Lic. Félix González Bonorino
Las elecciones provinciales 2015 presentan una situación original en muchos aspectos, por lo menos a mi entender.
Las elecciones provinciales 2015 presentan una situación original en muchos aspectos, por lo menos a mi entender.
Y es el resultado de más de 7
años de gestión que han convulsionado a los aparatos partidarios de la
Provincia.
Vamos a destacar tres hechos
puntuales que sostienen este pensamiento y compartirlos con ustedes, para
corregir y mejorar el análisis si fuera posible.
Nadie puede discutir que existe
un enfrentamiento entre el actual Gobernador y el ex-Gobernador Juan Carlos
Romero. Este enfrentamiento ha superado los discursos sobre presuntas
sociedades comerciales que ellos pudieran tener. A mí al menos, me parece, que
ese relato de que están todos arreglados es muy maniqueísta. Por eso no puedo
arrancar de otra manera que construyendo el análisis desde la versión oficial,
o mejor dicho, la versión publicada. Son mis limitantes.
El primer hecho político lo
constituyó la renovación de la gestión provincial. Si bien es cierto que
algunos de los funcionarios lo fueron también de JCR, también es cierto que
superada la primera parte de la gestión el número de “outsiders” se fue
agrandando. Hay que reconocer que estamos en Salta y que por lo tanto no es que
encontramos cuadros dirigentes capaces y dispuestos a gerenciar la cosa pública
en todas las esquinas. La renovación ha sido progresiva, pero esto generó un
enfrentamiento con la dirigencia de segundo y tercer nivel del romerismo, que
habiéndose trasladado a las huestes “U”, se vieron sin el "botín de guerra" esperado. Hoy estos regresan a su cuna anterior, la que los formó en el modelo
de conducción del caudillo, aunque no han caído en cuenta que se trata de una
cuna de faquir, y que recostarse en ese colchón no les va a ser gratuito.
El segundo hecho político ha sido
la descentralización de fondos en los municipios. Este proceso, doloroso, ya
que los intendentes, en particular los más antiguos, carecían de criterios para
transformar estas inversiones en riqueza, y, además carecen de cuadros técnicos
que puedan soportar este enorme desafío, le costó al actual Gobernador un sin número
de disgustos y el control sistemático debe haber significado ganarse muchos
adversarios. No hay que olvidarse que, por citar solo un ejemplo, el ex
intendente de Morillo tiene una demanda por la desaparición de varios millones
de pesos efectuada por la nueva Intendenta local. Pero también es cierto que el
diálogo con el Gobierno Provincial por parte de los Intendentes ha cambiado
sustancialmente. Durante la gestión de JCR los intendentes se cansaban de hacer
pasillo en Grand Bourg sin tener respuestas, y cuando las tenían y se trataban
de obras públicas, se enteraban que venía una empresa de algún lugar distante
con máquinas, personal, etc. dejando a lo sumo algunos pesos en el almacén
local. Pero esto produjo también un cambio en la percepción que la dirigencia
tiene de sí misma. Y eso es decir que su
pueblo, directo vinculante, también lo tiene. No ha sido solo mandarles la
plata, ha sido acudir a muchos de estos poblados del interior. Paradójicamente
en el interior esto se nota mucho más que en la Capital, tal vez sea también
esto lo que se dejar entrever en los sondeos de opinión.
El tercer hecho político es el
Voto Electrónico. Como una bomba neutrónica, este instrumento técnico se
transformó en un gigantesco nivelador de estructuras partidarias. Hoy un
partido pequeño tiene muchas más posibilidades de llegar al electorado que
antes. Solamente pensar en los costos de impresión de boletas electorales permite imaginar
esta igualación. Sin embargo es hacia dentro de las estructuras de los partidos
mayoritarios donde el impacto es más grande. El puntero perdió buena parte de
su capacidad de “lobby”, de ejercer presión. Las trampas electorales, tan
aceitadas después de años de connivencia se vieron desactualizadas. Por
ello los antiguos dominadores del escenario político lo criticaron hasta el
hartazgo, porque les afectaba su base de poder. Incluso entre los más
desfavorecidos, los pueblos originarios del “interior del interior”, aquellos
que encerraban en un galpón y les retiraban los DNI para votar en su lugar, cosa denunciada en Formosa hace no muchos años, estos también acceden a una
mejor votación.
Yo creo que discutir si estos
tres hechos políticos son relevantes o no, hace a entender como pequeños cambios
producen, a veces, transformaciones impensadas, que exceden lo aparente.
Ampliar el grupo de funcionarios
y tecnificarlos; atender bien a los intendentes y darles fondos y cambiar un
sistema electoral perimido y corrupto por otro mucho más transparente, puede
significar un enorme cambio en la provincia.
¿Alguien puede querer volver
atrás?
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