Félix González Bonorino
Sociólogo
Hace unos pocos días Salta 12 publicó un artículo donde
explicaba la distribución de las explotaciones sojeras en la Provincia de
Salta.
En ese artículo claramente se mostraba que del millón y medio de salteños, es decir unas 300.000 familias, 242 eran sojeras. A solo ese pequeño grupo, menos del 0,1%, le podía caer el aumento de las retenciones por exportación de soja.
La pregunta que uno se tiene que hacer es ¿Cómo logran esos
pocos, involucrar a todos los productores del campo en una lucha que solo los
beneficia a ellos? ¿Qué poderes manejan que arrastran al colectivo social,
incluso familias que no tienen más tierra que las macetas de sus balcones, a
defender una postura que de triunfar los perjudicaría?
A las retenciones las tuvo que RE-poner el macrismo ante el
fracaso de sus políticas liberales. El principio de su fracaso fue,
paradójicamente, la anulación de las retenciones. Cuando lo hicieron privaron
al Gobierno del ingreso estable en moneda extranjera, que servía para pagar los
servicios de deuda o las deudas mismas. Tuvieron que recurrir a mayor
endeudamiento y plazos ridículamente cortos de pago, mientras esperaban las
lluvias de inversiones que nunca llegó. El liberalismo nuevamente nos mandó al
fondo de la tabla y a remar de nuevo.
Ernesto Tenenbaum entrevistando a un sojero en posición de
piquetero, le requirió por su ganancia en los últimos años y el “pique-sojero”
se negó a dar ningún número. Comenzó con los quintales de costo y todas esas
expresiones tendientes a la confusión. La verdad es que los oyentes tuvimos la
sensación de que el buen hombre tenía vergüenza de decir que cortaba la ruta
para ganar varios millones de pesos o dólares más, mientras más de la mitad de
los niños están viviendo en hogares que no pueden pagar su comida, debido a las
mismas políticas que reclaman ahora. Me parecería bien que tuviera vergüenza,
aunque en realidad, la codicia te priva hasta de la vergüenza.
¿Ud. que piensa,
tenía vergüenza o temor que lo descubrieran?
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