Felipe Medina |
«El futuro de la
humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes
potencias y las elites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su
capacidad de organizarse y también en sus manos que riegan con humildad y
convicción este proceso de cambio» (Discurso en el Segundo Encuentro mundial de
los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de
2015)
Quienes
hemos tenido la experiencia de la desocupación alguna vez en la vida, sabemos
lo que significa quedarse sin piso, no saber dónde estamos parados, y sin
horizonte, no tener un rumbo claro a donde ir. Esa sensación de nada y vacío es
crucial.
Crucial
nos hace referencia a una cruz, a un cruce de caminos, a una crisis, una
auténtica encrucijada. Y frente a la
incertidumbre podemos tomar varias actitudes, la de volver atrás y no optar por
ningún camino nuevo, la de quedarnos paralizados en el cruce de caminos, con
una gran depresión, u optar por nuevos caminos, aventurar nuevas vías. Una
encrucijada es un desafío y una oportunidad. Y lo primero que debemos hacer es
desamarrarnos, quitarnos las cadenas de cualquier tipo de esclavitud que no nos
permita movernos. Nos paraliza el miedo,
miedo al fracaso, miedo a lo nuevo. El miedo impuesto. Nos paraliza la
ansiedad que provoca no tener todo lo que nos ofrece la sociedad de consumo, lo
último o lo que consideramos mejor en todas las cosas que creemos poseer. La
libertad que nos regaló Dios o la vida nos permitiría seguir caminando.
En
nuestro país muchos compatriotas, hermanos argentinos están frente a una gran
encrucijada, no querida o buscada, a veces, impuesta por las circunstancias
económicas o políticas. Han perdido su empleo, se ha precarizado su situación
laboral y social, han padecido conflictos personales o familiares por
cuestiones de droga, alcohol, accidentes, mayor pobreza por el aumento del
costo de vida, cambio de colegios privados a escuelas públicas por razones
presupuestarias, y podríamos enumerar, así, miles de razones por la que entramos en
crisis. El sinceramiento o crecimiento de una pobreza extrema e inexplicable en
un país naturalmente rico. En una sociedad en crisis sin percibir el horizonte
la gente tiende a ponerse nerviosa y se torna violenta.
Pienso
que es importante hacer un balance de nuestro año, a nivel personal, familiar y como sociedad de
las oportunidades que hemos tenido en nuestras manos, de cómo hemos llevado
adelante la crisis propia y de la familia. Ello nos permitiría saber donde estamos
parados y hacia dónde vamos. Y debemos hacerlo
durante este mes de noviembre, ya que diciembre es un mes lleno de compromisos,
de cancelar deudas, preparar las fiestas, algunos las vacaciones; cosas que
tienden a ponernos un poquito o quizás demasiado nerviosos y tensos.
En este mes debemos hacer un alto, como un
viaje al interior de nuestra mente y nuestro corazón, revolver nuestros
recuerdos, los buenos y los malos. Mirar cómo hemos caminado en lo personal,
profesional, laboral, familiar y social.
Y
un breve balance social a nivel de país es el grave sinceramiento de las
estadísticas de la pobreza, el avance descontrolado del narcotráfico, el
crecimiento de la inseguridad y la falta de reactivación de la economía, tan
esperada en el segundo semestre, sin olvidar los tarifazos e impuestazos que
crearon una gran incertidumbre entre los votantes por el cambio. Y por encima
de ese balance negativo debe estar nuestra esperanza activa, sabiendo que
cualquier cambio no depende sólo del Estado o de los políticos, como decimos
generalmente. Depende de cada uno de nosotros, de nuestra actitud frente a la
vida. Como dice el Papa Francisco, " las soluciones reales
a las problemáticas actuales no van a salir de una, tres o mil conferencias:
tienen que ser fruto de un discernimiento colectivo que madure en los
territorios junto a los hermanos, un discernimiento que se convierte en acción
transformadora «según los lugares, tiempos y personas» como diría san Ignacio."
(Discurso a los MP en Roma 2016)
La clave de nuestro balance sea personal, familiar o social es la
esperanza, insisto, esperanza activa, conciencia de que todo puede ser mejor si
somos capaces de poner nuestra propia existencia y la de los demás,
especialmente a los más pobres, al
hombro sin esperar que nos llueva todo de arriba. A un mes y días de terminar
el año 2016, tengamos el coraje de enfrentar nuestra propia historia, de dónde
venimos, donde estamos parados y hacia dónde vamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario