viernes, 26 de octubre de 2012

La deuda externa y la intraestatal

Por Dr. Julio Moreno, 26/oct/2012 para El Tribuno


Después de analizar el embargo en Ghana a nuestra emblemática Fragata Libertad por un fondo buitre, y al margen de considerar si es legal o no, si es ético, si corresponde o no por las características de la nave, si un tribunal superior puede o no influir para que nos la devuelvan o si corresponde que el honor de todos los argentinos esté primero, empecé a preocuparme por nuestra deuda externa e interna.
Cada vez son más los economistas que opinan que el Gobierno al mostrar un presupuesto equilibrado, es decir los recursos totales son superiores a los gastos totales, está omitiendo, primero, mencionar los intereses que devenga nuestra deuda, en este caso, los números pasarían a ser negativos.
Y, segundo, para seguir manteniendo ese “superávit fiscal primario” (ingresos menos egresos antes del pago de intereses), se contempla la refinanciación de la deuda pública que se debería pagar en ese ejercicio. Es decir, no figura esa deuda como una obligacion a pagar porque se contrae una nueva deuda, esa fue la metodología que se usó en el presupuesto 2012.
Habría que analizar el presupuesto 2013 a ver si se mantiene este mismo criterio o preguntarle a nuestros diputados nacionales que ya lo aprobaron y se supone que lo analizaron en profundidad.
Dicho de otro modo, la deuda que vence en el período, una parte se refinanciará contrayendo más deuda, por lo tanto no se incluyen los pagos como egresos. Si suprimimos esta estrategia, se puede afirmar que en el presupuesto no hay ni superávit fiscal ni equilibrio fiscal como creemos que sucede.
Deuda intraestatal
Sabemos que las principales fuentes de financiamiento interno del Gobierno son la Administración de Seguridad Social (ANSES), las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), las disponibilidades del Banco Nación y los sobrantes temporarios de caja de los organismos nacionales como AFIP, Lotería Nacional, PAMI y otros. A esto le llamamos la deuda intra-
Estado.
Actualmente el 55% del Fondo de Sustentabilidad de la ANSES está prestado a la Tesorería Nacional en la forma de Títulos Públicos emitidos por el Gobierno, recordando que estos son el dinero de los jubilados que lo administra el Estado.
Lo mismo pasa con las reservas del BCRA, que están para respaldar la base monetaria, o con las disponibilidades del Banco Nación, que sirven para otorgar créditos productivos a la actividad privada.
Es riesgosa y hasta peligrosa la maniobra de entregar y empapelar con Títulos del Tesoro a los organismos mencionados (ANSES, BCRA, etc.) ya que estos administran dineros que no son propios ni discrecionales del Gobierno Nacional.
Si seguimos analizando, observamos que el Estado no tiene capacidad de pago demostrada para pagar la deuda intra-Estado y que está especulado con la inflación para que se licúe en el tiempo el valor de los títulos que emite (si la inflación anual es del 25% en 4 años el valor nominal será cero).
Una deuda impagable
A pesar de que el Gobierno niega problemas con nuestra deuda, observamos que esta ha sido el principal factor, entre otros, del déficit en nuestra Balanza de Pagos ya que con el excedente de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) no alcanzarán los dólares para pagar los servicios financieros de la deuda (intereses) y si a esto le sumamos la fuga de divisas, la situación se torna aún más complicada.
Tampoco le alcanzarán las divisas para poder pagar las importaciones de bienes de capital e insumos para incrementar nuestra producción nacional.
Por estas razones el Gobierno tomó medidas de emergencia financiera para conseguir el dinero que se necesita, entre ellas citamos:
a) Emisiones de pesos para poder realizar el gasto público y comprar dólares
b) Préstamos de las divisas que posee como reservas el Banco Central de la República Argentina para el pago de deuda externa.
c) Cepo cambiario y trabas a las importaciones para juntar los dólares necesarios y poder cumplir con los compromisos contraídos en esa moneda.
d) Negación de la verdadera inflación interna para, entre otras cosas, disminuir los pagos de deuda ajustados con el índice de aumento de precios
e) Falta de reconocimiento público de la deuda por parte del Gobierno, que servirá para que todos sepamos la verdadera situación.
Las medidas para obtener fondos de este Gobierno forman parte de un sistema permanente de endeudamiento en nuestro país, y vemos que no solo es de esta gestión.
Ya la historia de estos últimos años lo demuestra. Recordemos el discurso sobre la deuda externa del exministro de Economía Martínez de Hoz durante el proceso militar; los acuerdos de refinanciación en Nueva York (1985-1987) durante el gobierno de Ricardo Alfonsín; la firma del Plan Brady (1992-1993) de Menem-Cavallo; el Megacanje de deuda(2001) de De la Rúa- Cavallo; y la renegociación de la deuda externa (2005) que a pesar de haber sido exitosa, ha fracasado por la imposibilidad de pago (Club de París) por la cual seguimos en default. Todos estos hechos nos demuestran que la deuda pública también fue preocupación de varias gestiones.
La abultada deuda externa y ahora el aumento significativo de la deuda intra-Estado, y aunque el Gobierno se niegue a reconocer y a aportar datos, tiene consecuencias diversas.
Entre ellas podemos citar: 1) pérdida del crédito internacional por no poder pagarla; 2) desfinanciamiento del sistema previsional; 3) descapitalización del Banco Central de la República Argentina (BCRA), y 4) el aumento del endeudamiento permanente ocasionado por la emisión inflacionaria de dinero para pagar la deuda y gastos del Gobierno.
Es mucho lo que se dice de la deuda soberana, si es legal o no, si se debe pagar la deuda que poseen los fondos buitres, cómo y con qué moneda se debe cancelar, etcétera. Sería interesante que nuestro Gobierno y la oposición traten de buscar la forma de sincerarla y saldarla, siendo el objetivo seguir creciendo con una estrategia consensuada. Podremos lograr así que sea el nacimiento de una nueva política de Estado. ¿Se podrá?

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