Felipe Hipólito Medina |
“La
No-Violencia: un estilo de política para la paz” (Papa Francisco)
“Nos dirigimos a
todos los hombres de buena voluntad para exhortarlos a celebrar «El Día de la Paz»
en todo el mundo, el primer día del año civil, 1 de enero de 1968. Sería
nuestro deseo que después, cada año, esta celebración se repitiese como
presagio y como promesa, al principio del calendario que mide y describe el
camino de la vida en el tiempo, de que sea la Paz con su justo y benéfico
equilibrio la que domine el desarrollo de la historia futura.
Nos pensamos que
esta propuesta interprete las aspiraciones de los Pueblos, de sus Gobernantes,
de las Entidades internacionales que intentan conservar la Paz en el mundo, de
las Instituciones religiosas tan interesadas en promover la Paz, de los
Movimientos culturales, políticos y sociales que hacen de la Paz su ideal, de
la Juventud, —en quien es más viva la perspicacia de los nuevos caminos de la civilización,
necesariamente orientados hacia un pacífico desarrollo—, de los hombres sabios
que ven cuán necesaria sea hoy la Paz y al mismo tiempo cuán amenazada.” Así
comienza la carta del Papa Pablo VI en 1968 cuando convocaba a la primera
jornada mundial por la Paz, y los siguientes pontífices siguieron con esta
tradición de orar y generar actividades que promuevan la paz y la conciencia de
trabajar todo el año por la paz entre los pueblos y naciones. Tanto Juan XXIII
como Pablo VI fueron grandes maestros de la Paz. Juan Pablo II fue un gran
promotor de diálogo y paz, entre las naciones y sobre todo entre las
religiones. El papa Francisco tomó a la
Paz como el eje de su programa pastoral convocando a todas las religiones a
orar y trabajar por la paz mundial, conciente de que vivimos en un clima de guerra
mundial no convencional; “una tercera guerra mundial por partes”, dirá el mismo Papa.
Este año ha
convocado a la 50ª jornada mundial por la paz para el 1 de enero de 2017
con el lema “La No-Violencia: un estilo
de política para la paz”.
Francisco nos recuerda que “la violencia y la
paz están en el origen de dos maneras opuestas de construir la sociedad. La
proliferación de brotes de violencia da origen a gravísimas y negativas
consecuencias sociales. ‘Una tercera guerra mundial por partes’”, es la
expresión que ha utilizado en distintas
ocasiones para referirse a los diversos conflictos que ocurren en el mundo.
La paz tiene
consecuencias sociales positivas y permite realizar un verdadero progreso. Por
lo tanto, debemos movernos en los espacios de lo que es posible, negociando
vías de paz, incluso ahí donde las dichas vías parecen ambiguas e
impracticables, dirá el Papa. De esta manera, “la no-violencia podrá adquirir
un significado más amplio y nuevo: no solo como aspiración, deseo, rechazo moral de la violencia,
de las barreras, de los impulsos destructivos, sino como enfoque político real
y realizable, abierto a la esperanza”.
“Se trata de un
método político fundado en la primacía de la ley. Si se salvaguardan los
derechos de cada persona y la igual dignidad de cada uno sin discriminación ni
distinción, la no-violencia, entendida como método político, puede constituir
una vía realista y llena de esperanza para superar los conflictos armados. En
esta perspectiva, es importante que siempre se reconozca la fuerza del derecho,
en vez, del derecho de la fuerza”.
Con este
mensaje, el Papa Francisco desea indicar un ulterior paso, un camino de
esperanza conforme a las presentes circunstancias históricas: para obtener la
resolución de las controversias a través de la negociación, evitando que se degeneren
en conflictos armados. El diálogo es el nombre propio de la Paz. La no
violencia debe ser más que un anhelo o deseo, deben actuar para combatir el
tráfico de armas.
Con la paz se
puede proyectar un futuro diferente, se vive un presente con esperanza y
alegría, sin temores. En un ambiente de paz se puede pensar en el mañana y
comenzar a construir el futuro inmediato y a largo plazo con proyectos que
mejoren la calidad de vida material y espiritual de los pueblos. Construir
sobre la paz es pensar en un mundo sin armamentismo y son drogas ni
narcotráfico. Es pensar en pueblos alegres, generosos y sin miedos. Es pensar
en jóvenes y niños valientes y altruistas.
Feliz año nuevo
a todos los que escucharon, criticaron, difundieron y agradecieron este espacio
de reflexión. Mucha paz en los corazones y en los hogares, muchas paz en la
ciudad. Feliz año nuevo.