martes, 30 de octubre de 2012

Paisajes góticos en el norte argentino

Dr. Ricaro Alonso, 29/oct/2012 para El Tribuno

Franz Khn (1878-1945), el padre de la geografía física argentina, quedó fuertemente impactado por los paisajes del norte argentino durante sus numerosos viajes de exploración geográfica a principios del siglo XX. Uno de sus trabajos está dedicado a la Quebrada de Humahuaca y fue publicado en 1923 bajo el título de “Algunos rasgos morfológicos de la región de Omaguaca”. Le llama la atención, entre otros rasgos del paisaje, las formas de erosión que recuerdan a catedrales góticas. Veamos como lo escribe Khn “...paredes abruptas, modeladas en la forma más extraña por las aguas pluviales que trazan millares de surcos paralelos o convergentes, aspecto que no puedo caracterizar mejor que por estilo gótico” (p. 188). E ilustraba su aserto con una fotografía tomada en la Quebrada de Purmamarca, donde los viejos depósitos fluviales aparecen en barrancas fuertemente erosionadas que dejan surcos, cárcavas y un conjunto de pilares que seguramente le recordaban las viejas catedrales góticas de su Alemania natal (p. 189, figura 6). 

El arte gótico es un estilo que se desarrolló en Europa occidental durante los últimos siglos de la Edad Media, desde mediados del siglo XII hasta la implantación del Renacimiento. Los esbeltos pilares contribuyen a crear efectos de verticalidad, que constituye la expresión más intrínseca de la arquitectura gótica. La naturaleza, a través de los materiales rocosos y las condiciones del clima, genera también una bella arquitectura, que en algunos paisajes del norte argentino recuerdan fuertemente el “estilo gótico” tal como lo definiera con precisión Khn en 1923 y que sin embargo se ha perdido en la geomorfología moderna. La Puna, las quebradas y los valles semiáridos del norte argentino, donde aparecen rocas jóvenes del Terciario o los materiales aluviales del Cuaternario, se prestan a la aparición de los llamados paisajes de “bad lands” o tierras malas. Son equivalentes a las huayquerías de Mendoza. Las rocas del Terciario, formadas por camadas de gravas y camadas intercaladas de materiales finos (arenas, limos y arcillas), se superponen unas con otras, están inclinadas por los movimientos tectónicos andinos y representan los depósitos de antiguos lechos fluviales. A raíz del clima están expuestas a largos periodos secos con una corta estación lluviosa. Cuando son sometidas a la erosión por las lluvias, las capas más sueltas o friables se lavan y las más firmes o cementadas resisten y darán una alternancia de crestas filosas y de surcos.

Estas entrantes y salientes hacen que esos terrenos sean intransitables y no aptos para ningún aprovechamiento económico que no sea precisamente el turístico y el paisajístico. Entre las numerosas formas y geoformas que constituyen un paisaje gótico se tienen los “Tubos de Órgano”, “Pilares de Tierra”, “Pirámides”, “Penitentes de Tierra”, “Damas con sombrero”, “Demoiselles Coiffées” (pináculos con techo), a los que hay que agregar los surcos y torrenteras, las cárcavas y barrancas, entre otros rasgos erosivos. Los tubos de órgano hacen referencia a su parecido con el instrumento musical de viento llamado órgano, que consta de largos tubos paralelos y verticales muy comunes en las viejas iglesias y catedrales de Europa. En algunas barrancas de materiales sueltos o poco consolidado se producen surcos verticales, paralelos, con grandes parecidos al órgano y que por analogía han sido llamados “tubos de órgano”. Se aprecian muy bien en proximidades de Tumbaya y también en las barrancas amarillas de la margen derecha del río Mojotoro, aguas abajo del Angosto. 

Los pilares de tierra son también producto de la erosión y aparecen en algunos paisajes con rocas volcánicas de la Puna y también en capas rojas como las que se ven camino a Cafayate. Pueden dar incluso un efecto de “bosques de piedra”, como se aprecia en rocas volcánicas (ignimbritas) de la Puna jujeña, entre ellas en Orosmayo. Las pirámides tienen una forma de caras triangulares que se reúnen en un vértice. El Obelisco camino a Cafayate representa una pirámide y las hay también en muchos otros lugares, pero de menor tamaño. Otra forma “gótica” curiosa son los penitentes. Los más famosos son los penitentes de nieve en algunas montañas altas de la Cordillera Andina, producidos por la evaporación de la nieve en el aire seco y la irradiación solar. Tienen la forma de conos agudos, de distintos tamaños, y forman un agrupamiento numeroso, tal como se los ve en el Campo de los Penitentes en Punta de Vacas (Mendoza). También aparecen en los cerros nevados de la Puna. El hecho de ser cónicos y blancos recuerdan a los monjes penitentes de Semana Santa. A estas mismas geoformas las encontramos en tierras marrones o rojizas, donde el agua y el viento las modelan, como sucede en algunos lugares de la Puna, por ejemplo en el camino a Tolar Grande. 

El aspecto nocturno, bajo la luz de la luna, confiere al paisaje un profundo misterio, aumentado por el permanente silbido del viento y la forma laberíntica de sus senderos interiores. También son muy llamativos ciertos conos o pilares terminados en una roca chata que los ha protegido de la erosión. Ellos recuerdan a elegantes damas con sombreros y es la razón del nombre con que fueron designados (“Damas con sombrero”). Un rasgo erosivo similar son los pináculos con techo llamados en francés “Demoiselles Coiffées”. Este tipo de formas, comunes en algunos depósitos de fanglomerados de viejos volcanes de barro, aparecen en varias quebradas profundas del norte argentino (Humahuaca, El Toro, Escoipe, etcétera). El fenómeno de formación tiene que ver con el tipo de materiales, donde aparecen bloques mezclados con gravas y una mezcla de arenas y arcillas. El clima seco durante gran parte del año solo permite algún trabajo del viento. Con su llegada, las lluvias lavan el material, pero las piedras actúan como sombreros protectores. Un fenómeno que hace avanzar las distintas formas comentadas es la levigación o lavado de las arcillas, que son desleídas y separadas fluyendo a favor de la pendiente. 

El “Paso de las Flechas”, en Angastaco, muestra esas capas triangulares góticas que se elevan al cielo. En la Quebrada del Toro, entre Gobernador Solá y Alfarcito, hay también excelentes ejemplos de paisajes góticos, entre ellos el lugar conocido como Las Agujas. Así muchos paisajes del norte argentino semejan catedrales góticas con sus monjes penitentes que llegan en procesión, lo cual se realza de noche a la luz de la luna y crea un efecto fantasmagórico.

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