, y durante el 2012, con el aumento de sus remuneraciones, dispondrá de 12 pesos para comprar pan, si el panadero no aumenta su producción (inversión), la familia pagará un 20% más caro el precio de sus dos kilos solamente porque aumentó la demanda y la oferta de pan no la acompañó. En su interpretación, si el panadero hubiera aumentado un 20% su producción, no tendría por qué subir el precio.
Los empresarios no piensan de la misma manera. Los argumentos para justificar la falta de las inversiones necesarias son muchos. En primer lugar afirman que la rentabilidad ya no es la misma. La lista continúa con la falta de seguridad jurídica, el aislamiento internacional, la incertidumbre, el retraso cambiario, el aumento del costo del capital y las restricciones energéticas, entre los más importantes.
Aunque no lo reconozca el Gobierno, también es causal de inflación la emisión monetaria para financiar gastos y los grandes estímulos a la demanda (por ejemplo los subsidios y los planes sociales). Es decir, no es una sola causa la que genera inflación, sino que son varias.
Si el Gobierno decide bajar la inflación, debe reducir la emisión monetaria y disminuir los gastos que realiza. Y por supuesto, generar un shock de inversiones para que los empresarios puedan acompañar el crecimiento de la demanda.
Inversiones y crecimiento
Después de comparar en varios países la tasa de crecimiento de su economía con su nivel de inversión respecto al producto bruto interno (PBI), observamos lo siguiente: cuando las inversiones van del 20% al 25% del PBI, la economía tiene un crecimiento de entre el 3 al 5%. Los que invierten del 25% al 30%, crecen entre un 5% y un 7%; y los que invierten del 30% al 50%, pueden llegar a crecer del 8% al 11%. Como ejemplo podemos citar a China, que invierte un 45% de su PBI.
En nuestro país el nivel de inversiones en las últimas décadas se ha mantenido entre un 20% a un 25% del PBI (sin computar las crisis), siendo las más importantes:
a) la construcción que representa aproximadamente un 58% de la inversión bruta total, y
b) la importación de bienes de capital (maquinaria y equipos) con el 25%, quedando solo un 17% para las restantes inversiones.
Es importante destacar que las inversiones en construcción -a pesar de que esta actividad es una de las mayores generadoras de trabajo- no es autosustentable, ya que depende de la intención de los inversores públicos o privados y tienen un principio y fin. Sería interesante que el grueso de las inversiones sean emprendimientos que perduren a través del tiempo y generen trabajos genuinos. Es todo un desafío.
El Estudio Orlando Ferreres & Asociados elabora un índice de inversiones internas brutas mensual (IBIM), determinando que en términos de volumen físico las inversiones durante marzo de 2012 cayeron un 5,3% respecto al índice del año anterior.
Los síntomas de enfriamiento o amesetamiento de la economía ya empezaron a sentirse. Si se enfría significa que disminuirá la actividad, lo que por lógica significa que los comerciantes venderán menos y el Gobierno recaudará también menos. El resultado: mucha gente quedará sin trabajo y buscarán planes sociales o subsidios. Esto implica que aumentarán los gastos del Estado, y entraríamos en un círculo difícil de salir por el alto costo social que representa.
Varios economistas estiman que durante este año nuestra economía crecerá entre un 2% a un 3% y el nivel de inversión respecto al PBI rondará el 22%. En este contexto, son varias las razones para pensar que la inversión privada no crecerá significativamente este año como lo espera el Gobierno.
Inversión extranjera directa
Los últimos datos de la Cepal sobre las inversiones extranjeras directas (IED) ratifican la tendencia declinante de estas inversiones. El organismo determinó que a mediados de la década pasada, del total de las inversiones realizadas en nuestro país el 10% correspondían a las IED. En cambio, actualmente solamente son el 7%.
Esa misma fuente informa que durante el 2011 las IED en Latinoamérica aumentaron un 31%, y la región fue la de mayor crecimiento a nivel global. Pero el crecimiento de estas inversiones en Argentina solo fue del 3%.
La expropiación de YPF puede marcar un antes y un después de las inversiones extranjeras directas (IED). Por un lado están los que piensan que es un cierre inexorable directo a las oportunidades de inversiones extranjeras. En cambio otros opinan que YPF puede ser un disparador para estas inversiones, ya que las oportunidades de negocios en petróleo y gas son enormes. Hay que recordar que Argentina cuenta con la tercera reserva mundial comprobada de shale-gas.
Las inversiones actualmente muestran una tendencia declinante. La inflación de los últimos doce meses fue de al menos 21,2% y la devaluación de nuestra moneda del 8,1%. Es evidente que esto quita competitividad a nuestra producción.
El cerrojo cambiario para evitar la fuga de divisas, el enfriamiento de la economía, las paritarias aún sin definir, los conflictos sociales, la disminución de nuestra producción agrícola y la falta de inversiones, son algunos de los temas que deberán resolverse en los próximos meses que, les aseguro, serán bastante dinámicos.
Pensando el futuro regional desde el disenso. Las ideas expresadas son exclusiva responsabilidad de los autores. De ninguna manera reflejan una opinión grupal, colectiva ni tampoco del administrador del Grupo.
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