lunes, 24 de octubre de 2016

Los sabios suizos del Perito Moreno

Ricardo Alonso

El Tribuno


Tal como había hecho en su tiempo Urquiza con la contratación de sabios franceses, o Mitre con los italianos o Sarmiento con los alemanes, Moreno se enfocó en conseguir e invitar a trabajar en nuestro país a científicos suizos.





Francisco Pascasio Moreno (1852-1919), pasó a la historia como el Perito Moreno y es recordado por sus trabajos en torno de la demarcación del límite con Chile en la Patagonia Austral. Sin embargo fue un enciclopedista que abarcó varias áreas del conocimiento, especialmente geografía, antropología, paleontología, geología, arqueología entre otras. De sus múltiples expediciones trajo numerosos objetos humanos y fósiles que hoy se atesoran en museos nacionales e internacionales. Fue el fundador del Museo de La Plata, considerado como uno de los más importantes del mundo.
Hacia finales del siglo XIX Moreno era el director y como subdirector se encontraba nada menos que Florentino Ameghino, quien daría prestigio universal a la ciencia argentina. A la sazón el museo adquirió en 18.000 pesos de la época la valiosa colección de mamíferos fósiles de Ameghino, quien había puesto a la Argentina en un lugar preponderante en el estudio de las faunas fósiles que poblaron el continente luego de la extinción de los dinosaurios.
Moreno quería que el museo descollara por sus investigaciones científicas. Siguiendo ejemplos anteriores, tal como había hecho en su tiempo Urquiza con la contratación de sabios franceses, o Mitre con los italianos o Sarmiento con los alemanes, Moreno se enfocó en conseguir e invitar a trabajar en nuestro país a científicos suizos.
Fue así como llegaron a La Plata importantes estudiosos que dejaron una huella imperecedera en sus estudios y escritos científicos. Entre ellos se tiene a Carl Burckhardt (1869-1935), discípulo de Karl von Zittel y Eduard Suess, que llegó a nuestro país y realizó estudios geológicos en la región cordillerana mendocina. Propuso la antigua existencia de un continente Pacífico. Realizó detallados perfiles mostrando la posición de las rocas, su composición y presencia de fósiles publicando secciones y dibujos que son hoy clásicos de referencia. Finalmente se radicó en México, donde continuó una carrera exitosa y se lo homenajeó con la designación de un nuevo mineral, la burckhardita.
Otro fue Kaspar Jakob Roth-Schuetz (1850-1924), nacido en Herisau, Suiza, que castellanizó su nombre como Santiago Roth y acompañó a Moreno como perito en los límites con Chile. Se dedicó a la paleontología y realizó numerosos hallazgos. Entre ellos se destaca el "Hombre de Pontinelos" que habría sido contemporáneo de los últimos grandes mamíferos del Pleistoceno. Efectivamente los restos humanos estaban asociados con los de un gliptodonte, probando la contemporaneidad de ambos. Recordemos que esta era una temática de moda ya que Ameghino planteaba que el hombre se había originado en América del Sur y más específicamente en Argentina lo que le valió la crítica mundial y la desacreditación de su obra. En gran parte ello se relacionaba en sus disputas con la iglesia católica que no le perdonaba esas "herejías".
Roth se dedicó a realizar grandes colecciones de mamíferos fósiles argentinos que vendió a distintos museos de Europa. El famoso geólogo y profesor Albert Heim influyó para que la Confederación Suiza y el Cantón de Zurich le compraran su colección Nº 5, la cual se conserva en el Museo Zoológico de la Universidad de Zurich. Además aprendió de Heim el tema de las aguas subterráneas y su búsqueda, conocimientos que aplicó ampliamente en nuestro país. Dirigió más de un centenar de perforaciones en busca de agua en BUENOS AIRES e incluso se trasladó con igual fin a Santiago del Estero. Realizó numerosas campañas exploratorias a la Patagonia, entre ellas con otro suizo: Florentino Machon. Fue Roth quien dio nombre a un grupo de mamíferos fósiles exclusivos de América del Sur a los que llamó notoungulados.
En una campaña a Salta enfermó de Malaria y falleció al poco tiempo.
También en el área de la paleontología se contó con Alcides Mercerat, otro de los suizos reclutados por Moreno. Mercerat realizó numerosas expediciones en busca de fósiles a la Patagonia. Sus mayores aportes fueron en el descubrimiento de aves extintas del Cenozoico, resultando uno de los pioneros en el tema. No tenía buena relación con otros investigadores, especialmente con Ameghino con quien se llevaba mal. El suizo Leo Wehrli- Frey (1870-1954), se especializó en geología y realizó estudios de la alta cordillera argentino-chilena, con perfiles transversales y descripciones de rocas. Trabajó especialmente con el ya mencionado Burckhardt.
También suizo fue Enrique A. S. Delachaux (1864-1908), quien se especializó en cuestiones geográficas y geodésicas. Trabajó junto al Perito Moreno en la documentación cartográfica que permitiera la división demarcatoria con Chile en la zona sur, especialmente lo referente a la divisoria de las aguas (Divortium Aquarum). Era un excelente cartógrafo y preparó numerosos mapas y atlas del territorio argentino. También preparó un trabajo sobre la Antártida en 1904. Sus investigaciones en las sierras de Lihuel- Calel (La Pampa), lo llevaron a consumir aguas amargas que le generaron una grave enfermedad. La muerte lo sorprendió mientras trabajaba en el gran mapa de la República Argentina que se iba a presentar por cuenta y orden del Instituto Geográfico Militar para el centenario de 1910.
Otros numerosos científicos europeos llegaron atraídos por la magnífica capacidad de gestión del Perito Moreno, entre ellos F. Favre, W. Paulcke, O. Wilckens, F. Lahille y H. Ihering, quienes estudiaron distintos aspectos de la geología y la paleontología pampeana, cordillerana y patagónica. Es importante señalar que Moreno fundó el Museo de La Plata en septiembre de 1884, luego de un viaje a Francia y cuando contaba con 32 años de edad.
Su objetivo era muy claro en el sentido que el museo estaba destinado “a reunir, estudiar y divulgar materiales para la Historia Física y Moral del Continente Sud-Americano” y “el plan adoptado abarcaba el estudio bajo el punto de vista geológico y geográfico, de la parte de la corteza terrestre que hoy forma el continente Sud-Americano”.
Es importante destacar la presencia del alemán Rodolfo Hauthal (1854-1928), quien fue designado en 1891 como Encargado de la Sección Geología y Mineralogía del Museo de La Plata. Para poder actuar en la comisión de límites, a la que fue incorporado como geólogo, Hauthal se hizo también ciudadano argentino. En 1898 le fue confiada la Cátedra de Geología y Botánica de la Universidad de La Plata. Realizó investigaciones en la alta cordillera y Patagonia, describiendo formaciones geológicas y fósiles. Fue el primero en escalar numerosos cerros, entre ellos el Nevado de Famatina (6150 metros) en 1895 y el Volcán Lanín (3800 metros) en 1896. Además es recordado por los famosos hallazgos en el extremo sur de la Patagonia donde se encontró una cueva de la edad de hielo que conservaba restos de mamíferos extintos del grupo de los perezosos y que habían convivido con el hombre prehistórico.
Se recuperaron pieles y restos de excrementos fósiles que fueron derivados a distintos museos del mundo. La caverna del seno de Última Esperanza y su valioso tesoro paleontológico dieron lugar a numerosas ficciones sobre la presencia en algún lugar de monstruos antediluvianos vivientes y a expediciones que llegaron desde todos lados a buscarlos.
Francisco P. Moreno está considerado como uno de los próceres civiles de la República Argentina. Su legado fue abordado por decenas de investigadores interesados en la historia de la ciencia en nuestro país, entre ellos Silvia Carrasquero y los científicos reunidos en septiembre de 2016, en La Plata, en el marco del Cuarto Congreso Argentino de Historia de la Geología 

martes, 18 de octubre de 2016

El extraño destino de José M. Sobral

Ricardo Alonso




Un científico extraordinario cuya vida testimonia la ceguera de la dirigencia argentina, en su caso, la Armada, para vislumbrar el valor del conocimiento.






José María Sobral fue alférez de la marina argentina. Pero jamás debió pasar a la historia como un simple alférez. Esto forma parte del castigo que reciben algunas personalidades por las inconsistencias y desconocimiento histórico en que incurren nuestros connacionales. Aunque probablemente pueda pasar lo mismo con personajes históricos valiosos y olvidados de otros países.
Recordemos de quien estamos hablando. Sobral era un joven argentino, entrerriano, nacido en Gualeguaychú el 14 de abril de 1880, que cumplía sus funciones en la marina de guerra a principios del siglo XX.
Eran épocas de viajes polares y entre ellos los nórdicos llevaban la delantera. Otto Nordenskiold, geólogo, miembro de la nobleza sueca y de familia de exploradores polares, llegó a la Argentina en el barco Antarctic en 1901. Solicitó al gobierno argentino se designara un oficial para que acompañara la expedición antártica que estaba por realizar.
Fue allí que le asignaron a Sobral quién venía de realizar un viaje escuela alrededor del mundo en la fragata Sarmiento.
Sobral navegó con ellos a la Antártida y allí comenzó una historia de ribetes novelescos. La expedición quedó entrampada por los hielos. Ello los obligó a construir un refugio, racionar las provisiones y prepararse para invernar. Tal como estaban las cosas esperaban ser rescatados al año siguiente. Sin embargo ello no ocurrió lo que prolongó la estadía un año más. Tuvieron que alimentarse de pingüinos, peces, focas, cuidar al extremo lo poco que tenían y continuar esperando. En ese lapso no dejaron de hacer las observaciones meteorológicas que tenían programadas y de recorrer la región en busca de rocas para los estudios geológicos.
ATRAPADO EN LA ANTÁRTIDA
Las explicaciones de Nordenskiold apasionaron a Sobral sobre el antiguo ambiente que reinó en la Antártida, con épocas de clima tropical, bosques y fósiles diferentes a los de la fauna de ese continente helado. Sobral aprendió el sueco, adquirió nociones básicas de Geología y dibujó a la carbonilla, en cartones de envases, bosquejos sobre los paisajes que se avistaban desde su claustro de hielo. Finalmente fueron rescatados en un viaje heroico de la corbeta Uruguay al mando de Irizar.
La llegada a Buenos Aires fue apoteósica, con desfiles de barcos, salvas de artillería, bandas de música y otras ceremonias dispuestas para su recibimiento como héroes antárticos. Sobral quedó fascinado por las enseñanzas geológicas de Nordenskiold y pensó en todo lo que podía lograr nuestro país estudiando esa tierra ignota en el marco de las futuras aspiraciones de soberanía. Los suecos lo invitaron a estudiar Geología en la prestigiosa universidad de Upsala mediante una beca que ellos gestionarían.
Sobral se presentó lleno de esperanzas a solicitar el permiso a la Armada que le fue rotundamente negado. La respuesta era del tenor de para qué quiere geólogos la armada. Recuérdese que el propio Darwin llegó a América del Sur como viajero naturalista geólogo y hasta escribió un texto para el almirantazgo británico. Sus observaciones fueron cruciales, entre ellas la geología de las Islas Malvinas. También eran geólogos muchos de los exploradores polares, entre ellos el propio Nordenskiold o el noruego Gunnar Andersson por citar algunos.

DIOS CIEGA A QUIEN QUIERE PERDER

Cabe destacar que Sobral insistió en su pedido de permiso, esta vez con una licencia sin goce de sueldo. Sin embargo una vez más, demostrando una vergonzosa cortedad de miras, el permiso le fue denegado. No me extraña ya que en mis dos campañas antárticas en 1976 y 1987 pude apreciar numerosos comportamientos obtusos que sería largo de enumerar. Tal como en la travesía de 1976 cuando navegábamos en el transporte ARA Bahía Aguirre frente a un islote rocoso desnudo en medio de los hielos y un helicóptero se aprestaba a visitarlo. Dado que éramos un grupo de geólogos, o estudiante como mi caso, pedimos si nuestro invitado extranjero, el hoy afamado geólogo español Dr. Francisco Anguita podía bajar allí. No se hizo lugar y enviaron a dos marinos rasos a sacar las muestras de roca. Cuando llegaron de vuelta al barco se negaron a mostrárnoslas como si se tratara de un secreto de estado. En el caso de Sobral, ante las reiteradas negativas, incluso la intervención del respetado Perito Moreno, tuvo que optar y pidió la baja de la Armada para partir a Suecia. Se sabe que hizo allí una carrera brillante, que estudió las antiquísimas rocas del basamento de la península de Escandinavia, que describió nuevos tipos de rocas y minerales (uno de ellos se lo dedicaron a él: la sobralita), y finalmente presentó su tesis con la que se graduó como doctor en Geología.

PRIMER GEÓLOGO ARGENTINO

Curiosamente es el primer argentino en obtener un título de geólogo, ya que la carrera no existía todavía en la Argentina y a su vez el primer argentino en graduarse de geólogo en el exterior. De regreso al país en 1914 y ya doctorado pensó en reintegrarse a la Armada pero volvió a ser rechazado. Se integró entonces a la Dirección Nacional de Geología, Minería e Hidrología donde comenzó una importante labor relacionada con el estudio de yacimientos minerales, búsqueda de aguas subterráneas, estudios de rocas útiles, entre otros temas.
Prácticamente recorrió el país con la misión de inspeccionar minas y así estuvo con el tema de los carbones, con el hierro tacurú de las misiones jesuíticas, con el cobre de los basaltos del Paraná, con los metales preciosos de Mendoza y el Famatina, con el agua en Catamarca e incluso en Salta y la Puna argentina donde llegó para cerciorarse de cuál era la situación planteada en torno a los boratos y las denuncias de monopolización por parte de una empresa extranjera.
En 1922 fue nombrado director general de la Dirección Nacional de Geología Minería e Hidrología y luego quedó cesante con el golpe de estado de 1930. Años después ingresó en YPF como jefe del área de Geología y recorrió grandes extensiones de La Pampa en busca de la continuidad de la cuenca petrolífera cuyana.
Estudió numerosas regiones del país por su potencial petrolero y estuvo a cargo de algunos pozos exploratorios.
Durante su estancia en Suecia se enamoró de una bella dama sueca, Elna W. Klingstrom, que le dio nueve hijos y una descendencia muy numerosa en nietos y bisnietos. Sobral tuvo una larga y fructífera vida científica en el país. Sin embargo su nombre quedó asociado para siempre a esa primera etapa de su vida. Al punto que numerosas calles y escuelas llevan su nombre.
Entre ellas la escuela "Alférez José María Sobral" de Osma (Salta), sobre la ruta 68, camino a Cafayate La historia enseña que hay un solo Sobral y es el doctor en Geología recibido en Suecia al cual la Armada Argentina hizo héroe primero y lo desconoció después. Sus más importantes biógrafos Lauro Destefani y Gilberto Aceñolaza, este último su coterráneo, escribieron sobre su vida y obra.
El Dr. Sobral, que hablaba nueve idiomas, embajador en Noruega, héroe antártico, primer título de geólogo argentino, que fuera declarado sabio geógrafo del hemisferio sur por la Sociedad Hispánica de Nueva York, falleció olvidado en Buenos Aires, el día de su cumpleaños de 1961, a los 81 años de edad.


martes, 11 de octubre de 2016

VIENEN POR NUESTRO FUTURO



Lic. Felipe Medina


"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.. Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para librarte "(Jeremías 1, 5-19)


La codicia y la avaricia son consideradas vicios nocivos para la vida social, ya que se nutren del egoísmo más profundo del corazón humano y del sufrimiento de los demás, especialmente de los más desposeídos, sean de sí mismos o de recursos materiales. La propagación de la droga a todos los niveles sociales y distintas edades genera grandes riquezas para unos pocos y daño irreparable en las personas, en la familia y en la sociedad toda. 
Muchas madres y padres peregrinan en el país por las oficinas públicas pidiendo ayuda, o por las fundaciones afines, a veces con poca o nada de soluciones o ayuda. Para muchas familias, especialmente las más vulnerables, encontrar personas carismáticas como dirigentes sociales, o sacerdotes, o religiosas, o pastores evangélicos que pongan sus oídos a la escucha les da esperanza, les permite creer en sí mismos, recuperar la conciencia de su propia dignidad y decir, "para alguien somos importantes", "Dios no nos ha abandonado".
Así surgieron en nuestra región figuras fuertes como el padre Ernesto Martearena en Salta, el padre Chifri en la Puna, el padre Pepe Di Paola en la villas porteñas, el padre Pedro Pablo Opeka en Africa, el padre Juan Viroche en Delfín Gallo y La Florida, el mismo obispo de Añatuya, José Melitón Chavez, siendo cura en la costanera del Rio Salí en Tucumán. Cada uno en su estilo, con mucho, poco o nada de apoyo de su propia institución, se preocuparon por poner una oreja en el pueblo y otra en el Evangelio de Cristo, pasar sus escuchas por el tamiz del corazón y ponerse, de una, los problemas de la gente al hombro como carga un pastor a la oveja herida o más débil.
Cada noche y cada mañana viene a mi mente la figura del Padre Juan Viroche y no puedo alejar esa mirada de dolor e impotencia que se percibe en sus fotografías. Pienso en la impotencia que sentía en una pelea desigual con el mal, con el misterio del mal, encarnado en los mercaderes de la muerte, movidos por la codicia y la avaricia. Un enemigo sin rostro, sin clase social, sin límites ni fronteras, sin corazón, sin piedad, sin compasión, el misterio del mal inmisericorde. Ese es el mal, el que se ríe socarronamente de todos nosotros, el acusador de nuestros hermanos, el que le echa en cara a Dios la flaqueza de su obra, que somos nosotros. Pienso en el pueblo del Delfín Gallo, y en La Florida, en su gente, el lugar donde murió de modo inexplicable aún, pienso en los niños que recibieron su primera comunión de las manos consagradas de Juan durante estos últimos años. Pienso en las familias, en los ancianos, en los jóvenes, en las madres que sufren las adicciones de sus hijos.
Y recuerdo los comienzo de 1967, después del nefasto decreto del general Onganía del año 1966, que cerraba once ingenios azucareros en la provincia de Tucumán con una sola firma, generando un caos de desocupación con más de cincuenta mil personas en la calle, algo sin precedentes en la historia de la Patria. Y no puedo borrar la imagen de la gente de Delfín Gallo, de obreros y empleado, hombres rudos, curtidos por el trabajo, llorando por su Ingenio Esperanza, en una procesión religiosa dirigida por el padre Antonio Alderete, en ese momento párroco de la Florida que acompañó al comienzo la lucha de ese pueblo. Un pueblo que ya sufrió un trauma, como casi todo Tucumán, peor que un espantoso terremoto. Un pueblo que no pudo levantar cabeza y fue desdibujando su identidad y pertenencia. Un pueblo que hoy sufre otro trauma, tan grave como aquel de 1966, un ataque certero a su corazón, una herida de muerte a la esperanza con la muerte del cura Juan.
Entonces pienso, que es hora de que alguien toma la posta que dejó Juan Viroche, pero no como kamikaze, sino como institución. Pienso en una Iglesia preocupada por los pobres, pienso en una Iglesia puesta en salida, en misión para consolar, contener tanto dolor popular, no en la prepotencia y la indiferencia, no el encierro en las sacristías, pienso en un ejército de consagrados y consagradas visitando cada casa del lugar, una verdadera obra de misericordia, conteniendo a los jóvenes y niños que caminan hacia la in-creencia en el sistema, en la sociedad, en las instituciones; pienso en los adultos y ancianos que una vez más fueron heridos en su esperanza con la muerte del Padre Juan Viroche, como lo fue en el cierre del ingenio.

No es sólo un problema de tucumanos, están aquí, también en Salta, entre nosotros. La codicia y la avaricia disfrazadas, imperceptibles, y vienen por nuestro futuro, los niños y los jóvenes.-

Sobre el caso Trogliero - 1

Lic. Félix González Bonorino






El hilo delgado de luz recorrió veloz el frío aire de la noche de otoño, certero.
Apenas una ligera traza de brillo en la oscuridad, que desaparece entre la tela clara de la camisa con un susurro, entre las carnes, tibias aun, con un grito. Para volver a salir, punzante. Preparado. Letal.
Otro recorrido directo de la luz hacia la ropa, el pecho, el coraje. Otro susurro, otro grito.
La luz que produce oscuridad, en la oscuridad de la noche.
Los tiempos se alargan. Segundos que parecen minutos, momentos que parecen eternos y sin embargo el final llega. El final es el mismo.
La pequeña mano que esgrime la luz se mueve certera. En el aire, solo alcohol se siente. Solo movimientos lentos envueltos en ropa clara. Movimientos torpes. La mano no. La mano corre con ventaja.
Los faroles, escasos, vuelven a reflejarse en ese encuentro de caras, en esa arista aguda, lisa, única.
La luz se desplaza rápida y violenta, esquivando el manotazo de defensa para ingresar al grito sordo de una voz que se apaga y que la mano pretende enmudecer, para siempre.
El aire se escapa, las piernas flaquean. La camisa se desploma. Tal vez sobre la mano, tal vez sobre la luz, tal vez sobre la vida.
El otoño avanza y junto con él avanza la noche. Fría, oscura.
Dos últimas curvas trazará la luz en medio de la noche, en medio de la espalda, en medio de la vida.
Parábolas cobardes de almas negras. Espíritus revueltos en sus propias miserias que arrastrarán para siempre la culpa.
Otro susurro, otro grito y junto con él la sangre brota, ahora sí, mortal. También oscura.
El tiempo, ese sujeto misterioso, se estira y se acorta al mismo tiempo.
De pie, junto al caído, sin un rasguño encima, la mano patea, insensible, vengativa de nada. No hay antecedente. No hay explicación tampoco. Razón ausente. Odio presente.
El tiempo no pasa nunca, el tiempo se acaba.
La oscuridad llama a la oscuridad, unificándola. No hay oscuridades, todas se sumergen en la unidad de la oscuridad final, como el otoño termina en el invierno.
La luz desaparece, es ocultada. Un pozo de tierra en Salta, un tacho de basura en Barcelona, da lo mismo. Hay que oscurecer la escena, hay que tapar la luz, todas las luces.
La complicidad en Salta, la soledad en Paseo de Gracia, hacen suyo este trabajo.
La luz mira de frente la cara de los cómplices y les pide ayuda. Les reclama bajezas. Y allá van, con su negro destino, con sus almas perdidas, atadas a la mano y a la luz con el hilo tejido por las Moiras para cada uno y para todos.
Ingenuos y malditos, cambian luz mortal por brillo vítreo. Acero por cristal e insisten.
Traiciones suplementarias, inexplicables.
El tiempo avanza, el final se acerca.
Los cómplices de pié observan su obra yacente. Inconscientes o tal vez realistas, se deleitan del resultado. La luz ya no está. Solo queda su obra. Su oscura obra.

El 19 de noviembre de 1999, en el barrio de Gràcia de Barcelona, muere asesinada por un desconocido Ángeles Chibán. Otoño.
El 1º de junio de 2013, en el Bº el Huaico de Salta, muere asesinado por un conocido y sus cómplices Javier Trogliero. Otoño.
Amigos de niños entre sí, jugaron juntos en la Salta de su infancia. Compartieron amigos, fiestas, asados, despertares, sueños.
Las Moiras se reúnen mientras tejen y cantan una monótona tonada: Aletheia, aletheia, aletheia. (Verdad, verdad, verdad)

Aquel crimen quedó impune. Esperemos que este no.

El diccionario de Gea

Dr. Ricardo Alonso




En todas las áreas de las ciencias, el conocimiento se ha multiplicado geométricamente. El cúmulo de información científica es inabarcable. El especialista, en el campo que sea, cubre apenas una milésima del conocimiento sobre su propia área de investigación. Se han expandido los horizontes del espacio y del tiempo en escalas que van desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande; desde la milmillonésima de segundo a los miles de millones de años.
Los científicos trabajan acaloradamente en parcelas mínimas de una rama de las ciencias logrando apenas, como nos recuerda Newton, gotas de sabiduría en un océano de ignorancia. Los paradigmas se desploman y surgen nuevos modelos acompañados por las poderosas herramientas de la informática. Telescopios espaciales, colisionadores de hadrones, microscopios electrónicos, satélites, internet, instrumentos ópticos y electrónicos, detectores físicos de ondas y partículas, entre otras maravillas tecnológicas, apuran y multiplican el avance del conocimiento en una carrera vertiginosa. Aristóteles y Ptolomeo hicieron valer sus teorías por 1.500 años.
Sin embargo, en los últimos cinco siglos, de ser el centro del universo pasamos a ser una mota en el espacio, de la concepción de un mundo joven creado en siete días, 4.004 años antes del obispo Ussher, pasamos a una Tierra de 4.566 millones de años y un universo de 13.700 millones; de creernos los reyes de la creación pasamos a descubrir que somos apenas una rama lateral del homo; de la "eternidad" de las montañas y la inmovilidad de los continentes derivamos a exactamente todo lo contrario; de la seguridad de un mundo protegido por los arcanos pasamos a descubrir que estamos expuestos a catástrofes cósmicas, geológicas o climáticas que pueden borrar la civilización de un plumazo.
El filósofo e historiador americano Will Durant lo dijo en forma terminante: "La civilización existe por consentimiento geológico". En el siglo XVII la Geología nació como una manera de abrir los campos con respecto a la Teología, estudiando una las cosas de la "tierra" y reservándose la otra las cosas del "cielo". Desde entonces los enfoques sobre la Tierra fueron cambiando tanto en su concepción interna, como en su origen, evolución y su lugar espacial y especial en el sistema solar.
Las geociencias
La palabra geología se quedó corta y fueron germinando las geociencias con un más amplio espectro y una integración e interrelación de conjunto. Lo cierto es que surgieron y surgen todos los días neologismos para definir y describir los objetos y los fenómenos asociados. El idioma de la ciencia va alcanzando un grado de complejidad tal que solo unos pocos iniciados pueden leer un texto científico, incluso de su propia disciplina.
Ahora bien ¿puede el conocimiento quedar encerrado en un claustro? ¿Cómo se logra irradiar y democratizar ese conocimiento para que alcance a todas las capas de la sociedad?
Hay una sola manera y es a través de la divulgación científica, preferentemente escrita por los propios científicos. Decenas de revistas, secciones de diarios y programas de televisión instalan en la agenda colectiva los temas de relevancia sobre cada nuevo avance o descubrimiento que se logra en las ciencias del Cosmos, de la Tierra o de la vida. Pasaron los tiempos en que un autor podía escribir una enciclopedia o diccionario de su ciencia, técnica o arte.
Estoy pensando en esa obra monumental que es el Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora, la Enciclopedia Biográfica de Ciencia y Tecnología de Isaac Asimov, el "María Moliner", o entre nosotros el "Cutolo" o el "Abad de Santillán", muchos de ellos obras de una vida entera. Por ello encarar hoy un diccionario de actualización del conocimiento no deja de ser una tarea titánica, aun cuando se deba recurrir a múltiples colaboradores.
Precisamente esto es lo que hizo la doctora Irina Podgorny, académica de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del CONICET quien acaba de dar a luz su "Diccionario Histórico de las Ciencias de la Tierra en la Argentina" (Archivo Histórico del Museo de La Plata, Prohistoria Ediciones, Rosario-La Plata, 2016). Un volumen de 400 páginas, a doble columna, en papel ilustración y láminas al uso, ponen en valor una amplia variedad de temas del mundo de las geociencias, tanto históricos como actuales.
El libro surgió como un proyecto dentro del CONICET y convocó a 73 autores, artistas y diseñadores, pertenecientes a numerosas universidades e instituciones científicas y académicas, nacionales y extranjeras. El diccionario, ordenado alfabéticamente, tiene entradas que a su vez remiten a otras entradas lo que va enriqueciendo la lectura por la concatenación de textos. Gran parte de esta labor de hilado fino estuvo a cargo de la doctora Alejandra Pupio del Museo de La Plata, mientras que la composición y diseño se deben al prolijo trabajo de Agustina Martínez Azpelicueta.
La obra está dedicada (In memoriam) al eminente científico profesor doctor Horacio H. Camacho (1922-2015). En el diccionario se pueden encontrar referencias a instituciones tales como academias de ciencias, sociedades y asociaciones científicas, exposiciones universales, universidades, museos, organismos estatales (SEGEMAR, DGFM, CNEA, YPF, YCF, etc.); temáticas técnicas como geología y paleontología antártica, catástrofes naturales (erupciones volcánicas, inundaciones, terremotos), paleoclimas, cosmologías indígenas, glaciaciones, meteoritos y cráteres de impacto, minerales argentinos nuevos para la ciencia, etc.; disciplinas como Astrobiología, Climatología, Geofísica, Yacimientos Metalíferos, Oceanografía, Geoquímica, Hidrogeología, Mineralogía, Suelos, Petrología, Sismología, Volcanología, etc.; temas mineros relacionados con aguas minerales, azogue (mercurio), carbón, geología médica, minerales medicinales, legislación minera, minería precolombina, petróleo, rocas de aplicación, etc.; instrumental de uso en ciencias de la Tierra.
Una de las secciones más rica es la biografía de los grandes sabios que influyeron en el conocimiento de nuestra región. Un total de 41 científicos, entre hombres y mujeres, extranjeros y argentinos, a veces desconocidos para el gran público están tratados en la obra colectiva. Entre ellos Florentino Ameghino y su menos conocido hermano Carlos que lo secundó en la búsqueda de fósiles; Juan Keidel que le aportó información clave a Wegener para su teoría de la deriva continental; el Dr. José María Sobral que pasó a la historia como "alférez"; Juan José Nágera (entrerriano) y Franco Pastore (cuyano), los dos primeros geólogos argentinos cuyas bibliotecas son el núcleo de la biblioteca de Geología de la UNSa; la Dra. Edelmira Mórtola, madre de los mineralogistas argentinos; Leopoldo Arnaud que descubrió el petróleo de Tartagal en la expedición Victorica al Chaco; los italianos Feruglio, Frenguelli, Fossa- Mancini y Bonarelli; los alemanes Stelzner, Doering, Bedenbender, Groebber, Hauthal, Windahausen, Rassmuss; los franceses D'Orbigny, Bravard y Tournouer, entre muchos otros.
El Diccionario contiene además 23 entradas a paisajes clásicos argentinos, muchos de ellos parques nacionales o lugares de gran interés turístico tales como Cataratas del Iguazú, Talampaya, Quebrada de Humahuaca, Salinas Grandes, Ischigualasto, Glaciar Perito Moreno, Cerro Aconcagua, Esteros del Iberá, etcétera. Precisamente la foto de tapa, tomada por Adriana Miranda, muestra una escena típica del Valle de la Luna en San Juan, un paraíso de los dinosaurios triásicos.
El Diccionario, que podrá adquirirse en las librerías del país, fue presentado por la Dra. Podgorny en el Museo de La Plata en septiembre de 2016, en el marco del Cuarto Congreso Argentino de Historia de la Geología.


sábado, 8 de octubre de 2016

Fata Morgana: los espejismos de la Puna

Dr. Ricardo Alonso, 18/mar/2013 para El Tribuno


La mayoría de los viajeros extranjeros que cruzaron la Puna en el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, y que dejaron como referencia sus escritos y memorias, hablan de la presencia de la “Fata Morgana” (Fatamorgana). Es evidente a partir de los textos que todos ellos se refieren al particular efecto que causa a los viajeros la presencia de los famosos espejismos, un fenómeno físico óptico que tiene que ver con la reflexión de la luz y que por las particulares condiciones climáticas de la Puna adquieren características extraordinarias en esas regiones. Precisamente los salares, esas extensas superficies blancas y planas, que alcanzan a cientos de kilómetros cuadrados se comportan como espejos. El salar de Uyuni, con sus diez mil kilómetros cuadrados, se ve desde el espacio como un espejo en el medio de los Andes Centrales y es uno de los rasgos más visibles de la América del Sur.
Los astronautas lo usan como punto fijo para calibrar sus instrumentos. Ciertamente estos “espejos” que conforman los salares son una de las mayores fuentes que generan los espejismos. Al igual que los extensos campos que los rodean. El hecho de que en el extremadamente seco desierto altoandino de golpe uno crea encontrarse con una laguna lejana genera una sensación de alucinación. Por supuesto que al avanzar hacia ese punto el “agua” desaparece y lo único que queda es la sal o la arena sedienta. Para los viajeros que hacían largas travesías en el reseco desierto el agua era esencial y de ella dependía la vida de las bestias y de las personas. Muchos de estos trajinantes, al pasar jornadas enteras donde no encontraban ni una gota de agua o sólo fuentes de aguas salobres o saladas, intomables, la necesidad del líquido elemento se les tornaba en obsesión.
Existe una rica literatura creada en los países árabes acerca de los espejismos. Todos nos hemos deleitado con aquellas historietas de los viajeros del desierto que muertos de sed comienzan a alucinar a través de los espejismos que se transforman para ellos en lagos como los “Bahr el Shaitan” o Lagos de Satán, nombre con el que los árabes los designan; o en oasis con ­bellas odaliscas que les ofrecen jarras de limonada helada! Ramón Núñez, un viejo minero salteño que estuvo perdido una semana entre los salares de Rincón y Arizaro en el oeste árido de la Puna salteña, me supo comentar que cuando ya perdía el conocimiento tuvo alucinaciones en las cuales una hermosa señorita le ofrecía una botella helada de gaseosa que transpiraba gotas frías de condensación a su alrededor. Fue encontrado inconsciente y semicongelado al punto que tuvieron que apuntarle varios dedos del pie.
Ramón Núñez fue prospector, cateador, descubridor de minas y un impulsor de la minería salteña, con lo cual estas palabras sirven como un homenaje para recordar su memoria. En la Puna, la atmósfera se presenta normalmente diáfana y las radiaciones solares son intensas, jugando un papel importante las radiaciones ultravioletas que ocasionan un rápido tostado de la piel. La transparencia del aire produce confusiones en cuanto a las distancias reales de los objetos. Así una montaña que pareciera estar a escasa distancia se encuentra a decenas de kilómetros, lo cual habla a su vez de la profunda visibilidad horizontal. El cielo se muestra de un color azul intenso y generalmente sin nubes. Por las noches es posible observar con gran nitidez los objetos celestes, y es muy común ver la caída de “estrellas fugaces” (meteoritos) y ese “río lechoso de estrellas” que conforma la Vía Láctea. Como dijimos un fenómeno óptico notable son los espejismos o fatamorganas (mirage en inglés). Son innumerables los viajeros que los mencionan. Entre ellos pueden citarse a Brackebusch, Ambrosetti, Boman, Reichert, Caplain, Bernabé, Bowman, Catalano y muchos otros.
Las descripciones varían según los lugares, sea en el interior de los salares o en los campos de las orillas. Así se cree ver ríos y lagos en medio del más seco desierto; o montañas cortadas por sus lados y suspendidas en el aire, o bien invertidas con sus cúspides hacia abajo. Muchos mencionan paisajes de ciudades o castillos alargados y flotando en el aire, flamencos o tolares suspendidos a una distancia de la superficie, lagos que van de orilla a orilla de las depresiones, y aún en tiempos más modernos hasta ­ovnis y extraterrestres! Así, lo que en realidad es una pequeña roca aparece como un castillo, un ave como un monstruo, una montaña como una ciudad y todo ello debido a que los espejismos deforman, amplían, contraen o distorsionan los objetos. Muchos paisajes de la Puna tienen el aspecto de ciudades en ruinas o de castillos y esto tiene que ver con la amplia distribución de un tipo de roca volcánica muy fácil de erosionar por el agua y el viento como son las ignimbritas. Estas especiales coladas volcánicas tienen una superficie superior plana y muestran acantilados a su alrededor. Vistas a la distancia a través de un espejismo pueden ser fácilmente confundidas con ciudades fantasmales o surrealistas.
Lo cierto es que los viajeros científicos extranjeros, especialmente alemanes, suecos, suizos, franceses e italianos creyeron estar en presencia de las fatamorganas. Estas fueron descriptas originalmente en el Estrecho de Messina en Sicilia y reciben su nombre del italiano por el “hada Morgana”, que según cuenta la leyenda era un hada cambiante. Los espejismos en la Puna se dan en razón de que el aire se calienta mucho en contacto con la superficie del suelo. Los salares son superficies fuertemente reflectantes. Se producen capas de aire caliente y otras de aire más frío con la altura. Esto hace que la luz se desvié por las diferentes densidades del aire, en función de la temperatura, generando una especie de superficie líquida que no es agua real. El aire actúa como una lente que curva los rayos de luz y presenta una imagen distorsionada, invertida o aumentada en una posición diferente. El espejismo en cambio sí existe, es real, y por eso lo podemos fotografiar.
Leyendo un poema sobre “La Puna” del jujeño Raúl Galán en su libro Carne de Tierra (1952), descubrí una perfecta descripción de los espejismos oculto en la belleza de la metáfora: “Es tan rara la luz de estos lugares/ y la sal de los yermos en la altura/ que parecen mentira los tolares”. Y remata su soneto diciendo: ¿Qué perversa deidad, que diosa oscura/ se ha puesto a imaginar estos altares/ de piedra en soledad y desventura? Belleza semántica y semiótica. Lenguaje de oro puro para explicar el todo en pocas líneas.


martes, 4 de octubre de 2016

Me lo dijo el almacenero que de sobrevivir sabe

Félix González Bonorino

A Julio Moreno siempre le tengo que agradecer que escriba sobre temas interesantes desde una posición que, en general,  no comparto, lo que me permite disentir con él y juntarnos en un bar y seguirla, tratando, no de convencer, sino de poner a prueba los planteos que nos llevan a nuestras opiniones. En ese sentido siento que sus artículos interpelan, porque su personalidad me lo permite.



Referido a “El costo argentino, un problema muy denso”

La primera frase es tal vez la clave de todo el asunto, porque en realidad ¿Qué es el éxito?, ¿qué es el éxito para un neoliberal, un populista (si es que al populismo se lo quiere asociar con el keynesianismo, palabra que es menos peyorativa) o un monetarista? ¿Lo definen de la misma manera?
Obviamente que la respuesta es NO, porque estas escuelas atienden objetivos diferentes. Por lo tanto, la definición instrumental de “Productividad” y/o de “dólar competitivo” será también diferente. Los conceptos no son neutros, son ideológicos y no definir el marco teórico desde el cual utilizo el mismo es un error muy frecuente.
El más simple de observar es el del dólar. Si nuestro objetivo es exportar, el tipo de cambio debe ser alto, de manera que sea barato para los compradores adquirir nuestros productos, por el contrario deberá ser bajo si queremos cerrar la economía a la exportación y aumentar nuestra capacidad de compra de bienes extranjeros (situación actual) ¿Cuál es el competitivo? ¡Ud. dirá! En función de la ideología desde donde este Ud. parado. No es lo mismo ser competitivo con commodities a ser competitivo con productos terminados y con centrales nucleares. 
Ahora bien, ¿Cómo afecta esto a la competitividad? Evidentemente en todo, porque el valor de referencia es el dólar, ese que decidimos “administrar” a nuestro gusto ideológico.
Me voy a saltear por ahora la cuestión de la inflación prevista para el futuro para continuar con el tema de la competitividad.
Una discusión se ha planteado entre el Gobierno y los empresarios, donde los primeros les tiran los precios de los productos sobre la mesa a los segundos y hacen las mismas comparaciones que hace Julio en el artículo. El asunto es que se comparan cosas distintas. Aún sin justificar la enorme diferencia existente, ya que en general es muy alta, se está comparando un producto promovido para que genere puestos de trabajo con un producto importado. Ni Perú ni Chile ni Colombia, hasta donde yo sé, fabrican televisores, optaron por la economía de intercambio de materia prima por bienes elaborados. Se trata de una opción. Argentina optó por un camino diferente, no inverso, como se pretende afirmar y metió dentro del concepto “productividad” la generación de puestos de trabajo.  
Argentina tiene otro nivel de desarrollo industrial que cualquiera de los países mencionados, Perú, Colombia y Chile están en los inicios de la industrialización por sectores y no son precisamente dentro de los comparados donde muestran avances. Tal vez se pueda considerar la industria textil en Peru y Colombia, donde han tenido y tienen desarrollos interesantes, la electrónica no es lo suyo. Entonces sobre la mesa se están colocando productos Chinos o de donde sea, donde la escala y la ideología que enmarcan la productividad son muy diferentes. Quiero decir, la comparación, aún sin justificar las enormes diferencias, es injustificada.
Es interesante como Julio “compra” el discurso oficial del costo laboral argentino, pero resulta que cuando vemos el impacto que tiene el mismo en la industria electrónica de Tierra del Fuego, el mismo representa un 6% del costo.
El trabajo Costos Laborales y Competitividad en la Argentina Contemporánea elaborado por Anahí Amar, Federico Pastrana y Soledad Villafañe, Dirección de Estudios y Coordinación Macroeconómica, SSPTyEL, MTEySS, en 2011, nos muestra que el costo laboral general medido en dólares, en 2010 ascendía al 63% del de 2001, es decir que aún era bajo respecto de aquel. Por supuesto que entre 2010 y el 2016 existe un lapso que analizar, pero se puede inferir que no debemos estar muy lejos de estos valores.
Luego viene un párrafo que me encanta porque nos presenta el decálogo del estadista. Yo parafraseo:  “Para mejorar la productividad se necesita: mejorar la tecnología de las maquinarias, disminuir impuestos, especialmente a las inversiones, reducir el nivel de ausentismo, bajar los índices de conflictividad, bajar la inflación, mejorar el acceso a los centros de producción, consumo, puertos y aeropuertos, proveer más energía, bajar costos en la cadena de comercialización, entre los más importantes”.
Resumiendo podemos decir: Reducir los costos laborales. Reducir los costos de flete. Reducir los costos de insumos básicos (energía y servicios). Reducir el costo inflacionario e impositivo. Reducir los costos de producción.
Lamentablemente se olvidó del costo más importante del esquema productivo argentino de los últimos 5 años (y en general de los últimos 40 años) y determinante de todo el resto: Reducir la tasa de interés. 
A esta altura supongo que a nadie le resulta una novedad que existe una discriminación respecto de la actividad industrial ya que la misma es cargada con cuanto impuesto se te ocurra, mientras que la actividad financiera no tributa en la misma medida. ¿Por qué? Cuestión de poder relativo supongo..

Allí tenemos otro caso interesante para comparar productividades. Estoy seguro que en 2016 la productividad en US$ y en pesos argentinos del sector financiero argentino ha sido mejor que el de cualquiera de los países mencionados y eso, cuando se analiza debe ser tenido en cuenta, porque nadie invierte para ganar 10 si puede ganar 30. Me lo dijo el almacenero que de sobrevivir sabe.Lo de la inflación, Te la debo.

Saludos

El costo argentino, un problema muy denso

Dr. Julio Moreno



El Tribuno, 4/10/2016 







Ninguna alquimia monetarista, neoliberal o populista puede tener éxito si no se aumenta la productividad y sin un dólar competitivo.
Son muchas las noticias sobre economía que se produjeron la semana pasada. Quizá la más sensible fue el anuncio del Indec sobre los índices de la pobreza en Argentina, y que en Salta son superiores a la media nacional. A pesar de la manipulación de los datos de la inflación y del ocultamiento de la pobreza, estos datos no nos tienen que llamar la atención ya que el Laboratorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) los viene proyectando en sus informes periódicos. Ahora los oficializa el Indec y ese es el punto de partida que asumió el presidente Mauricio Macri el mismo miércoles.
Pero, además, en los mismos días se supo que el empleo tuvo una nueva caída, aunque leve y que la actividad económica de julio cayó casi seis puntos. Es hora de analizar la economía argentina como un fenómeno fluctuante, con problemas estructurales, una caída comparativa que ya lleva cuatro décadas y con una enorme dependencia de factores externos, como los precios de las commodities y la suerte que corra el mercado brasileño.
En esta nota quiero comenzar por analizar las metas de inflación que el Gobierno nacional estimó para el próximo año en la presentación del presupuesto que hoy se está discutiendo en el Congreso. Allí se proyecta como meta una inflación del 17% anual. Me pregunto si será posible.
El presupuesto de este año (2016) tenía como meta de inflación un 25%, hoy, acumulada hasta setiembre llevamos un 33%, estimando que hasta fin de año se acerque al 40%. Reducir la inflación de un porcentaje tan alto al 17% será muy difícil y más en un año electoral.
Lo motivos: seguirá alto el déficit fiscal el próximo año; entre los rubros que no permitirán que disminuya podemos citar a los intereses de la deuda en pesos y dólares que debemos pagar, la disminución del 6% de los aportes que realizan las provincias a la Anses, del cual el poder Ejecutivo también se financia y la política restrictiva del Banco Central de la República Argentina. Además, aún no se conocen algunos precios relativos que incidirán en el nivel de precios el próximo año.
Entre los más importantes podemos citar a:
1) Salarios: desconocemos los incrementos de sueldos que se negociarán en paritarias y que posteriormente se trasladarán a precios, con el antecedente que el consumo ha disminuido en porcentajes cercanos al 10% en algunos rubros y esto no es un dato alentador para cualquier empresa radicada en nuestro país.
2) Tarifas de los servicios públicos: no se conoce con exactitud el incremento que tendrán; por mandato de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el precio del gas domiciliario se retrotrajo al mes de marzo de este año, ocasionando disparidades y desigualdades entre las distintas regiones, beneficiando fundamentalmente a los residentes en Capital Federal y Gran Buenos Aires.
3) Tipo de cambio: no es un tema menor y preocupa no solo al Gobierno sino a los empresarios y futuros inversores. Se ha instalado un fuerte debate en el país para determinar un precio del dólar que sea competitivo, ya que continúa siendo el "costo argentino" muy caro, imposibilitando a nuestros productores poder competir con artículos similares producidos en otros países.
Argentina, de acuerdo a comparaciones realizadas en los últimos cuatro años con otros países especialmente de la región, es el más caro en dólares y esto no es ninguna novedad.
Una empresa que vende electrodomésticos en varios países de la región ha realizado un comparativo cotizando en dólares algunos de los productos que venden en Argentina con el precio de los mismos en Chile, Colombia y Perú.
Por ejemplo, un televisor LED de 50 pulgadas en Argentina cuesta US$ 1.238; el mismo, en Chile US$ 546; en Colombia, US$ 646 y en Perú, US$ 768.
Zapatillas running, de primera marca, en Argentina, US$ 127; Chile US$ 63; Colombia US$ 98 y Perú US$ 68.
Tablet 8 GB, en Argentina, US$ 358; Chile US$ 207 y Colombia US$ 290.
Colchón de dos plazas, Argentina, US$ 135; Chile US$ 118; Colombia US$ 115, y Perú U$S 64, y así muchos más.
Realizando un promedio de los precios locales con el promedio de estos tres países observamos diferencias que van del 25% al 110%,
Como podrá observar estimado lector, realmente estamos muy caros en dólares y lo podemos determinar también al analizar la cantidad de turistas argentinos que visitan otros lugares fuera de nuestras fronteras.
Analizaremos estas variables con el objeto de ampliar el análisis del costo argentino; observamos por ejemplo que si a los salarios domésticos le sumamos factores como la tasa de ausentismo, cargas sociales y otros conceptos, según lo determinado por la consultora Abeceb, el costo en nuestro país está en el medio, ni el más caro ni el más barato, comparado con otros con economías similares.
Pero el problema se presenta cuando a estos costos los dividimos por la productividad en la fabricación de un bien y es en este análisis que observamos que Argentina a nivel global está entre los peores parámetros.
De acuerdo a esta fuente observamos que los costos en dólares por productividad y hora trabajada, es decir lo que producen en 60 minutos en algunos países son los siguientes:
Productividad: Irlanda, US$ 96,94; Estados Unidos US$ 87,67; Japón US$ 61,18; Francia US$ 36,36; España 27,38; China US$ 19,47, Chile US$ 15,92; México US$ 11,81; Argentina US$ 5,87, Brasil US$ 3,28 e Indonesia US$ 2,07, entre otros.
Si computamos las dos variables, "costo laboral" con "productividad" podemos obtener el costo total del trabajo que se necesita para fabricar un bien. Y analizando estos cuadros podemos también mencionar un ranking mundial del costo laboral unitario de manufacturas, medido en dólares: costo laboral: China 0,17; Estados Unidos 0,41; Chile 0,45; Turquía 0,85; España 1,03, Australia 1,63; Argentina 1,87 y Brasil 1,98.
En base a este análisis podemos determinar por qué nuestro país está muy caro en dólares.
La solución de mejorar la productividad no se resuelve de un día para el otro; se necesita mejorar tecnológicamente las maquinarias, disminuir los impuestos, especialmente a las inversiones, reducir el nivel de ausentismo, bajar los índices de conflictividad, bajar la inflación, mejorar el acceso a los centros de producción, consumo, puertos y aeropuertos, proveer de mayor energía, bajar costos especialmente en la cadena de comercialización, entre los más importantes.
Este no es un problema que se solucionará en el corto plazo, lo importante es que partiendo de un buen diagnóstico se fijen políticas de Estado que se mantengan en el tiempo y que cada gobierno tome conciencia de la necesidad que tiene el país si queremos jugar en las grandes ligas.

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