viernes, 23 de noviembre de 2012

8N y 20N; Oposición hundida

Lic. Félix González Bonorino, 23/nov/2012 para El Cronista de Salta


Paradójicamente, algo que nos muestra a las claras el poder real del Gobierno Nacional son las manifestaciones del 8N y el paro del 20N. Abreviaturas derivadas del fatídico 11S, luego trasladado al 11M, por Atocha, y que a la vista de todo el mundo, teniendo el 7D a la vista vamos a llegar a un nivel de confusión con las siglas “que te la voglio dire”.
Pero bueno, resulta que el 8N fue, según los “no” organizadores, una manifestación espontánea que solo necesitó de un poquito de propaganda virtual para transformarse en un tsunami como el del 11M en Japón, pero contra el Gobierno K. Por supuesto que ninguno de los que estuvieron en las plazas del país, cacerolas y carteles en mano, se han sentido empujados por ningún dirigente opositor. Es más algunos dijeron: “yo estaría pero no voy a estar, aunque va a ir mi familia”, (sos un trucho querido). Ninguno va a reconocer que fue una de las manifestaciones mas propagandeadas por los medios de los últimos tiempos. Sean los medios del Grupo Clarín como del Gobierno. Porque si de algo se habló en las semanas y jornadas previas en TODOS los medios fue del bendito 8N, enfrentándolo con el próximo 7D, si más que programas periodísticos parecen jugar a la batalla naval.
Lo cierto es que no llegando a ser el “que se vayan todos” de hace una década, el movimiento placero tácitamente enarbolaba un “que se vayan ellos”, lema sectario si lo hay, entendiendo por “ellos” a CFK y sus apóstoles camporistas. 
Existe un cansancio claro y manifiesto, en particular de la clase media o parte de ella. Hay argumentos en esta angustia que obedece a realidades y percepciones, como casi siempre. También de parte del Gobierno existe un análisis maniqueo de la situación.
Por el lado de los manifestantes, el reclamo central es que: con esta inflación no se puede vivir, la AFIP nos persigue y ahora no podemos ni comprar dólares. Además se encuentran los problemas de la inseguridad, la justicia injusta o el INDEC entre otras.
Pero en el fondo, apenas raspamos un poco el maquillaje, hay un genuino: “Yo con mi plata quiero hacer lo que se me canta”, la trabajé y la gané.
No son reclamos sin contenido. Son bien reales porque la inflación es un problema, la AFIP hace su trabajo mejor que antes introduciendo cruzamientos entre archivos, que exponen seriamente la honestidad de las declaraciones de las ganancias de las empresas y particulares, pero que al hacerlo eliminan la competitividad de sectores enteros de la economía. Lo de la no compra de dólares para mi es inexplicable, y forma parte de las percepciones confusas del gobierno. Yo lo vivo como una mirada atemorizada de la realidad y que implicó una sobre reacción. Si no fue así, entonces no fue suficientemente explicada.
El Gobierno también ve en este proceso de “disgusto” una manipulación mediática. Y la hay. Todos somos afectados por las presiones de los diarios, las radios, las revistas, las redes sociales y los programas de TV. Para un lado y para el otro, pero lo cierto es que la propaganda que recibió y la dimensión que tomó el 8N fueron nacionales. No debemos tapar el sol con un dedo.
El Tren Fantasma del 20N
El 20N acaba de ser peor, porque los dirigentes que se reunieron parecían provenir de una especie de tren fantasma de la política vernácula. Si el movimiento ruralista junto al agua con el aceite dentro del frasco de la 125, ¿qué podemos decir del 20N? ¿Cómo hace Bussi para juntarse con Barrionuevo y Moyano? De la misma manera como antes se juntaba con sus “archienemigos de la Rural”, supongo que sin kriptonita y con Uvasal. Y no es que, nuevamente, no existan reclamos reales como el aumento del mínimo no imponible en Ganancias. Lo insólito es que se le hace un paro de argumentos económicos, pero de fondo político y de espacios de poder, al gobierno que les permitió acceder a estar “dentro” del impuesto a las Ganancias, es decir a ganar algo, porque hace unos años éramos desempleados.
Y ahí comienza la debilidad de fondo. Cuando Europa se despedaza y se hacen esfuerzos para que los países de “su” sur no se caigan de la eurozona, acá se capea el temporal, hay que reconocerlo, bastante bien. Es cierto, el horizonte inflacionario nos tiene a todos preocupados y mucho. Pero el desempleo no ha aumentado desmedidamente y ya aparecen señales de recuperación, tenues aun, pero van apareciendo luego de más de un año muy confuso.
La debilidad estructural de fondo se encuentra no en la gestión de gobierno sino en la gestión de la oposición porque simplemente, no hay plan “B”. Se salió de la recesión/depresión con una política claramente keynesiana y la continuidad del programa, sea quien sea el que lo haga deberá ser muy parecida, porque el problema es que no se han resuelto los problemas estructurales de fondo. Hay esbozos, pero luego de 8 años no son suficientes.
Y los problemas estructurales de fondo están alrededor de pocas cosas:
Política. Fijación de objetivos políticos simples y consensuados.
Competitividad en RRHH. Mejoramiento de la calidad educativa en todos los niveles, desde jardín de infantes hasta la universidad, con un énfasis remarcado en las ciencias duras y las ingenierías.
Competitividad en estrategia. Estructuración de sistemas productivos orientados a la exportación de bienes y servicios, especialmente estos últimos en la forma de TIC’s, incorporando tecnología a una cadena de valor de cada sector cada vez más larga.
Competitividad en infraestructura. Inversión regional en sistemas de conectividad física, energética y electrónica.
Micro economía. Programa de progresivo reemplazo de los sistemas de subvenciones a empresas por mejoramientos de las capacidades de pago de los diferentes actores económicos.
Macroeconomía. Regulación del sistema financiero a valores compatibles con la industrialización y la competitividad internacional.
Y esto deberá hacerse junto con la actual política keynesiana de incentivo al consumo y de inclusión social al mundo laboral.
No escucho una opinión en este sentido de una oposición que sonríe casi satisfecha con el 8N y el 20N, sin darse cuenta que les hundieron el portaviones, los acorazados y la flota entera.

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