Paradójicamente, algo que nos
muestra a las claras el poder real del Gobierno Nacional son las
manifestaciones del 8N y el paro del 20N. Abreviaturas derivadas del fatídico
11S, luego trasladado al 11M, por Atocha, y que a la vista de todo el mundo,
teniendo el 7D a la vista vamos a llegar a un nivel de confusión con las siglas
“que te la voglio dire”.
Pero bueno,
resulta que el 8N fue, según los “no” organizadores, una manifestación
espontánea que solo necesitó de un poquito de propaganda virtual para
transformarse en un tsunami como el del 11M en Japón, pero contra el Gobierno
K. Por supuesto que ninguno de los que estuvieron en las plazas del país,
cacerolas y carteles en mano, se han sentido empujados por ningún dirigente
opositor. Es más algunos dijeron: “yo estaría pero no voy a estar, aunque va a
ir mi familia”, (sos un trucho querido). Ninguno va a reconocer que fue una de
las manifestaciones mas propagandeadas por los medios de los últimos tiempos.
Sean los medios del Grupo Clarín como del Gobierno. Porque si de algo se habló
en las semanas y jornadas previas en TODOS los medios fue del bendito 8N,
enfrentándolo con el próximo 7D, si más que programas periodísticos parecen
jugar a la batalla naval.
Lo cierto es
que no llegando a ser el “que se vayan todos” de hace una década, el movimiento
placero tácitamente enarbolaba un “que se vayan ellos”, lema sectario si lo hay, entendiendo por “ellos”
a CFK y sus apóstoles camporistas.
Existe un
cansancio claro y manifiesto, en particular de la clase media o parte de ella.
Hay argumentos en esta angustia que obedece a realidades y percepciones, como
casi siempre. También de parte del Gobierno existe un análisis maniqueo de la
situación.
Por el
lado de los manifestantes, el reclamo central es que: con esta inflación no se
puede vivir, la AFIP nos persigue y ahora no podemos ni comprar dólares. Además
se encuentran los problemas de la inseguridad, la justicia injusta o el INDEC
entre otras.
Pero en el
fondo, apenas raspamos un poco el maquillaje, hay un genuino: “Yo con mi plata
quiero hacer lo que se me canta”, la trabajé y la gané.
No son
reclamos sin contenido. Son bien reales porque la inflación es un problema, la
AFIP hace su trabajo mejor que antes introduciendo cruzamientos entre archivos,
que exponen seriamente la honestidad de las declaraciones de las ganancias de
las empresas y particulares, pero que al hacerlo eliminan la competitividad de
sectores enteros de la economía. Lo de la no compra de dólares para mi es
inexplicable, y forma parte de las percepciones confusas del gobierno. Yo lo
vivo como una mirada atemorizada de la realidad y que implicó una sobre
reacción. Si no fue así, entonces no fue suficientemente explicada.
El Gobierno
también ve en este proceso de “disgusto” una manipulación mediática. Y la hay.
Todos somos afectados por las presiones de los diarios, las radios, las
revistas, las redes sociales y los programas de TV. Para un lado y para el
otro, pero lo cierto es que la propaganda que recibió y la dimensión que tomó
el 8N fueron nacionales. No debemos tapar el sol con un dedo.
El Tren Fantasma del 20N
El 20N acaba
de ser peor, porque los dirigentes que se reunieron parecían provenir de una
especie de tren fantasma de la política vernácula. Si el movimiento ruralista
junto al agua con el aceite dentro del frasco de la 125, ¿qué podemos decir del
20N? ¿Cómo hace Bussi para juntarse con Barrionuevo y Moyano? De la misma
manera como antes se juntaba con sus “archienemigos de la Rural”, supongo que
sin kriptonita y con Uvasal. Y no es que, nuevamente, no existan reclamos
reales como el aumento del mínimo no imponible en Ganancias. Lo insólito es que
se le hace un paro de argumentos económicos, pero de fondo político y de
espacios de poder, al gobierno que les permitió acceder a estar “dentro” del
impuesto a las Ganancias, es decir a ganar algo, porque hace unos años éramos
desempleados.
Y ahí
comienza la debilidad de fondo. Cuando Europa se despedaza y se hacen esfuerzos
para que los países de “su” sur no se caigan de la eurozona, acá se capea el
temporal, hay que reconocerlo, bastante bien. Es cierto, el horizonte
inflacionario nos tiene a todos preocupados y mucho. Pero el desempleo no ha
aumentado desmedidamente y ya aparecen señales de recuperación, tenues aun,
pero van apareciendo luego de más de un año muy confuso.
La debilidad
estructural de fondo se encuentra no en la gestión de gobierno sino en la
gestión de la oposición porque simplemente, no hay plan “B”. Se salió de la
recesión/depresión con una política claramente keynesiana y la continuidad del
programa, sea quien sea el que lo haga deberá ser muy parecida, porque el problema es que no se han
resuelto los problemas estructurales de fondo. Hay esbozos, pero luego de 8
años no son suficientes.
Y los
problemas estructurales de fondo están alrededor de pocas cosas:
Política. Fijación de objetivos
políticos simples y consensuados.
Competitividad en RRHH. Mejoramiento de
la calidad educativa en todos los niveles, desde jardín de infantes hasta la universidad,
con un énfasis remarcado en las ciencias duras y las ingenierías.
Competitividad en estrategia.
Estructuración de sistemas productivos orientados a la exportación de bienes y
servicios, especialmente estos últimos en la forma de TIC’s, incorporando
tecnología a una cadena de valor de cada sector cada vez más larga.
Competitividad en infraestructura. Inversión
regional en sistemas de conectividad física, energética y electrónica.
Micro economía. Programa de progresivo
reemplazo de los sistemas de subvenciones a empresas por mejoramientos de las capacidades
de pago de los diferentes actores económicos.
Macroeconomía. Regulación del sistema
financiero a valores compatibles con la industrialización y la competitividad
internacional.
Y esto deberá
hacerse junto con la actual política keynesiana de incentivo al consumo y de
inclusión social al mundo laboral.
No escucho una opinión en este sentido de una
oposición que sonríe casi satisfecha con el 8N y el 20N, sin darse cuenta que
les hundieron el portaviones, los acorazados y la flota entera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario