Dr. Ricardo Alonso
Geólogo
Las fotos que se conservan lo
muestran como un joven buen mozo, elegante, delgado y de buena estatura y
contextura física. Inteligente, de mirada chispeante, hiperactivo, con una
impecable foja académica. Rubio, de ojos celestes y unos bigotes tipo manubrio.
Un alemán prusiano y el clásico producto fotogénico decimonónico. A los 22 años
ya se había doctorado con una tesis sobre la geología de las gargantas de
Kronthals y sus alrededores. Una muerte accidental habría de poner punto final
a una carrera vertiginosa. Se conservan pocos datos biográficos en especial un
recordatorio anónimo que se publicó en 1899 en la Sociedad Científica
Argentina. Su mayor biógrafo, el Dr. Gilberto F. Aceñolaza de la Universidad
Nacional de Tucumán, buceó en su vida y obra impactado por la personalidad del
joven científico y su desgraciada muerte.
En La Plata
Sabemos que Juan Valentín nació en
Frankfurt (Alemania) el 17 de octubre de 1867. Estudio Ciencias Naturales con
especialidad en Geología en las universidades de Zúrich, Freiberg y
Estrasburgo. Defendió su tesis doctoral en 1889. Buscaba afanosamente ampliar
sus conocimientos y con tal motivo ingresó en las academias de minas de
Klausthal y Berlín donde permaneció un par de años. Luego regresó para hacerse
cargo de la Sociedad Metalúrgica de Frankfurt. En 1893 fue comisionado para
realizar trabajos geológicos en el Cáucaso lo que le demandó algunos meses. El
22 de septiembre de 1893 casó con Cornelia Heiner, una bella joven alemana. En
aquellos años el Museo de La Plata era una institución pujante y estaba
centrada en la tarea de contratar a los mejores científicos extranjeros.
Llegaron decenas de ellos especialmente suizos y alemanes. El motor intelectual
era el perito Francisco P. Moreno, quien de alguna manera seguía los pasos de
Sarmiento con la creación de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba.
Moreno estaba particularmente interesado en el estudio de la Patagonia y los
límites con Chile y por ello deseaba contar con los mejores profesionales en el
campo de la geografía, geología, topografía, geodesia, etcétera.
Fue así como Valentín, y su joven
esposa, llegaron a las tierras del Plata. Fue nombrado en el cargo de jefe de
la sección Mineralogía y Geología e inmediatamente se le encargó un estudio
geológico de las Sierras Australes de Buenos Aires y un estudio de los viejos
yacimientos de oro de la provincia de San Luis, tanto de las vetas como de los
aluviones.
Dichos trabajos fueron evaluados por
el Perito Moreno, quien ordenó su publicación en la Revista del Museo de La
Plata y vieron la luz en 1895. Consciente de la importancia de las
investigaciones que estaba realizando escribió sendas versiones en alemán que
envío a publicar en revistas de su país. Así lo haría con otros múltiples
trabajos de su autoría.
Téngase presente que La Plata era una
ciudad joven y Buenos Aires brillaba como una potencia económica y cultural. La
oferta de venir en 1895 al Museo Nacional de Ciencias Naturales donde un tiempo
antes brillaba la figura del sabio Burmeister que había fallecido, le resultó
muy alentadora. Más aun cuando le ofrecieron hacerse cargo como jefe de la
sección Geología.
Inmediatamente se relacionó con la
Sociedad Científica Argentina, que contaba entonces con los mayores estudiosos
y académicos del país. Recordemos al pasar que el salteño Juan Martín
Leguizamón era uno de los miembros prominentes junto con Estanislao Zeballos,
Florentino Ameghino, Angel Gallardo, Juan J. J. Kyle, Alberto Schneidewind,
Samuel Lafone Quevedo, Carlos Spegazzini, entre muchos otros.
Compilación histórica
Valentín tomó a su cargo la tarea de
compilar los 40 tomos publicados desde la creación de la Sociedad y que insumía
el análisis de miles de páginas escritas sobre la joven ciencia argentina. Esta
tarea le dio un amplio bagaje de conocimiento sobre lo que se había hecho hasta
entonces en el campo de la geología y lo mucho que todavía quedaba por hacer. A
manera de síntesis publicó "Índice General de Los Anales de la Sociedad
Científica Argentina" (1897, 168 páginas). Dicho índice estaba dividido en
tres partes esto es por autores, por materia y por localidades. Sigue siendo
una fuente obligada de consulta para los investigadores e historiadores de la
ciencia.
Durante los pocos años que siguieron
estudió rocas, minerales y fósiles de la República Argentina realizando
descripciones del noroeste argentino, especialmente en las provincias de Salta
y Jujuy, de las sierras de Córdoba, Mendoza y finalmente el norte de la
Patagonia. Escribía frenéticamente y publicaba a un ritmo vertiginoso para la
época.
Acerca de Salta y Jujuy comenta que
llegaron a sus manos en el Museo Nacional de Buenos Aires muestras de fósiles y
de minerales que había enviado un tal ingeniero José Jackowski radicado en
Salta.
Los fósiles provenían de
afloramientos paleozoicos de Ojo de Agua en la Quebrada de Humahuaca y
correspondían a restos muy fragmentarios de conchillas de braquiópodos y
trilobites. En cambio los minerales habían sido extraídos de la mina Chacabuco,
en Iruya, un rico filón de cobre nativo y sulfuros de cobre de alta ley. Esa
mina la había intentado explotar el capitán de la marina italiana, José
Lavarello, uno de los intrépidos navegantes del Bermejo. Valentín realizó un
detallado estudio mineralógico y le proporcionó muestras para análisis al
renombrado químico escocés radicado en Buenos Aires Juan J. J. Kyle.
Al respecto publicó un trabajo en
1896 en los Anales del Museo Nacional al que tituló "Comunicaciones
geológicas y mineras en las provincias de Salta y Jujuy" (T. 5, pp.
25-32). Se interesó en los depósitos de fluorita que existían en Córdoba y
realizó estudios sobre los criaderos presentes en San Roque.
En igual sentido viajó a los
yacimientos de Paramillos de Uspallasta en Mendoza, donde estudió la
mineralización allí presentes. Estas observaciones las publicó en Alemania.
Asimismo dio a conocer un estudio
sobre depósitos minerales diversos en la provincia de San Luis. También publicó
un interesante trabajo sobre el hallazgo de conchillas fósiles cuando excavaban
el panteón italiano del cementerio de Lomas de Zamora en Buenos Aires. Ello le
sirvió para hacer correlaciones interesantes sobre las ingresiones marinas
recientes en el territorio bonaerense.
También dio a conocer dos fósiles de
La Pampa, un perezoso extinto y un gliptodonte, en los Anales de la Sociedad
Científica Argentina (1897). Es interesante destacar que ese año él ya figuraba
entre las autoridades de dicha institución. Por suerte la mayoría de estos
trabajos, casi inhallables hoy, están digitalizados y buscando con paciencia se
los puede encontrar y leer en internet. Una contribución importante será un
texto que le solicitara el Dr. Francisco Latzina para su monumental diccionario
enciclopédico sobre Argentina. Allí escribió un capítulo titulado “Bosquejo
geológico de la Argentina” (1897).
Desenlace trágico
Pero su obra de mayor enjundia
llegaría al ser convocado por las autoridades del Segundo Censo de la República
Argentina que se llevó a cabo el 10 de mayo de 1895. Valentín quedó a cargo de
redactar un largo capítulo sobre la geología argentina. Entre las cuestiones de
interés se encuentra un perfil de los Andes entre Mejillones y Orán en el
paralelo 23 que fue publicado en colores y muestra la anatomía de las rocas
andinas. Lo notable es que quienes escribieron el voluminoso tomo del
territorio nacional eran ya grandes sabios como Ernesto Bavio (Geografía), Florentino
Ameghino (Paleontología), Gualterio Davis (Clima) y Eduardo L. Holmberg (Flora
y Fauna). Lo último que se sabe de él es que Valentín partió a la Patagonia
para realizar estudios en Chubut. El 10 de diciembre de 1897 resbaló y cayó al
fondo de una barranca. Su ayudante lo encontró horas más tarde muerto y con los
bolsillos llenos de los fósiles que había recolectado. Fue enterrado en una
tumba anónima en el cementerio de Rawson. La mayor parte de su voluminosa obra
salió después de su muerte. Dejó una viuda y dos hijos pequeños desamparados.
Tenía 30 años recién cumplidos. En solo cuatro años en nuestro país realizó una
obra extraordinaria en calidad, cantidad y diversidad de temas. La ciencia
argentina perdió al que con seguridad se transformaría con los años en unos de
sus grandes sabios.
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