jueves, 1 de diciembre de 2011

Juegos infantiles y responsabilidades adultas

ARMANDO FREZZE,Abogado, 22 de Nov 2011, para El Tribuno

El principio rector para la reparación de perjuicios que establece el Código Civil es relativamente simple: la persona que realiza una acción que causa un daño a otra está obligada a repararlo si actuó con culpa o negligencia, responsabilidad que resulta extensiva al daño ocasionado por cosas que estén a su cuidado o bajo su dependencia. La solución es justa, es lógica, es sabia.

En este punto, cuando la ley habla de personas, se refiere tanto a las personas físicas como a las personas jurídicas, sean éstas públicas o privadas. Y entre las personas jurídicas públicas el Código incluye a los municipios. De ese modo, un parque de juegos infantiles que esté gerenciado por una sociedad comercial, persona jurídica privada, en principio, la empresa será responsable por los eventuales daños que puedan causar esos juegos; si éstos están instalados dentro de un local solos o junto a otros comercios, los peloteros son un ejemplo, el principio es el mismo.

Pero si los juegos infantiles están bajo la dependencia y el cuidado de un municipio -como usualmente ocurre en las plazas -la responsabilidad por eventuales perjuicios derivados de culpa o negligencia corresponderá a la comuna. Como se ha mentado que la solución del Código es justa, además de simple, permite que dadas ciertas circunstancias las personas se eximan de la responsabilidad por el daño ocurrido, circunstancias que son varias y que no es necesario referirlas porque no hacen a la finalidad de estas reflexiones, que tienen como origen un daño causado por la comuna de Salta en razón de conducta culpable o negligente que ha sido públicamente reconocida por ella.

El hecho ocurrió el pasado lunes en una plaza ubicada en barrio Ciudad del Milagro, donde un menor, al deslizarse por un tobogán en mal estado, sufrió la amputación traumática de parte del dedo anular izquierdo. No resulta necesario verificar demasiado sobre la conducta culpable de la comuna, si se atiende a las declaraciones de funcionarios municipales sobre este caso, que resultan una confesa aceptación de que no se trató de un caso fortuito, imprevisible o inevitable. En todo caso, admiten todo lo contrario.

Reconocen que el municipio no está en condiciones de contratar 600 placeros para las 300 plazas de la ciudad. Esa imposibilidad de por sí nada tiene de reprochable. Lo que merece el cuestionamiento es que sabiendo la imposibilidad de mantener en buenas condiciones esos juegos infantiles, no se haya procedido a retirar un número tal que permitiera el buen mantenimiento de los restantes con el presupuesto y personal afectado a esos fines. Reconocer que el municipio está desbordado en este tema, que no puede atender el mantenimiento de todos los juegos infantiles existentes en los sitios públicos, y, al mismo tiempo ,aceptar voluntariamente como posibilidad que algún niño sufra una herida seria por ese mal mantenimiento, coloca al hecho al filo del delito de lesiones, culposas, pero delito al fin.

Que el vandalismo exista, no exime de responsabilidad al municipio, porque siendo un resultado previsible optó por la solución más peligrosa: no desmantelarlos sino permitir que continuaran en uso a pesar de su precariedad evidente y de lo predecible del daño. Agrava lo erróneo de la decisión la existencia de denuncias de la comunidad sobre este estado de cosas. Hace más de una década, el domingo 29 de octubre de 2000, El Tribuno publicaba la queja del Sr. Miguel Angel Sarmiento sobre el tema; no fue la única pero se la señala como un precedente por su antigüedad.

“La plaza es la prolongación natural del hogar: es el jardín del barrio. Allí se conjugan nuestras vivencias personales con las sociales”, definió hace un tiempo Sonia Berjman, doctora en Historia del Arte e investigadora del Conicet.

Los parque y las plazas se construyen en terrenos fiscales y con fondos públicos, su valor excede lo económico porque incluye lo estético, lo científico, lo histórico, la valoración de la comunidad. Nosotros les vamos otorgando significado y los incorporamos a nuestra memoria personal y colectiva, convirtiéndolos en hitos urbanos. Todo adulto asocia indefectiblemente una parte de su infancia a alguna plaza en particular, ese lugar que es algo más, bastante más, que sus metros cuadrados, sus árboles o sus juegos.

Los empresarios junto a la Chancha y los 20

JULIO MORENO, CPN, 1 de Dic de 2011, para El Tribuno

Nuestra Presidenta nos sorprendió a todos con la maratónica cantidad de visitas que está realizando. Primero, por el perfil de los lugares que visitó, entre los que se cuentan fábricas e industrias de automotores. Mantuvo además reuniones con empresarios de la Unión Industrial Argentina y de la Cámara de la Construcción, entre otros. Sugestivamente y por el tenor de los discursos, deducimos que fueron dirigidos a empresarios directamente relacionados con la inversión y el empleo.

En segundo lugar, la Presidenta dejó muy claro que la economía sigue creciendo, marcó la necesidad de volver a los superávit gemelos (fiscal y comercial), reconoció por primera vez que la inflación existe y que entre todos debemos contribuir a bajarla para tener -y mantener- una economía competitiva.

Pero como no estamos en campaña política y la doctora Cristina Fernández reasume la presidencia del país en pocos días más, podemos deducir de sus mensajes y visitas que está buscando nuevos aliados políticos y económicos. Apuntó en esta oportunidad a los referentes del mundo empresarial y los jugadores del poder económico en Argentina, un perfil quizá distinto a los que fueron sus aliados en los anteriores gobiernos kirchneristas.

Sintonía fina

“Sintonía fina” fue la frase usada para abordar los problemas que con gran velocidad se presentan en nuestra economía. Entre ellos se cuentan la disminución de los superávit fiscal y comercial y la probable merma de la cantidad de dólares que obtendremos de las ventas al exterior, especialmente de soja. Esto hace prever una probable disminución de la actividad económica por los “ajustes” que se deben hacer para disminuir los subsidios y sincerar las “tarifas”, especialmente las del gas, luz y agua. Esto ocurre en un escenario internacional adverso, lo que genera presiones a la baja en los precios de los productos que exportamos, con el riesgo de que se pierdan puestos de trabajo.

Es necesario no generar incertidumbre ni temor por los ajustes que deben hacerse al “modelo de crecimiento”. Quizás por eso estos discursos fueron acompañados por palabras de aliento de varios ministros asegurando, por ejemplo, que “los subsidios se mantendrán a las personas que realmente lo necesiten”, o “estos anuncios son un mensaje a los mercados”. Falta decir si se harán gradualmente o de una sola vez.

El desafío será lograr una economía competitiva. Para ello se debe disminuir la inflación y aumentar las inversiones que generen fuentes de trabajo. Para aumentar las inversiones se necesita disponer de créditos, sin olvidarse de las Pymes. Hoy, para evitar que nuestros inversores compren dólares porque están baratos, los bancos aumentaron la tasa de interés, lo que por un lado resuelve un problema pero crea otro a nuestros emprendedores, ya que es difícil y caro el acceso al crédito para aplicarlo a inversiones productivas, generar valor agregado y crear empleos genuinos.

Si realmente se quiere apoyar al empresario argentino generando una economía competitiva, primero se debe resolver entre otras cosas el acceso y el costo del crédito. El panorama es el siguiente: la tasa de interés para préstamos en pesos en Argentina está por encima del 30% (que incluye inflación y costo del dinero). En cambio, un inversor de los EEUU, por ejemplo, consigue dólares a tasas menores del 5%, y puede realizar inversiones productivas en nuestro país, ya que el dólar sube menos que la inflación. Se generan así distorsiones que quitan competitividad a nuestros empresarios en nuestro propio país. Esta es la realidad que enfrentan hoy los que quieren invertir.

Control de precios y salarios

Poder controlar la suba de precios y salarios será el desafío para el próximo año. La Consultora Ecolatina dijo en un informe reciente: “Dado que no esperamos mayores cambios en materia de inflación antes del arranque de las paritarias del 2012, estas tendrán un rol crucial para lograr la convergencia: la pregunta clave a dilucidar es si los trabajadores agremiados aceptarán subas cercanas al 20% o si van a negociar en base al pasado o al futuro”.

Entre las razones que tienen los gremios para solicitar mayores subas, podemos citar:
a) la disminución de los subsidios a los servicios públicos, que si son progresivos no incidirán tanto en los costos, ahora si se eliminan totalmente, aumentarán las tarifas;
b) las expectativas de inflación que estiman serán altas, y
c) la relación conflictiva entre el Gobierno y el líder de la CGT, que pueden aclararse después de las elecciones de junio de 2012 o negociando la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.

Por otro lado, los argumentos para lograr un menor incremento de salarios son:
a) que durante el 2011 la suba de sueldos superó a la inflación, en algunos casos;
b) que la recesión en los EEUU y la crisis en Europa pueden provocar en 2012 una baja de los precios internacionales y una disminución en la generación de empleos, y
c) que se prevé que la inflación de 2012 sea menor que la de este año.

Cambiaron los tiempos

Hoy la situación es más compleja que años anteriores ya que los empresarios confirmaron la desaceleración de la economía y el Gobierno, con la suba de la tasa de interés, la eliminación de los subsidios, la moderación en su política de gastos, y un panorama externo no muy optimista, da señales de que el crecimiento será menor al de años anteriores. El Gobierno quiere mantener alto el consumo interno. Antes lo hacía con el excesivo gasto público, pero debido a las causas analizadas se debe trasladar el paradigma a uno nuevo y jugar con nuevos actores. Entiendo que solamente nos queda la generación de fuentes de trabajo incentivando las inversiones y cuidando a nuestros emprendedores para que puedan crecer.

Lograr un “modelo productivo” apoyado en la industria es el objetivo de la Presidenta en esta nueva etapa. Quizás el término “sintonía fina” refiera a que para lograr ese objetivo necesitará de los empresarios. Y esa no es una definición menor.

Los Incas y el medio ambiente

RICARDO N. ALONSO,Geologo, 21 de nov 2011, para El Tribuno

Perú y Bolivia, que fueron el centro de extracción de oro y plata durante el dominio español, pasaron a depender, a mediados del siglo XIX, del comercio del guano. Los excrementos de aves marinas de la costa peruano-boliviana alcanzaron tal valor en Europa como fertilizantes, que su dominio -junto al de los nitratos-llevó a la Guerra del Pacífico de 1879. A consecuencia de ello, cambió el mapa geopolítico de la América del Sur, con el avance de Chile sobre el desierto de Atacama y la consecuente pérdida del litoral para Bolivia y de las provincias australes para el Perú.

La formación del guano tiene que ver con especiales causas biológicas y geológicas. La actual costa norte chilena y sur peruana es el teatro del intercambio oceanográfico entre la corriente fría de Humboldt, de origen antártico, y la corriente cálida ecuatoriana. La primera es riquísima en nutrientes y pobre en fauna, mientras que la otra es exactamente lo inverso. Por ello, y a expensas de los caldos orgánicos microscópicos, se desarrollan enormes cardúmenes de peces plateados que atraen y sirven de alimento a inmensas colonias de aves marinas que viven en la costa e islotes próximos.

Sus excrementos se acumulan en capas que crecen continuamente en razón de la hiperaridez de la región. No hay que olvidarse de que se trata del desierto más árido del planeta, donde a causa de la elevación de los Andes -que actúa de barrera a los vientos húmedos- y otras razones climáticas, no ha llovido en los últimos millones de años. Gracias a ello, el guano ha podido acumularse hasta alcanzar grandes espesores, convirtiéndose en la parte más profunda en una materia mineral donde se observa cristales de oxalatos, carbonatos, cloruros y sulfatos de amoniaco, así como ácido úrico. El guano de aves marinas es el mejor fertilizante natural conocido, a causa de sus equilibradas proporciones de nitrógeno, fósforo y potasio. Esto lo sabían muy bien los incas, quienes lo explotaban sin alterar a las aves ni el equilibrio ecológico y lo usaban para abonar sus tierras. Garcilaso de la Vega escribió sobre el tema en 1604, acerca del uso del abono y el celo en cuidar a las aves productoras del estiércol “so pena de la vida”.

Los incas cuidaron sus aves y fueron buenos ecologistas o defensores del medio ambiente, como diríamos ahora. Hicieron también una red vial a través de todo el imperio desde Ecuador hasta Mendoza, con epicentro en el Cuzco. El Altiplano y la Puna están llenos de los “caminos del inca” que en muchos casos pasan por yacimientos mineros que ellos descubrieron o explotaron. Los incas fueron grandes mineros y tuvieron una metalurgia descollante. Pedro Cieza de León cuenta en 1535 que cuando llegó al Cuzco encontró un galpón lleno de barretas de cobre que los incas usaban en las faenas mineras. Los incas tenían un léxico abundante para designar los distintos minerales, herramientas, tipos de labores y formas de beneficio.

Llamaban así “cori” al oro, “colqui” a la plata, “llimpi” al mercurio, “anta” al cobre, “tacana” al sulfuro de plata, “soroche” al sulfuro de plomo argentífero, entre otros. El orden en que utilizaron los metales en la región centroandina fue: primero, los minerales preciosos oro y plata, además de cobre, y luego, los bronces en distintas aleaciones arsenicales y estanníferas. Además los incas adoraban los baños en las aguas termales (Incachule, cerca de San Antonio de los Cobres, significa justamente “baños del inca”). Las aguas eran lugares especiales de descanso y, por ello, los caminos incaicos las unían. Los españoles, so pretexto, desconfiaron de los manantiales termales, aduciendo que las aguas sulfuradas y su olor a azufre les recordaban el Averno.

Ahora bien, los españoles que conquistaron Perú encontraron un territorio feraz que había sido transformado en un vergel por el hombre andino. Los incas y sus predecesores vivían en armonía con la naturaleza, siguiendo claras pautas ecológicas en lo que a conservación y manejo de los suelos y las aguas se refiere. Cuidaban celosamente el medio ambiente. Prueba de ello son las increíbles andenerías que se observan por doquier, cuando se recorre el país.

Los andenes fueron la solución inteligente para poder desarrollar cultivos en las escarpadas laderas montañosas. Los andenes consistían en un muro de piedra vertical y el relleno del espacio entre este y la ladera del cerro hasta lograr una superficie horizontal. La construcción se hacía levantando paredes verticales de piedra, rellenando luego el espacio vacío con cascajo, en la parte inferior, y tierra, en la superior. Los muros de contención tenían un frente que, en muchos casos, era de piedra labrada y que demuestra un esmerado trabajo de cantería.

Cuando se observa un andén derruido, es sorprendente ver cómo estaba compuesto su interior. Se trata de la reconstrucción artificial de un suelo verdadero, donde existen una serie de capas estratificadas que evidencian hasta qué punto manejaron la ciencia de la edafología. Así, arriba del cascajo grueso usado como relleno, se disponen unos 60 cm de “tierra”, diferenciada en varios horizontes. Hay capas de arcilla para impermeabilizar y prevenir un drenaje demasiado rápido del agua y capas de materia orgánica abajo y de tierra agrícola en la superficie. Los suelos eran preparados de acuerdo con las regiones y los cultivos que se quería realizar. Las cenizas volcánicas, que a veces constituían parte del terreno, el guano de las aves y los excrementos de camélidos se utilizaban como fertilizantes.

Los andenes respetaban las curvas de nivel, siguiendo un riguroso trazado geométrico. Ello prueba, por un lado, que manejaban técnicas topográficas y, por otro, que tenían claro el problema de la erosión. La erosión es, precisamente, uno de los flagelos de los suelos cultivables del hombre moderno. Además, el sistema de regadío, con el agua bajando gravitatoriamente desde un andén superior a otro inferior, permite ver cuán ajustados estaban los mecanismos de irrigación.

En este sentido, son dignos de apreciar los trabajos de canales, algunos de varias decenas de kilómetros de longitud, que les permitían llevar agua desde las vertientes en las montañas a lejanos sembradíos. Maravilla todavía observar la ligera pendiente de los canales, las obras de arte para sortear escollos, el frenado y acelerado del agua según las circunstancias, que prueba los acabados conocimientos de las ciencias hidráulicas con que contaban los antiguos pueblos peruanos. A ello debe sumarse los trabajos de captación de agua subterránea o las excavaciones (cochas) para acercar los cultivos al nivel freático, todo lo cual se observa en regiones áridas. Los pueblos andinos alcanzaron un alto grado de desarrollo en cuestiones agrícolas y prueba de ello son el millón de hectáreas de andenería que dejaron a la posteridad y de las cuales se aprovecha actualmente una mínima parte.

En verdad, impresiona pensar en la cantidad de energía humana que fue necesaria para llevar adelante las obras, lo cual fue posible por el empleo organizado de la mano de obra, llamado “mittani”. Los incas y sus predecesores fueron excelentes ingenieros, geólogos, arquitectos, agrónomos e hidráulicos, con ideas ecológicas claras, cuya ciencia debería hoy recuperarse en orden a salvar miles de años de experiencia empírica.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Tecnología y educación - Parte 1

Lic. félix González Bonorino, Sociólogo, 29 sept 2011, El Cronista del NOA

Hace pocas semanas me visitó un sobrino llegado de los EEUU. Gastón, así se llama, siempre fue volcado a la tecnología, así que cuando comenzó a desempacar tenía más aparatitos que Garbarino. Teléfonos, notebooks, iPad iban saliendo a medida que quería contar algo, mostrar fotos, pasar música que tenía archivado en alguno de estos adminículos. Dentro de este menú de miniaturizados peló un Kindle.
Yo también soy bastante informático, por lo que lo conocía desde 2007, año de su lanzamiento al mercado de EEUU, aunque nunca lo había tocado. Para quienes no lo conocen, se trata de un soporte para libros electrónicos de Amazon, la mega tienda virtual que comenzó con los libros y hoy te vende hasta cerveza.
Todos los de nuestra generación nos educamos con libros, nos distrajimos con libros y nos rompimos las espaldas con libros, algunos de los cuales eran soberanos mamotretos. Ir a una biblioteca para estudiar de libros que si no era imposible conseguir, ya sea por su precio o porque estaban agotados en las librerías, era algo normal para un estudiante universitario. Los profesores se ocupaban de solicitar libros que estuvieran en la biblioteca y si no estaban recibían un llamado de atención del centro de estudiantes respectivo. Así era la cosa. Detenernos horas en la calle Corrientes de Buenos Aires, revolviendo entre los viejitos a $5 era la oportunidad de pasar un fin de semana de lectura divertida.
Los libros en su forma actual han permanecido en nuestra civilización desde el Alto Medioevo, época en que los monjes copiaban a mano los escritos realizados también a mano, con pluma de ganso y cortaplumas (de allí viene el nombre de nuestro actual adminículo de camping y se utilizaba para recuperar, mediante un corte al bies, el trazo de la pluma que se iba deformando a medida que avanzaba la escritura sobre el papel), por los autores de la época, en general ensayos y reflexiones religiosas, pero también poesía, música e incluso algunas novelas como “La Chanson de Roland” de fines del S.XI.
La aparición de la Imprenta de Gutemberg en el S. XV, con sus tipos móviles, le dio al libro su forma actual. Desde entonces hemos mejorado la calidad del papel, de las tintas, de los encuadernados, las imprentas, el offset, las composiciones informáticas, las imprentas laser, etc. es decir, hemos mejorado cada una de las partes físicas de un libro y de su proceso de impresión, pero el libro se mantuvo igual. “The song remains the same” diría Led Zeppelin.
Hasta ahora. Y aquí volvemos al Kindle.
Los libros electrónicos no son nuevos. Como simple ejemplo, el Proyecto Gutemberg, que consiste en la puesta a disposición de todo el mundo libros a través de redes informáticas, que luego serían la web, data de principios de los ’70. Yo conocí el Proyecto a mediados de los ’90 y ya tenía miles de libros digitalizados, la mayoría en ingles. Entre medio me debo haber leído unas cuantas decenas que he bajado a mi computadora. Pero lo que no había era un soporte apto. Un medio “amigable” que pudiera rivalizar con un buen libro. Leer desde la pantalla, incluso de una notebook, era un suplicio. Y sin ver el adminículo, sin tenerlo en la mano, pensaba que este tampoco cumplía con esta cualidad.
Es que las letras en una pantalla terminan agotando a la vista, incluso en las muy mejoradas pantallas LED. Vaya sorpresa, resulta que esto es diferente. Parece papel, no es broma. Es la tecnología de Tinta Electrónica creada por el MIT que no tiene retroiluminación.
Gastón, mi sobrino tecnológico, ha sido desde pequeño un ávido lector, de esos que en lugar de ver tele, leen. Si ya sé que casi no los conocemos, pero alguien seguro que se los contó. Bueno, yo tuve suerte y lo vi, son bastante normales le digo. La gran pregunta era cual era su diagnóstico sobre la tableta. Y fue muy franco. “Hace un año y medio casi no toco un libro de papel y sabés cuantos libros tengo ahí adentro, cerca de 1500” (habrá leído 20, pero ahí están) La biblioteca tenía 23 x 18 cm y medio cm de espesor. Afortunadamente ya hay cientos de miles de libros digitales en inglés y decenas de miles en español.
Aunque parezca, esto no es una publicidad del producto de Amazon, que por otro lado no es el único, también están Kobo, Sony Reader, Nook, iPad, Papyre, booq, entre otros, con sus diferentes tecnologías. Lo que quiero reflexionar es sobre las implicancias.
Un estudiante de Medicina ingresa a la Facultad, se anota en las materias de primer año y pasa por la Biblioteca o la librería. Paga una tarifa y retira un Kindle, sigo con el ejemplo, con toda la bibliografía necesaria para la carrera. Toda en un aparato que pesa 300 g y puede costar 150 dólares. O todos los tratados de Derecho, de Ingeniería o de Arquitectura. Si el alumno carece de recursos aplica a una beca que le cubre este costo, beca que pueden financiar empresas filantrópicas. Se trata de un enorme igualador de oportunidades. Los centros de estudiantes, con su curro de las fotocopiadoras tiemblan.
Pero claro, para llegar a la universidad hay que superar el primario, incluso aprender a leer y resolver cuentas básicas. Nuevamente, ¿Cuánto costarían los manuales que entregan los gobiernos si fueran electrónicos? ¿Cuántos cuadernillos de trabajos prácticos en lengua, matemáticas, naturales, sociales, música y otros se pueden hacer e incorporar a la pequeña tableta? Se decide modificar alguna información en el manual: un clik y listo, un archivo es reemplazado por el otro. Chau Falklands. Buen día Malvinas Argentinas.
El niño está en 7º grado e ingresa al Secundario, (por suerte nos devolvieron nuestros queridos nombres para la escuela). No hay problema, se acerca a la escuela, o se conecta a la web y allí le recargarán su tableta con los manuales, cuadernillos, libros de lectura, música, etc. correspondientes a sus materias de Primer Año.
El niño se encontraría con todo el material que necesita y además estaría presentado de manera moderna, como el tendrá que utilizarla en su vida laboral y social en el futuro. Por supuesto que queda a resolver el problema de los derechos de autor y esas cosas, que son todas manejables.
Se trata de un cambio conceptual. No puede ser solo cambiar el soporte. Solo pasar a tener una biblioteca compacta, cosa que ya es bueno. La nueva tecnología permite nuevas oportunidades. Comunicarse en red con otros compañeros o con el profesor, integrar al libro imágenes que se pueden buscar en la web en el momento, utilizar la tableta como editor de texto y otras cosas, bueno, todo lo que hacemos en nuestros trabajos, pero que no hacen nuestros alumnos, en definitiva el sistema educativo debe preparar a los alumnos para ingresar al mercado laboral de hoy, no del Medioevo.
El mundo va en este sentido. Hay que subirse pronto.

Jaime Dávalos y su "Zamba de los mineros"

RICARDO ALONSO,Doctor en Ciencias Geológicas, 26 sept 2011, El Tribuno

El salteño Jaime Dávalos (1921-1981) fue un poeta profundo, de amplio espectro creativo, politemático. Su poesía hurgó en las raíces del hombre, de la tierra y del cosmos. En su obra encontramos permanentes referencias a lo telúrico, a lo geológico y a lo mineral. Veamos si no los admirables versos de la primera estrofa con que inicia la “Vidala del nombrador”: “Vengo del ronco tambor de la luna / en la memoria del puro animal, / soy una astilla de tierra que vuelve / hacia su oscura raíz mineral”. O en la estrofa del poema a la Puna, donde con escasos elementos configura, al mismo tiempo, un paisaje real y surrealista cuando dice: “La Puna, metal y cielo, / es suma de cielo y sal, / moliendo en el viento blanco / el esqueleto del mar”. También frases que definen en pocas palabras la geografía continental como aquella de “la copla bajó por sobre el geológico espinazo cordillerano del continente, atando lenguas y corazones, fijando un alma y un idioma comunes, poniéndole palabras a nuestros desmesurados silencios planetarios”. En fin, hay estudios académicos precisos sobre la poesía de Dávalos que interpretan la profundidad de su pensamiento como los excelentes trabajos de Mercedes Puló de Ortiz y de Irene Noemí López, entre otros.

En este artículo me interesa profundizar sobre la historia de la “Zamba de los mineros”, que escribió Dávalos y a la cual le puso música nuestro inmortal “Cuchi” Leguizamón. Zamba que ha sido cantada por grandes intérpretes en escenarios nacionales e internacionales, entre ellos y de manera sublime por Mercedes Sosa. Pero también por el riojano Chito Zeballos, al igual que Jorge Cafrune, Bruno Arias, Chany Suárez, Patricio Jiménez, Enrique “Chichí” Ibarra, el Dúo Coplanacu, Juan Falú y tantos otros. Fuera del ambiente artístico es la zamba que se convirtió en el “himno de los mineros” y en tal sentido se la canta en muchas de las peñas que se realizan en los congresos o reuniones geológicas.

En 1999, al finalizar la cena de un seminario de minería del que participamos argentinos de la mayoría de las provincias cordilleranas y que se llevó a cabo en la Universidad de Texas, en los Estados Unidos, el representante de Jujuy y a la vez geólogo, minero y cantor, César Lizárraga, actuó como maestro de ceremonia y puso a cantar la famosa zamba a todos los presentes.

Gran sorpresa de los académicos americanos, que no entendían la letra pero sí la fuerza de la entonación y la extraordinaria libación de los presentes. Decía que la zamba tiene una linda historia que escuché en alguna tertulia. Se cuenta que Jaime Dávalos fue invitado por amigos mineros salteños que habían hecho contrato para explotar las minas de oro de Culampajá en Catamarca.

En una estanciera de la época viajaron por Cafayate, Santa María y Hualfín hasta Corral Quemado, en una travesía que duraba al menos un par de días. En Corral Quemado hicieron campamento en el almacén de ramos generales de don Marcelino Ríos. Los mineros partieron hacia la montaña y Jaime decidió permanecer allí el tiempo que durara la misión. Cuentan que el paisaje, las historias del oro que contaban los parroquianos que acudían a la pulpería de Marcelino y el rico vino morado, lo fueron inspirando para escribir la zamba.

Refieren también que la adición se hizo por demás onerosa y que cuando estaban listos para volverse a Salta, Marcelino se encargó de recordarles lo que le debían, a lo cual Jaime le dijo que cómo les iba a cobrar si él con la canción que escribiría en su honor lo iba a hacer famoso. Hombre práctico, don Marcelino ejecutó la cuenta olvidándose de la supuesta y futura fama.

Con los años, se vio cumplida la profecía en la medida que llegaban los viajeros a Corral Quemado a preguntar por lo de Marcelino Ríos, “­el de la zamba de los mineros de Dávalos y Leguizamón!”. Veamos lo que dice la zamba: “Pasaré por Gualfín / me voy a Corral Quemao / a lo de Marcelino Ríos / para corpacharme con vino morao”. Deja entrever que viene desde el norte y que va a lo de Marcelino a corpacharse con vino morado. El mismo Dávalos aclara que “corpacharse” es espiritarse con alcohol, componer el cuerpo. Luego dice: “Yo soy ese cantor / nacido en el carnaval / minero de la noche traigo / la estrella de cuarzo del Culampajá”. Resulta del mayor interés la metáfora de los dos últimos versos.

Las minas de Culampajá son vetas de cuarzo aurífero a 3.600 msnm. Se explotaron desde tiempos antiguos en galerías subterráneas. Cuando dice que el minero trae de la noche se está refiriendo a la absoluta oscuridad de los profundos socavones. El cuarzo suele presentarse en cristalizaciones perfectas en huecos llamados drusas o geodas. Esos cristales debieron de sugerirle a Dávalos una estrella de cuarzo comparable a las estrellas del firmamento en la noche oscura del cosmos. La tercera estrofa dice: “Molino del Maray, / que muele con tanto afán, / Marcelino pisando el vino, / Paredes, el oro de Culampajá”. Aquí también realiza una comparación analógica entre don Paredes, el minero que muele el oro en un molino indígena de piedra llamado Maray, y don Marcelino que pisa uvas tintas para hacer el vino patero. La última estrofa dice: “Yo no sé, yo no soy / andoy porque andoy nomás. / Cuando a mí me pille la muerte / tan solo la zamba me recordará”. El famoso estribillo de la zamba reza así: “­La zamba de los mineros! / ­Tiene solo dos caminos! / Morir el sueño del oro / Vivir el sueño del vino”. Oro y vino, minas y mineros, vida y muerte, recuerdo y olvido, conforman el teatro del mundo que Dávalos desentraña desde su privilegiada posición de poeta cósmico. A mediados de septiembre de 2011 viajé especialmente a Corral Quemado, un pequeño oasis en las áridas montañas catamarqueñas, a buscar las raíces de la “Zamba de los mineros”. La vieja casona de Marcelino Ríos se conserva pintada de rosado, pero ahora es casa familiar.

Don Marcelino está enterrado en el primer panteón del cementerio. Su hija Eulalia Ríos, que fue directora de la escuela, falleció hace un par de años. Las minas de Culampajá están abandonadas. La memoria de aquellos hechos se borra lentamente, pero la zamba está viva, proféticamente viva, como la soñó nuestro eximio poeta Jaime Dávalos, allá lejos y hace tiempo.

martes, 27 de septiembre de 2011

Sarmiento, un torrente vital

Gregorio A. Caro Figueroa, Sept 2011, para "Todo es Historia"

En un país donde casi todo estaba por hacer, Sarmiento se propuso hacerlo casi todo. Terminó haciendo lo que pudo, o lo que la época y los retardatarios no le pudieron impedir hacer. Las más de las veces, hizo contra todos los que se sentían desbordados por la desmesura de su talento, por su independencia y su voluntad.

A dos siglos de su nacimiento, su vigorosa personalidad no puede ser negada, aunque sea distorsionada por dos miradas divergentes que en algún punto se tocan: en el recelo a su impulso transformador. A veces, el denuesto ahoga la admiración. A veces, el panegírico rebaja el genio.

Una, despojándolo de su carnalidad y rebeldía, lo recluye en un silencioso panteón laico: es su “jornal de veneraciones”. La otra, atontando su genio y sus ideas, lo erige como clamoroso paradigma de lo extranjero y lo antinacional: es su “jornal de injurias”.

Aún se mueve esa mano que escribe historia menospreciando o expulsando de sus páginas a este eminente “testigo de la patria”, como dijo Borges, y al “más profundo de nuestros criollos”, como señaló Luis Franco. Parece políticamente correcto manipular o recluir en el desván los Bicentenarios: 1810, Alberdi y Sarmiento, fechas y nombres del maldito liberalismo criollo.

La sola mención de su nombre polarizó actitudes en su vida, y las siguió polarizando mucho después de muerto. Ambas coincidieron en equivocarse simplificando a Sarmiento. Coincidieron en el propósito de embalsamar a un hombre cuya vitalidad fue más allá de panegiristas y detractores.

Recordamos a Sarmiento, nacido al año y tres meses de la Revolución de Mayo, en San Juan cuando éste era un pequeño caserío de tres mil almas dibujado en unas pocas manzanas que se acurrucaban en torno a la plaza principal.

Nació en esa aldea llamada ciudad, la más importante de la región de Cuyo. De origen humilde, su padre era un arriero de mulas y su madre, pobre-decente heredera de una “menguada herencia”, accedió a la educación primaria al resquebrajarse el orden estamental y sus prejuicios sobre el color de piel, intactos en la vida lugareña.

En aquella periferia de un país en ciernes, surgió un joven que leyó con admiración la ética del esfuerzo que brotaba de la vida de Benjamín Franklin. Que una mente tan fértil y una voluntad tan robusta hayan salido de esa aldea, prueba que es verdad que “puede haber países subdesarrollados pero no inteligencias subdesarrolladas”, como anotó Octavio Paz.

Sarmiento se abrazó a las ideas como modo de asir parte de esa realidad aún en gestación: un espacio territorial infinito, desértico pero dotado ricamente por la naturaleza. Admiró en Franklin “el ejercicio de la inteligencia como instrumento de trabajo”. Condenó la indolencia: “Lo que más degrada a una sociedad es el desprecio al trabajo”.

Nada más falso que ver en Sarmiento un ideólogo carente de sentido práctico y fantaseador. Amasó el presente con ideas y barro, mirando el horizonte. Tenía impaciencia por realizar sus intuiciones. Creyó que esa fuerte voluntad podría sacudir el ambiente, renovando tradiciones. Labró un duro terreno donde el reconocimiento se mezquina y llega tarde.

Sin fortuna, sin partido, sin redes familiares y sin armazones políticas, Sarmiento se modeló a sí mismo: fue autopropulsado. “Nunca fui un político. Mi propósito, aún desde joven, era construir una república”. Confesó: “En política soy siempre maestro de escuela”. No se plegó a los rumbos de la opinión pública: trabajó, pensó y escribió para orientarla hacia nuevos caminos, expresó.

Explicó: “Quisiera que entremos en la realidad de la república, a saber que las elecciones fuesen reales, que la representación fuese real, que el poder fuese real. Algo más querría y es que la moral también forme parte de la política”.

Esa república imaginada debía ser una gran escuela porque “las escuelas son la democracia” y el único escudo de nobleza es el que otorgan la capacidad y el mérito. Es obligación de los gobiernos “educar al pueblo sin distinguir al hombre de la mujer, ni al chino ni al mulato de los que se llaman nobles, ni al hijo legítimo del ilegítimo”, señaló.

“La educación es un capital puesto a interés por las generaciones presentes para las futuras”; la instrucción primaria gratuita para todos es un derecho, observó un siglo antes que los expertos internacionales en educación advirtieran que la educación no es un gasto “sino una inversión altamente retributiva”, anotan Gregorio y Félix Weinberg.

Provocó deliberadamente lanzando rayos para sacudir ese ambiente rutinario, demasiado ocupado en rumiar en viejas creencias. Comenzó por educarse a sí mismo y jamás dejó de hacerlo. Puso empeño, con “la paciencia y tenacidad del presidiario”. Se abrió a la humanidad aunque su carácter argentino es más auténtico que el de muchos de sus detractores.

No fue un encandilado admirador de Europa ni propuso jamás el plagio de esa sociedad que conoció y a la que criticó sin concesiones, por sus injusticias y su atraso. Captó con sutileza las diferencias entre el Viejo Mundo y la sociedad que se estaba modelando en Estados Unidos.

“No hay principios norteamericanos, como no los hay franceses. Hay los derechos del hombre, y los progresos de la inteligencia humana universal que piden su aplicación en todos los puntos de la tierra”, observó mucho antes que se hablara del carácter universal, integral, indivisible e interdependiente de esos derechos.

Descubrió que la democracia allí no tenía sólo su fundamento en la igualdad de oportunidades o en un equitativo acceso a la riqueza, a la tierra y al ahorro, sino porque el pueblo norteamericano participaba en la vida de la Nación a través de una red de asociaciones civiles.

Sarmiento buscó situarse en una dirección que tenía sus distancias con el revolucionarismo que en Europa había dado frutos agrios, y del conservadorismo que había afianzado en la Argentina a un sector pequeño de gran poder económico y de poder político.

Quería pues hacer un país moderno difundiendo no sólo la educación para formar ciudadanos, sino también facilitando el acceso a la propiedad y distribuyendo la riqueza, cimientos de una democracia política estable. “El peor enemigo de la educación popular en nuestra América son las clases cultas”, denunció.

No sólo quería difundir la lectura y escritura. Su idea fue más amplia. Sembró bibliotecas públicas y vio con claridad que el trabajo era un factor de formación que no podía separarse de la instrucción intelectual. “De la educación de las mujeres depende la suerte de los Estados”.

Sarmiento fue la contradicción viva. Precisamente porque era una inteligencia rebosante de vida. Sarmiento es “un lujoso espectáculo de energía bullente”. Eligió ser provinciano en Buenos Aires y porteño en provincias.

Fue un liberal no conservador que usó la imprenta, dirigió periódicos, divulgó la ciencia, trepó al caballo y se alistó en ejércitos. Arremetió contra España, de modo español, observó Unamuno. Octavio Amadeo advirtió que en Sarmiento “las ideas tenían uñas, pelos y dientes”.

Conducta, austeridad, defensa y sostenimiento de la democracia, logro del bienestar general, crecimiento económico, paz entre los argentinos. Esos valores no están anclados en el pasado: son parte de nuestro horizonte de expectativas. Este grande, común y solitario hombre, vivió y sufrió por el país que le tocó en suerte por patria.-

Corregir distorsiones

Por Julio Moreno, Contador Público, 14 sept 2011, El Tribuno

Me he sorprendido gratamente al escuchar de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en sus recientes discursos ante distintos sectores vinculados con la producción, el pedido de que “la ayuden a corregir distorsiones”, ratificando además el famoso y controvertido “modelo económico”.

A pesar del apoyo que recibió en las pasadas elecciones primarias y con la posibilidad cierta de obtener aún más votos en octubre, podemos interpretar que esos dichos son solo mensajes de campaña. Es que ella solamente menciona los logros alcanzados en nuestra economía, pero no aclara cómo solucionará los problemas como la inflación, los subsidios o la pérdida de competitividad.

Con respecto al modelo, quiero hacer algunas reflexiones que quizá contribuyan para aclarar las discusiones entre los economistas. La mayoría de ellos sostiene que “está agotado”, y aconsejan realizar ajustes, pero están los que entienden que puede seguir profundizándose.

Si entendemos que profundizar el modelo significa consolidar el proceso de industrialización a través de la sustitución de importaciones, avanzar en la diversificación y el crecimiento de las exportaciones y que esto genere altos niveles de empleo y mejores condiciones de vida de los trabajadores, creo que nadie estará en desacuerdo con la frase “profundizar el modelo”. Ahora, si no se cumplen con estos objetivos, entendería que el modelo sí está agotado.

Además, escuchamos de nuestra Presidenta proyectos como los llamados “Planes 2020”, que incluyen propuestas para mejorar las cadenas de valor en los sectores industriales y agroalimentario, y el probable ingreso del plan energético, completando estos anuncios con mensajes optimistas y factibles. Entre ellos están:

a) que, a fines de esta década, la Argentina duplicará su producto bruto industrial;
b) que aumentarán las exportaciones de manufacturas;
c) que la producción total de granos se incrementará en más de un 60%;
d) que las exportaciones de alimentos pasarán los 100.000 millones de dólares;
e) y que la inversión privada ascenderá al 28% del producto bruto interno (PBI).

Es evidente que son todos deseos y proyecciones. Pero necesitamos saber cosas concretas que hoy nos preocupan. Por ejemplo, si seguirán las trabas a las exportaciones como las vigentes en trigo, maíz y carne, o si se mantendrán las trabas para importar insumos industriales, si la política cambiaria -que influye en la determinación de los precios en dólares-será la misma, si la presión tributaria seguirá siendo tan alta o si aumentará o bajará el excesivo gasto público, entre otras.

También nos hacemos preguntas como si al crecimiento económico lo acompañará la producción energética o si los costos para importar combustibles y gas se trasladarán a las tarifas o seguirán subsidiadas. Es que aún no encontramos las medidas que nos expliquen cómo haremos para materializar los anuncios.
Hay temas que no se tocarán, como por ejemplo cómo se combatirá la inflación o si el Indec seguirá aplicando el mismo criterio de medición. Debe ser porque estamos en campaña.

Mejorar el tipo de cambio

En el marco de la política cambiaria, uno de los temas que más desvela a los empresarios es mejorar el tipo de cambio para que sea competitivo ante la elevada inflación en dólares que padecemos. Tendría que haber alguna explicación.

Recordemos que se debe cumplir con el compromiso de consolidar el proceso de industrialización y desarrollo en el país. Es necesario articular todos los instrumentos de política económica para que los procesos de industrialización, de sustitución de importaciones y de crecimiento de nuestras exportaciones sea una realidad. Y aún no sabemos cuáles serán los instrumentos de política económica que se aplicarán para cumplir con estos objetivos.

Para mejorar el tipo de cambio me he permitido analizar tres formas de hacerlo que no quiere decir serán las utilizadas, pero servirán para explicar caminos alternativos para cumplir con este objetivo.
La primera es devaluar, es decir, con un dólar se podrán comprar más pesos. Con esta medida se logrará en forma rápida mejorar la competitividad, porque recibiremos más dinero por nuestros productos. La experiencia nos dice que esta medida es inflacionaria, ya que todos los precios en Argentina están cotizados también en dólares, y si el valor del dólar aumenta aumentarán también los precios en pesos, necesitando nuevamente volver a devaluar.

Esta medida debería ir acompañada de recetas para disminuir la inflación, como por ejemplo bajar los gastos del Estado, aplicar un estricto control de precios y controlar las importaciones para que los precios de las mismas no perjudiquen a la industria local.

La segunda medida sería aplicar un sistema de cambios múltiples, que consistiría en mantener un tipo de cambio para las exportaciones y otro para las importaciones, dejando la cotización del dólar billete en una flotación controlada como hasta ahora. Con esta medida se podrá incentivar las exportaciones de determinados bienes o servicios producidos en Argentina, promover las importaciones de bienes de capital para adquirir tecnología de punta y castigar con una cotización alta la importación de bienes que perjudiquen a nuestra industria local.

La tercera sería implementar un esquema de subsidios o disminución de retenciones a las exportaciones e instrumentar un sistema de gravámenes o derechos a las importaciones de productos que compitan con nuestra industria. Con esto se podría lograr competitividad sin tocar el tipo de cambio.

Estas son solo sugerencias que ayudarán a explicar el “cómo hacerlo”, que es solo uno de los temas que requieren urgente definición del Gobierno para lograr un tipo de cambio competitivo. De más está decir que no es el único tema que preocupa.

Origen y evolución de la minería en Salta

RICARDO ALONSO, Doctor en Ciencias Geológicas, lunes 19 sept 2011, El Tribuno

El pasado 9 de septiembre de 2011, las autoridades de la Fundación Copaipa, del Consejo Profesional de Agrimensores, Ingenieros y Afines, nos convocaron al señor presidente de la Cámara de Minería de Salta, Lic. Facundo Huidobro, y al suscripto a disertar sobre el pasado, presente y futuro de la minería de Salta. Fue una buena oportunidad para realizar un homenaje al Ing. Francisco “Pancho” García, recientemente desaparecido, quien no solo supo conducir con certeza los objetivos de la fundación, sino que además fue un hombre altamente comprometido con el ideal de un gran destino para Salta en el concierto de las provincias argentinas y de su posición clave en el centrooeste sudamericano.

Mi conferencia estuvo centrada en la minería histórica de Salta que ahora sintetizo como un homenaje a su persona. Cabe señalar que ya nuestros pueblos indígenas habían avanzado en aspectos esenciales de la actividad minera explotando distintos tipos de minerales. No solo obsidiana u otras rocas silíceas que les servían para las puntas de flechas, proyectiles, armas o herramientas; sal gema, para intercambio comercial; “coipa” o carbonato de sodio. para su uso como jabón natural y fijador de tinturas; variedad de arcillas, para cerámicas; numerosos óxidos de hierro y manganeso, para decoración; etcétera, sino que también habían logrado explotar metales, fundirlos en rústicos hornos llamados “huayras” e incluso realizar objetos metalúrgicos de gran calidad y belleza.

La llegada de los primeros conquistadores apuntó al potencial de metales preciosos, entre ellos el oro del Valle Calchaquí. Pronto dieron con las minas de plata del Acay y la mina Concordia de San Antonio de los Cobres, las que aparecen citadas desde comienzos del siglo XVII. Sin embargo, lo que pondría a Salta en una situación estratégica fue el hallazgo del cerro Rico de Potosí. Aunque parezca una metáfora, esta “montaña de plata” fue descubierta en una región desértica desprovista absolutamente de cualquier insumo. De allí que todo el consumo debía de llevarse de regiones vecinas. Pronto la ciudad alcanzó a 160 mil habitantes, superó a las principales capitales europeas en habitantes, logró un alto grado de riqueza y fue premiada con el título de “Villa Imperial”. Nuestras viejas ciudades de Esteco, tanto la Esteco vieja, como la Esteco nueva -la que fuera destruida por el terremoto de 1692- fueron grandes proveedoras de miel, cera y turrones secos.

Cuentan los distintos viajeros, entre ellos Diego Alonso de Ocaña, que pasó por allí en 1600, de la enorme cantidad de esos productos que se llevaban a Potosí, siguiendo la ruta de los caminos reales. De alguna manera había comenzado a funcionar el sistema de proveedores mineros hacia ese gigantesco atractor que consumía cantidades inconmensurables de carnes, yerba mate, frutas, granos, madera, vestimenta, herramientas, leña, comida, bebida y también mulas. Precisamente mulas fue otro de los servicios que a Potosí brindaron los viejos salteños.


Decenas de miles de mulas provenientes de todo el noroeste argentino y del centro del país, llegaban al Valle de Lerma, donde se las engordaba para iniciar su viaje sin retorno al Potosí. Allí eran útiles para todas las faenas relacionadas con la explotación de la plata, molienda de los minerales, amalgamación, metalurgia y amonedación. Salta se convirtió durante los siglos XVII y XVIII en la principal feria de mulas del mundo. Y así quedó registrado por el viajero Concolorcorvo, funcionario español encargado de postas y correos, en su obra “El lazarillo de ciegos y caminantes desde Buenos Aires hasta Lima” (1773). Los entretelones religiosos y económicos de este fenómeno, asociados a la feria y fiesta de Sumalao, han sido rescatados recientemente por el Lic. Felipe Medina en un libro de su autoría. Cuando Potosí comenzó a declinar, una nueva situación coyuntural puso otra vez a la economía de Salta en un lugar de privilegio. En el litoral boliviano y peruano de Atacama se descubrieron enormes reservas de minerales fertilizantes, tanto en las covaderas de guanos fósiles de aves marinas como en la pampa nitratera.

Los exhaustos suelos de Europa necesitaban imperiosamente de ese nitrógeno, potasio y fósforo que estaba allí contenido. Pronto cientos de barcos surcaban el océano portando esos valiosos productos. La Guerra del Pacífico, de 1879, cambió la geopolítica del recurso a manos de Chile. Una vez más, la sustancia mineral se encontraba en un lugar desprovisto de cualquier clase de insumos en el más inhóspito e hiperárido desierto de Atacama. Todas las provisiones debían ser llevadas desde afuera. Una de ellas era carne vacuna para el consumo de los mineros pampinos. Salta tenía valles aptos, con buenos pastos y agua para engordar el ganado. Es así como comienza el envío de animales a pie, toros herrados que cruzaban la cordillera con destino a las faenas de la pampa salitrera. Juan Carlos Dávalos plasmó en su “Viento Blanco” aquellas peripecias de la mano de un mítico arriero como fuera don Antenor Sánchez.

Mientras tanto en nuestra Puna, un grupo de mineros alemanes, entre ellos los Boden, los Beckert, los Augspurg y los Korn, ponían en marcha las minas de plomo y plata de San Antonio de los Cobres y exportaban el metal hacia Hamburgo. También para esa época comenzó la era de los boratos. Con la puesta en marcha de la mina Tincalayu, en el salar del Hombre Muerto, durante la década de 1950 por parte de la vieja empresa Boroquímica Samicaf, Salta se convirtió en la principal productora de bórax de América del Sur. Desde 1940 a 1980, Salta fue la principal productora nacional de azufre con la mina Julia y el Establecimiento Azufrero Salta (EAS) de La Casualidad. Ello dio vida a la Puna y al ferrocarril minero ramal C-14, Huaytiquina. También se posicionó como la principal productora de uranio de la Argentina con la mina Don Otto, desde 1960 a 1980, abasteciendo con materia prima nacional a nuestras plantas nucleares.

El borato común de los salares (ulexita) permitió una creciente y sostenida industria de producción de ácido bórico y productos afines, liderando la producción nacional y alcanzando exportaciones a 42 países de los cinco continentes. A ello debe agregarse el valioso trabajo de pequeños mineros que explotaron sal, perlita, sulfato de sodio, ónix, yeso y otros minerales no metalíferos y rocas de aplicación.

Debí explayarme en una hora sobre cinco siglos de historia, condensando lo expresado a lo largo de tres centenares de páginas de mi reciente libro: “Historia de la minería de Salta y Jujuy, siglos XV a XX”. Alonso, R. N., 2010. Mundo Gráfico Salta Editorial, Ediciones del Bicentenario, ISBN 978-987-1618-19-4, 332 págs. Salta.

Sirva esta ajustada síntesis para rescatar el origen y evolución de la minería, de los proveedores mineros y, en especial, de sus momentos estelares.

lunes, 12 de septiembre de 2011

CUANDO LA PLAZA 9 DE JULIO SE CONVIERTE EN UN SANTUARIO A CIELO ABIERTO

Felipe Hipólito Medina, Lic. en Ciencias Religiosas, 12 sept 2011, para Blog del Grupo Salta.

Comienza el Tiempo del Milagro. Las campanas de la Catedral repican a duelo, en lastimoso sonido que recuerda los días funestos de aquel "terrible castigo" del 13 de setiembre de 1692, donde Salta se derrumbó por los "espantosos terremotos". Cada 6 de setiembre, la Plaza 9 de Julio, merecería llamarse Plaza del Milagro, porque todo el paisaje urbano cambia abruptamente. La novena empezó. La gente se agolpa en la Catedral y ella se prolonga en la calle España, Mitre, y toda la Plaza, como un gran templo natural donde se rinde culto a aquel Cristo olvidado durante cien años, y que fuera sacado como un estigma contra los terremotos, en un rito que sigue inalterable desde hace 319 años. Se genera un clima de fiesta, tensión, nerviosismo.

Nerviosismo y tensión que involucra a toda la sociedad, incluso al ámbito político, a los creyentes y a los que no lo son. Es una marca registrada en la cultura salteña, y por esta historia y por esta cultura, independientemente, de la religión que se profese, se han dictado una serie de normas para la organización de los festejos. Esta interrelación entre las fuerzas vivas de una sociedad, los organismos de gobierno y las autoridades de la Iglesia católica se ven con más naturalidad y claridad en los pueblos del interior de cualquier provincia del norte argentino, y de modo peculiar en la ciudad de Salta. Algo tan natural para nosotros, es inaudito para el mundo urbano globalizado donde la cristiandad, prácticamente, ha desaparecido.

Sin embargo, aún reconociendo un justo laicismo en las relaciones del estado con las instituciones religiosas, el Milagro invade las calles y rutas de la provincia con los peregrinos que expresan sus sentimientos en el caminar hacia el Santuario, lugar elegido por Dios para realizar un pacto o alianza, que se renueva año a año. El caminar es uno de los ritos o acción propia del pueblo cristiano, que es común a las tradiciones religiosas más antiguas. El que camina para llegar a un "lugar santo" es llamado peregrino. Este término designa al hombre que se siente extraño en el medio en que vive, donde no está sino de paso en busca de la ciudad ideal. Peregrino es un símbolo religioso que corresponde a la situación terrenal del hombre que cumple su tiempo de prueba, para acceder, al morir, a la tierra prometida.

El símbolo del peregrino está relacionado con la idea de expiación, purificación y homenaje a la persona que reside en el santuario (Cristo, Mahoma, Osiris, Buda) y que santifica los lugares del peregrinaje. Para la Iglesia católica todos los bautizados son peregrinos, "Jesús ha dado cumplimiento en sí mismo al misterio del templo (cfr. Jn 2,22-23) y ha pasado de este mundo al Padre (cfr. Jn 13,1), realizando en su persona el éxodo definitivo... Toda su vida es un camino hacia el santuario celeste y la misma iglesia se dice que es "peregrina de este mundo". En las ciudades más grandes de Europa estas manifestaciones tienen connotaciones culturales y turísticas. En Salta son la expresión interior de los pobres que piden protección, ofrecen sacrificios y renuevan un pacto de fidelidad con Cristo.

El rezo de la novena marca el inicio de la fiesta. Esta novena escrita en el año 1760 por el Pbro. Dr. Francisco Fernández, (cuestionada por algunos por su lenguaje y su teología, defendida por otros porque expresa de modo singular, la relación histórica con el Señor del Milagro), es rezada por ancianos, adultos, jóvenes y niños, portando el "librito" en diferentes ediciones; se reza en la mañana, la tarde, la noche y la trasnoche, aún con la Catedral cerrada, haciendo de la Plaza mayor de Salta un Santuario al aire libre.

La gente va hacia la Plaza a "Milagrear", un neologismo que indica movimiento, interacción, puesta en marcha de todo lo que acontece en las fiestas del Milagro. La gente sencilla, más allá de cualquier conflicto institucional o político, expresa su religiosidad. Esa religiosidad popular, reconocida por la Iglesia como "piedad popular" según la expresión del Papa Pablo VI. Es una característica propia de muchos pueblos, donde la Iglesia está establecida desde hace muchos siglos, como es el caso de América Latina. Son expresiones que "reflejan una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Que hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante. Engendra actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción."(cfr. Evangelii Nuntiandi 48-Ed. Paulinas, Bs. As., 1975).El Papa Benedicto XVI destacó en Aparecida la “rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos".

El Milagro reúne estas expresiones de modo particular con la llegada de los peregrinos, quienes año a año, se preparan e inician desde sus comunidades un largo caminar, y lo digo literalmente, porque ellos, atravesando cerros y montes, ríos y quebradas, llegan después de varios días para postrarse a los pies del Cristo crucificado. Recorren algunos, más de 400 Km hacia la ciudad de Salta, y van llegando entre cantos y bailes con sus trajes típicos. La Plaza se inunda de color en los ropajes y la piel de los peregrinos de todas las edades, quienes caminan varias jornadas recibiendo muestras de afecto y solidaridad a lo largo de su recorrido, trayendo las alforjas llenas de sufrimientos y dolencias, de bendiciones y acción de gracias.

No es un espectáculo montado para el turismo, es expresión genuina del sentir de la gente y de su religiosidad. El canto se mezcla con lágrimas de alegría y desahogo para quienes el sacrificio y el sufrimiento tiene un sentido de redención y no de castigo, como un grito de liberación.

Por eso, no debería existir un divorcio entre la cultura y las expresiones de fe. Desde la cultura se debe enriquecer estas expresiones religiosas, y la religiosidad del pueblo sencillo es una expresión del ethos cultural del pueblo latinoamericano.
La gente viene a "milagrear" y los días de angustia se convierten en alegría el día 15 de setiembre llevando las imágenes del Señor y la Virgen por las calles de la ciudad. Si bien la alegría es una experiencia del corazón, su expresión más frecuente, que es el gozo, es un sentimiento compartido por los demás, de modo que el espacio tiempo de la alegría es la fiesta, y la fiesta es el símbolo vital de la fe, y algunas realidades festivas, como la música y la danza entran a formar parte del concierto de esta celebración de la vida, tanto espiritual como corporal.

El clima de fiesta es propio de la expresión de religiosidad de nuestro pueblo, como lo fue para el pueblo de la biblia. El Milagro es tiempo de penitencia que se convierte en acción de gracias, y la acción de gracias en alabanzas. El Milagro es fiesta. Y la fiesta nos debe traer paz. Paz personal y paz social.

El Milagro, entre la razón y la fe

Dr. Ricardo Alonso, Geólogo, 12 sept 2011, para El Tribuno


El terremoto de 2010 dio pie a una serie de interpretaciones que rozan el límite entre la ciencia y la religión.

El Milagro es recordar las procesiones cuando se era niño de la mano del papá y de la mamá.

El Milagro es la fiesta mayor de los salteños. El Milagro es recordar las procesiones cuando se era niño y se iba de la mano del papá y la mamá; es la apoteosis de esas imágenes gigantescas, que se elevaban desde la mirada asombrada del pequeño; son los perfumes de los naranjos de septiembre; es la llegada de columnas de lejanos peregrinos y promesantes; son las campanadas, despidiendo las imágenes a la oración; y también las manzanas confitadas y los dulces y golosinas que se recibían esos días.

Digo que el Milagro es algo serio, algo profundo que llevamos muy adentro los salteños nacidos en este suelo, más allá de ser o no ser creyentes. Pero veamos qué se sabe del origen del culto del Milagro. Para ello tenemos que remontarnos a la vieja ciudad de Esteco, que fuera fundada por los españoles en el Chaco salteño a la vera del río Juramento en el siglo XVI.

Esta ciudad colonial fue destruida por un fuerte terremoto de magnitud cercana a 7,5 un fatídico martes 13 de septiembre de 1692 a las 11 de la mañana. La ciudad de Salta sufrió los duros remezones provenientes de las ondas epicéntricas que golpearon todo el noroeste argentino y regiones vecinas.

Fue allí cuando nuestros viejos comprovincianos descubrieron que tenían mal guardadas dos imágenes que habían llegado desde el Alto Perú. La idea de la época era muy clara: los terremotos y otros desastres naturales eran un castigo divino a las acciones pecadoras de los hombres, como un recuerdo atávico de las viejas ciudades de Sodoma y Gomorra. Ese mismo 1692, otra “ciudad pecadora”, Port Royal, en Jamaica, desapareció por un terremoto seguido de tsunami con igual intensidad al de nuestra Esteco. También allí se echaron las culpas a la vida licenciosa y a la falta devocional.

En el caso de Jamaica, bebida, sexo y piratería fueron el cóctel ideal para que sufrieran el castigo reparador. En Salta el sismo fue una severa alerta para los viejos españoles que moraban en nuestro suelo colonial. Las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro fueron sacadas en procesión y quedo el 15 de septiembre como día del Pacto de Fidelidad entre lo celeste y lo terrenal.

Comenzaron a transcurrir los siglos y desde entonces la región se ha visto golpeada en repetidas oportunidades por sismos de diferentes intensidades que han causado daños de distinta consideración a la vida y a los bienes de los habitantes.

Entre ellos podemos mencionar el de enero de 1826 en Trancas, que no solo destrozó esa pequeña villa tucumana sino que destruyó también el viejo pueblo de Rosario de la Frontera. No sabemos qué repercusión tuvo este terremoto en la ciudad de Salta y otros pueblos del Valle de Lerma.

El hallazgo de un manuscrito inédito correspondiente al “Diario Personal” de un comerciante español radicado en Guachipas desde fines del siglo XVIII arroja luz sobre el evento. Se trata de José Domínguez de Morón (casado en primeras nupcias con Josefa Benita Escobar Castellanos y en segundas, con doña Petrona Ubierna y Cámara), quien el 19 de enero de 1826 escribió lo siguiente: “En este día jueves, al nacer el sol, en este mismo instante, tembló la tierra con tan espantoso terremoto que quedamos todos los vivientes conturbados, aturdidos y como sin sentido” (Una copia del manuscrito se encuentra en la Biblioteca J. Armando Caro, Cerrillos, Salta).

Es interesante resaltar que en el sismo de Salta de febrero de 2010, se repitió la misma sensación en la gente e incluso en las aves -que dejaron de cantar- y se produjo un largo silencio. A este le siguieron los de 1844, 1863, 1871, 1874, 1899, 1908 y 1930. Este último destruyó completamente el viejo pueblo de La Poma en vísperas de Navidad, dejando un luctuoso saldo de más de 36 muertos y decenas de heridos.

Fue sin dudas el peor terremoto en la historia de Salta por el número de víctimas, ya que nada sabemos de lo que pasó en Esteco en este sentido. Además el único que ocurrió al oeste de la provincia, cuando todos los demás, por arriba de magnitud 5, se produjeron al este.

Luego sucedería el de 1948, a la misma latitud de la ciudad de Salta, pero al este del departamento de Gral. Gemes, todavía grabado en la memoria colectiva a través de padres y abuelos.

También hubo sismos de mayor o menor intensidad en 1959, 1966, 1973, 1974, 1993 y 2010, este último en pleno Valle de Lerma. A la sazón véase mi reciente libro (Alonso, R. N., 2010. “Riesgos geológicos en el norte argentino. Terremotos, volcanes, avalanchas, inundaciones, desertización y otros fenómenos naturales”. Mundo Gráfico Salta Editorial, ISBN 978-987-1618-50-7, 244 págs. Salta), donde se analizan los fenómenos naturales desde la óptica científica. Sin embargo, el terremoto de 2010 dio pie a una serie de interpretaciones que rozan el límite entre la ciencia y la religión.

Desde el punto de vista sismológico fue considerado como un “terremoto anómalo”, ya que por su profundidad, intensidad y cercanía epicentral, debería haber causado daños mayores a la ciudad. La energía se disipó hacia la Quebrada del Toro, la cual quedó severamente dañada, pero permitió que la ciudad de Salta solo sufriera un fuerte remezón con consecuencias menores. Esto dio pie a que los salteños de fe lo consideraran un “acto de Dios”, de advertencia, que contó con la protección de los patrones tutelares. Precisamente este tema lo hemos debatido desde la religión y desde la ciencia con el señor arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, y un nutrido grupo de sacerdotes católicos en un evento organizado a este propósito en la capilla de San Lorenzo el 12 de abril de 2011.

El domingo 4 de septiembre de 2011, en una entrevista realizada a monseñor Pedro Lira en El Tribuno, este sabio sacerdote, de 96 años de vida, se explayó sobre diferentes facetas de la espiritualidad. Cuando la periodista le preguntó sobre los terremotos, dijo que había que realizar “una cruzada de 400 mil salteños, para que entre todos paremos los terremotos” (pág. 37). Comentó que “tenemos que pedírselo al Señor y a la Virgen, son nuestros patronos y para ellos no hay nada imposible, si nosotros se lo pedimos con fe”. Y recalcó que “si todos nos uniéramos en este pedido con intensidad, podríamos detener los fenómenos naturales”. La historia demuestra que los terremotos se han seguido produciendo independientemente de cuanta fidelidad hayamos demostrado los salteños a nuestros patronos a lo largo de los siglos. Lo que sí está claro es que ni 400 mil salteños, ni 40 millones de argentinos, ni tampoco 4.000 millones de humanos rezando pueden frenar un terremoto, aunque, obviamente, sería maravilloso que así fuera.

jueves, 1 de septiembre de 2011

UNASUR, avanza el diseño de estrategias económicas

JULIO MORENO, Contador Público, para El Tribuno, 1 Sept 2011

La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) es un organismo intergubernamental de ámbito regional, formado por doce repúblicas independientes de Sudamérica, y está integrada por miembros de la Comunidad Andina (CAN) como Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador; y del Mercosur, como Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Los otros países miembros son Chile, Surinam y Guyana. México y Panamá también están incluidos como países “observadores”.

Las legislaturas de cada uno de estos países ya aprobaron el tratado constitutivo que se firmó el 23 de mayo de 2008 en la ciudad de Brasilia, donde se estructuró y oficializó esta organización. La entonces presidenta de Chile, Michelle Bachelet, fue la primera jefa de Estado pro témpore, que asumió con un mandato de un año.

La Unión de Naciones Sudamericanas tiene proyectada la integración regional, construyendo de manera participativa y consensuada un espacio de unión entre sus integrantes en lo cultural, social, económico y político. Utiliza para ello el diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, la financiación y el medio ambiente. Se propuso, además, utilizar todos estos objetivos para eliminar la desigualdad socio económica, lograr la inclusión social, apostar a la participación ciudadana y fortalecer la democracia.

Recordemos que el pasado 4 de mayo de 2010, en la cumbre extraordinaria realizada en Campana, provincia de Buenos Aires, con el propósito de darle un liderazgo político a nivel internacional a esta organización, se eligió y designó por unanimidad a Néstor Kirchner como primer Secretario General de la Unasur por un período de dos años

Una agenda muy cargada

El pasado 24 de agosto se reunieron en Buenos Aires los cancilleres de los países que forman la Unasur para aprobar por unanimidad, entre otros puntos, la creación del Consejo Electoral, que tendrá como principal actividad analizar los distintos procesos electorales de los países miembros del bloque regional.

Pero el objetivo estratégico de ese encuentro fue aprobar la creación del Consejo Sudamericano de Economía y Finanzas de la Unasur y un paquete de medidas que se había propuesto en la última reunión de Ministros de Economía de los países miembros, realizada en Lima la primera semana de agosto de este año.

En la reunión de Ministros de Economía de los países miembros se discutieron varias propuestas para tomar como bloque. Entre las más importantes se destacan las siguientes: a) avanzar en el desarrollo de un sistema multilateral de pagos en monedas locales, dejando atrás al dólar;

b) crear una banca de desarrollo propia de la región; y,

c) coordinar el uso de reservas con el objetivo de avanzar hacia la creación de un fondo de reservas.

En base a estas ideas y dentro del encuentro que terminó el pasado viernes en Buenos Aires, se acordó la instalación de tres mesas de trabajo que confeccionarán propuestas que presentarán los Ministros de Economía a los presidentes de los países miembros en la Cumbre del Unasur a llevarse a cabo en octubre próximo en Uruguay.

Ante la inminencia de los hechos, un tema que también se conversó fue la crisis que atraviesan varios países europeos y la probable recesión de los EEUU. Se analizaron las consecuencias que ese hecho traerá para los países que integran la Unasur y se propusieron ideas para elaborar un plan de acción anticrisis y crear un fondo financiero para blindar a la región. Fueron todos temas discutidos pensando siempre en colocar a Sudamérica entre los principales motores económicos del mundo.

Hito histórico

El encuentro llevado a cabo en el flamante Consejo Sudamericano de Economía y Finanzas fue calificado como “hito histórico para la región” por la importancia a “nivel político” que tuvo. Es que, además de analizar los desafíos que presenta la crisis financiera internacional para Sudamérica, también buscaron alternativas para consensuar medidas y enfrentar este percance mundial de manera conjunta.

Nuestro ministro de Economía, Amado Boudou, afirmó durante la cumbre que “los países de la región se encuentran muy bien preparados para enfrentar la crisis y que están trabajando en la creación de un fondo anticíclico regional alimentado por sus bancos centrales”. Destacó además que “el acta constitutiva (del Consejo Sudamericano de Economía y Finanzas de la Unasur) aprobada ese día será vista en el tiempo como un paso histórico y que va a ser el marco para tomar decisiones concretas, acciones en conjunto, para lograr que el crecimiento se sostenga en el tiempo”. Y argumentó que “la voluntad de todos es encarar la crisis con políticas en conjunto”.

También dijo que la reunión cerró con gran expectativa sobre la creación del Banco del Sur y la comercialización con monedas de la región, “dejando a un lado el dólar”.

Son todos temas muy controvertidos y con una alta dosis de ideología, que nos colocarían a la vanguardia de nuevas prácticas financieras y comerciales a utilizarse a partir de estas decisiones políticas que modificarían las prácticas utilizadas actualmente.

Visión estratégica

Coincido con varios estadistas y pensadores que este siglo será de mayor crecimiento para los países productores de alimentos y que el eje del desarrollo dejará de ser el Atlántico para apoyarse en el Pacífico.

También que esta es una oportunidad histórica y un desafío para que nos desarrollemos con equidad de la mejor forma posible, apoyados en la integración y complementación regional, ya que muchos países cuyas economías están creciendo fuertemente, hoy están funcionando en bloques.

Cualquier intento de integración regional es importante. Latinoamérica ensayó muchas formas: Mercosur, Comunidad Andina, Zicosur; en Argentina el Norte Grande, los tratados de libre comercio entre México y los EEUU, etcétera, y ahora la Unasur. Pero lo más importante ante estos acuerdos es que se dejen de lado ideologías y rencores de cada país y de países entre sí, para que juntos construyamos la Sudamérica o la América Latina que nos merecemos.

lunes, 29 de agosto de 2011

La energía en Argentina y Brasil: ayer, hoy y después

RICARDO N. ALONSO, Doctor en Ciencias Geológicas, El Tribuno, 29 Ago 2011

“Brasil, a mediados del siglo XX, no tenía literalmente ni una gota de petróleo”.

“En el país los hallazgos de petróleo fueron en aumento desde aquel de Fuchs, en 1907, en Comodoro Rivada via”.

“Brasil tiene hoy enormes reservas de petróleo, cuando hace 60 años no tenía ni una gota; y Argentina, viceversa”.

Antes, y también durante el tiempo del tratado del Mercosur, Argentina y Brasil han tenido evoluciones divergentes que han acrecentado las asimetrías entre un país y el otro. No vamos a comenzar aquí con el remanido discurso de que fuimos una potencia mundial a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, porque eso es ya historia antigua. Tal vez valga la pena remontarse a solo 50 ó 60 años atrás para empezar a ver dónde estaba Brasil y dónde estábamos nosotros. La idea de este ensayo es tomar solamente algunos parámetros, sin entrar a discutir cuestiones históricas, sociales o de territorio. Vamos a comenzar con el petróleo.

Brasil, a mediados del siglo XX, no tenía literalmente ni una gota de petróleo. Obviamente el continente se había explorado y se habían encontrado rocas prometedoras, e incluso algunas rocas madres. Pero el hecho de ser cuencas en un ambiente geodinámico epirogénico y situadas sobre un basamento cristalino no prometía nada de interés. Aclaremos. Las cuencas epirogénicas son aquellas que se forman cuando la región se hunde y se depositan sedimentos de ríos, lagos o pantanos, los que a su vez contienen capas de materia orgánica que puede madurar para dar hidrocarburos.

Luego, las regiones se elevan y millones de años después vuelven a hundirse. En este “sube y baja” vertical se van acumulando rocas sedimentarias de numerosas edades geológicas, algunas de ellas con potencial para la generación de hidrocarburos. Pero para que estos maduren se necesita calor y presión que no siempre se alcanza y entonces las potenciales rocas madres quedan convertidas en esquistos bituminosos de petróleos inmaduros.

Esto pasaba en el Brasil continental, donde numerosas “bacias” (cuencas) yacen sobre rocas precámbricas y arcaicas cristalinas con más de 1.000 millones de años de antigedad. Mientras tanto, en nuestro país, los hallazgos de petróleo venían en aumento desde aquel de Fuchs de 1907 en Comodoro Rivadavia y luego con la creación de YPF se ampliaron las cuencas productoras desde Tierra del Fuego hasta Jujuy. Neuquén, Santa Cruz, Chubut, Mendoza y Salta pasaron a ser importantes reservorios de hidrocarburos, unos más ricos en petróleo y otros más ricos en gas. Campo Duran y Loma de la Lata fueron algunos de los gigantes descubiertos en el último medio siglo. Luego se sumaron los campos de Tierra del Fuego, Formosa (con su campo de Palmar Largo) y Jujuy (con su campo de Caimancito).

Brasil seguía en la misma condición, pero mientras tanto hacía fuerte a su empresa nacional Petrobras. El tema era que si bien el continente tenía sólo trazas de petróleo, el fondo del mar podía llegar a almacenar grandes reservorios como pasaba con la costa opuesta de Africa, separadas ambas por la deriva continental y con posibles yacimientos gemelos a uno y otro lado del Atlántico. Pero en Brasil, al parecer, estaban más profundos y había que contar con una tecnología de perforaciones y plataformas que recién estuvo disponible en las dos o tres últimas décadas. Los hallazgos costa afuera (off shore) de Brasil son hoy espectaculares y aseguran el crudo para el futuro del país. Mientras tanto, los campos argentinos se fueron secando paulatinamente por sobreexplotación y por falta de inversiones en nueva exploración.

La situación se ha invertido: Brasil tiene hoy enormes reservas de petróleo, cuando hace 60 años no tenía ni una gota; y Argentina, viceversa. En minería pasó algo parecido, pero no igual. La Argentina, de la mano de Manuel Savio, desarrolló una industria siderúrgica a pulmón, con yacimientos de hierro de baja ley, como los de Zapla en Jujuy o Sierra Grande en Río Negro. Un solo yacimiento de carbón en la Patagonia Austral, Río Turbio, no era ni es suficiente para atender una demanda de acería fina. Mientras tanto, Brasil puso en marcha sus famosos yacimientos proterozoicos del cuadrilátero ferrífero de Carajás y creó (nacionalizó) la megaempresa minera Vale Do Río Doce (VCRD).

Este emporio minero ha diversificado sus objetivos hacia otros minerales ferríferos, no ferríferos, preciosos e industriales, alcanzando ingresos de 50 billones de dólares y una planta de 130 mil empleados. Solamente en el negocio del potasio, están invirtiendo en Mendoza (Argentina) unos 4 billones de dólares para la explotación por disolución de las sales de silvita y carnalita marina que se encuentran a 1.200 m de profundidad. El interés del potasio, elemento esencial de los fertilizantes junto al nitrógeno y el fósforo, viene de la mano de los biocombustibles de los cuales Brasil busca transformarse en potencia luego de los acuerdos firmados entre George W. Bush y Lula Da Silva.

Pero para expandir la frontera de los biocombustibles hay que buscar tierras aptas y libres, lo que llevó a que el gigante de América del Sur destine grandes extensiones para estos cultivos. La energía es esencial para el desarrollo de cualquier país y en especial de Brasil que forma parte del ascendente BRIC. Por ello, y aprovechando la gran cantidad de ríos, han construido también un gran número de presas hidroeléctricas. A la misma latitud de Salta, existen en Brasil decenas de presas importantes. Hay que tener en cuenta que el 90% de la matriz energética brasileña proviene de represas con turbinas hidroeléctricas. Otro punto de interés es la energía atómica.

La Argentina fue pionera en el tema desde la creación de la CNEA por parte de J. D. Perón en 1950, al punto de formar hoy parte del selecto club de naciones atómicas del planeta. Para ese entonces, Brasil ni soñaba con este desarrollo científico y tecnológico. Durante el gobierno de Menem todo el esfuerzo atómico del país se dejó de lado y fue entonces que se perdió una década crucial. Brasil comenzó a interesarse a fines de la década de 1960 con la planta Angra-1, en los setenta construyó Angra-2 y ahora está construyendo Angra-3, en un plan que abarca no menos de ocho centrales nucleares.

Para ello, cuenta con capacidad profesional, fondos económicos, buenos yacimientos de uranio en su territorio y lo que es más importante, una política de Estado en el tema nuclear. La Argentina, en cambio, tiene su plan atómico casi estancado y todos sus yacimientos de uranio inactivos. Esta evolución comparada de petróleo, minería, biocombustibles, presas eléctricas y energía nuclear sirve para tener una idea de cómo nuestro país desaceleró y fue perdiendo el tren de la historia.

viernes, 19 de agosto de 2011

Río Los Patos, la disputa por la tierra sin sombra

Ricardo Alonso, doctor en ciencias geológicas, El Tribuno, 08 Ago 2011


El único habitante de la zona asegura que es territorio catamarqueño. Para Ricardo Alonso, forma parte de Salta. Está ubicado en el departamento de Molinos, en los límites de las fincas vallistas de Tacuil, Hualfin y Jasimaná.

Piedras, luego arena, viento y nada. Ahí viven Melitón Ramos y Leucadia Zuárez, los únicos seres humanos que pueblan un verdadero oasis que desde hace años se disputan Salta y Catamarca. Se trata de la zona del Río Los Patos, en el departamento Molinos, en los límites de las fincas vallistas de Tacuil, Hualfin y Jasimaná. De a cuerdo a la versión de Ramos, “todo el río es Catamarca”. Pero, según el antropólogo y diputado provincial Ricardo Alonso, “Salta tiene en el lugar ocupación efectiva histórica, desde hace más de 100 años”. La polémica por tierras de excepcional valor mineral, en El Salar del Hombre Muerto, también resolverá el destino de este paraíso natural, refugio de la vida en el desierto.

Barro Negro es el único paraje habitado a lo largo del Río los Patos. El agua dulce es un manantial en ese desierto a más de 4000 metros de altura. Las vicuñas, flamencos y manadas de suris matan la sed en esta vertiente, que es un verdadero edén en el corazón de la Puna. “Esto no es de Salta ni de Catamarca: es mío”, dijo Melitón Ramos, aunque después aclaró que “todo el río es de Catamarca”.

En la tierra sin sombra no existen los árboles. Ya no crece la tola, la brea o la añagua, que es buena para hacer las cancanas del asado. En la arena se encuentran, apenas, mechones de pasto puna y hay que andar horas para conseguir el “cuerno”, lo único que da leña, junto a la yareta. Es tan agreste el clima que no se da la pupusa o la chachacoma, que son buenos yuyos para el mal de altura. El censo 2010 nunca llegó a la casa de Bustos.

Detrás de unos prolijos corrales llenos de llamas están las casas chatas de Melitón y Leucadia. Ahí nace el ojo de agua que da vida al ciénego, que luego se hace río. “Mi padre vino a este lugar cuando yo tenía ocho años. Llegó desde Antofagasta de la Sierra, en Catamarca y con pico y pala trabajó el ciénego para que hoy tenga agua. El le dio vida a este lugar, porque lo único que había era una vertiente”, contó Bustos. Su mujer, Leucadia Zuarez, es de la vecina finca de Jasimaná, en Salta y sus hijos trabajan en la otra estancia vecina de Tacuil, en Molinos.

Ante la falta de referencias en el desierto, Melitón enciende unos pastos puna que van formando columnas de humo para ubicar al viajero. Ramos está tramitando los títulos de la tierra en Catamarca. “Hace más de 50 años que estamos en esta tierra”, dijo. “El límite está en las abras de Las Barrancas y de Atacamara, que marcan el fin de las fincas Tacuil y Hualfin”, explicó.

“Es territorio salteño”

Para el especialista Ricardo Alonso, “Salta tiene en el lugar ocupación efectiva histórica, desde hace más de 100 años”. Según el diputado provincial, la familia Dávalos, antiguos propietarios de las fincas Colomé y Tacuil, explotaban asiduamente “las minas de borato que están al sur del Salar del Hombre Muerto”. Además, el antropólogo recordó que la mina de Antofaya, cerca de la zona, fue descubierta y trabajada por quien fuera el padre del prócer salteño, Indalecio Gómez, canciller y autor de la denominada Ley Saénz Peña, oriundo de Molinos.

Según Alonso, “hay que tener en cuenta que históricamente la gente de la zona votaba y se atendía médicamente en Salta”. Es que los parajes más cercanos al ojo del Río Los Patos, son de fincas salteñas, como ser: Barrancas, de Tacuil; Comphuel, de Hualfín y Pampa Llana, en Jasimaná.

La oposición tiene un nuevo desafío

JULIO MORENO, Cdor. Público Nacional, El Tribuno de Salta; 16 ago 2011

Fue contundente el triunfo de la doctora Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones internas abiertas y obligatorias del domingo, con más del 50% de los votos y una diferencia que supera el 35% con el candidato que ocupa el segundo lugar. No quedan dudas de que la posiciona como firme ganadora en primera vuelta en las elecciones del próximo 23 de octubre y representa un apoyo a la nueva y probable tercera gestión de gobierno kirchnerista.

Ganó en todas las provincias, excepto San Luis. La sorpresa fue en Córdoba y Santa Fe, donde a pesar de haberle sido adverso el resultado en las pasadas elecciones a gobernador, recuperó y aumentó su propio electorado.

Las causas son muchas que, entiendo, los analistas políticos las explicarán mejor que en esta nota, pero a los efectos de una mayor exposición y convocando a la reflexión de cada uno de nosotros las podemos resumir en las siguientes:

A) El 50% de la gente está conforme con lo que el Gobierno hace y no desea cambiar; b) la oposición está dividida y no pudo convencer al electorado sobre una nueva alternativa de poder; c) se tiene que tener en cuenta la situación económica favorable, ya que siempre la gente votó apoyando al gobierno de turno, pensando que se mantendrá esa bonanza.

La gran participación ciudadana y la forma en que votaron demostraron que la teoría kirchnerista de que existen medios no oficialistas que influyen negativamente en el electorado, no se dio, ya que la gente no se ve influenciada con ese accionar.

También este cincuenta por ciento del electorado en alguna medida acepta la inflación, los subsidios en muchos casos inequitativos y la calidad de las instituciones, temas entre los más importantes y fuertemente criticados por la oposición.

Un dato para tener en cuenta es que la suma de votos de los tres candidatos peronistas (Cristina Fernández, Duhalde y Rodríguez Saá) constituyó el 70% del total, lo que nos da la pauta de que el peronismo, a pesar de estar dividido, sigue vigente.

Si sumamos los votos de los tres candidatos más votados de la oposición (Alfonsín, Duhalde y Binner), vemos que no les alcanza para lograr una segunda vuelta, por lo que el desafío será lograr convencer al electorado de que sus propuestas son las que necesita el país.

Las alianzas entre ellos serían una solución para aumentar el caudal electoral, pero muy difícil de lograr, y si llega a existir demostrará la madurez política de los candidatos y sus dirigentes.

¿Estarán dispuestos los candidatos de la oposición a renunciar a sus postulaciones e imponer a sus seguidores los argumentos necesarios para apoyar a otro candidato? No deja de ser un tema de discusión en el seno de sus partidos y/o alianzas. Esto demostrará la madurez cívica de estas estructuras si es que realmente se quiere competir con el oficialismo.

No quiero dejar de mencionar, en este tiempo preelectoral la fragilidad de nuestra economía y las consecuencias que la economía globalizada.

Argentina, con una inflación alta, gasta más de los que se recauda, con una balanza comercial deteriorada por el aumento de las importaciones.

Barbarie, un antiguo debate

Gregorio A. Caro Figueroa, para "Todo es Historia", agosto de 2011.

En noviembre de 2010, el ensayista Zvetan Todorov estuvo por primera vez en Buenos Aires. Llegó invitado a exponer sobre “Barbarie, civilización, cultura”. En 2008 había publicado en Barcelona “El miedo a los bárbaros”, libro que entonces reseñó y actualizó ante un auditorio argentino.

Antes de comenzar su conferencia, uno de sus anfitriones le obsequió un ejemplar de “Civilización y Barbarie”, que Domingo Faustino Sarmiento editó en 1845 en Santiago de Chile, durante su exilio. Todorov, ensayista búlgaro nacionalizado francés, admitió que no conocía esta obra.

La distancia física de los sitios donde fueron pensados y escritos, los ciento sesenta y tres años que separan aquel texto de un Sarmiento, joven de 34 años, y el de un Todorov en la madurez de sus 71 años, y los enormes cambios mundiales, parecen obstáculos insalvables para cualquier intento de establecer relaciones entre ambos libros.

Tan enormes diferencias de espacio, de tiempo y de circunstancias, además de la distinta información y formación de sus autores, no alcanzan a borrar lo común en Sarmiento y en Todorov en cuanto al tema de sus reflexiones, pero sí influyen en sus diferencias de percepción y abordaje de esta cuestión.

Sarmiento escribió “Facundo” en una época teñida de violencia y de sangre, al dictado de su potente inteligencia e intuición, de su caudalosa pasión y de su condición de perseguido y desterrado. Alberdi advirtió en Sarmiento algunos de los rasgos que éste criticara en Quiroga y en los caudillos semejantes al riojano, o sea, en esos “otros” diferentes de “nosotros”.

Los críticos de Sarmiento le adjudicaron la elaboración de un esquema simplista al que habría intentado reducir los complejos conflictos de la Argentina del siglo XIX. Más que en Sarmiento, tal simplismo parece estar en sus críticos y en las sesgadas interpretaciones que éstos hacen de la rica y contradictoria personalidad y obra del sanjuanino.

Con el tiempo, la crítica a Sarmiento no puso empeño en superar ese esquema. Por el contrario, se orientó a poner al revés aquella dualidad adjudicando todos los males a la “civilización” y concediendo bondades y virtudes a la “barbarie”. De un plumazo, se negó el progreso moral afirmando que el progreso es la verdadera “barbarie”. Poner patas arriba un concepto es un ejercicio físico, más que intelectual.

Según cierto anti occidentalismo, la verdadera “barbarie” estaría en la “civilización”, lo que sirvió para elevar la “barbarie” a la categoría de modelo ideal. Según Marx la barbarie es un engendro de la civilización, es su lepra. Este maniqueísmo sirvió para presentar esta lepra como el centro y la constante de la historia de los siglos XIX y XX, y a la “raza blanca” como “el cáncer de la historia de la humanidad”, como afirmó Susan Sontag.

Es posible que Todorov tampoco haya leído las críticas de Alberdi a Sarmiento; si lo hubiera hecho, habría advertido algunas resonancias de Alberdi en las páginas de “El miedo a los bárbaros”. Paradójicamente, señala Todorov, ese miedo “es lo que amenaza con convertirnos en bárbaros”.

La historia enseña, añade el filósofo, que el remedio puede ser peor que la enfermedad. Exagerado, ese miedo puede empujarnos a reacciones violentas, al margen de la ley y usando aquellas herramientas del terror que no suelen ser patrimonio exclusivo de los “bárbaros”.

Cuando se hace tabla rasa de la ley y se instaura el “vale todo”, el contraterrorista empieza a confundirse con el terrorista, dice Todorov. Es tan ciego odio al enemigo que no advertimos que, llevados por esa pasión, terminamos pareciéndonos a él, renunciando a todo principio, ocupando su lugar, cumpliendo su papel, cometiendo sus mismas atrocidades.

Todorov alerta sobre los riesgos de dos errores frecuentes y simétricos: los juicios absolutos de los que consideran sus valores como únicos y universales, y el de aquellos otros para los que todos los juicios son relativos, con lo cual violencia y crimen se pueden justificar en ciertas culturas o en determinadas circunstancias históricas. Los primeros son dogmáticos; éstos últimos, relativistas.

Este autor no se propone estudiar el origen del concepto en la Grecia antigua; tampoco rastrear su evolución más allá de Europa, a lo largo de siglos. Si se remonta a los usos antiguos del término “bárbaro”, lo hace “para construir un significado que pueda servirnos en la actualidad”.

Para ello encuentra ciertas características comunes: son bárbaros aquellos que no respetan las leyes fundamentales de la vida en común; los que acentúan la ruptura entre ellos y los demás hombres; los que no tienen pudor y los que viven en familias aisladas desconociendo el orden social.

Todos esos rasgos se resumen en uno: son bárbaros “los que no reconocen que los demás son seres humanos como ellos”; son los que niegan a los otros su pertenencia a la humanidad. Los consideran enemigos, los matan, se ensañan con sus cadáveres y humillan sus memorias. La barbarie reside en un modo de tratar al otro, al diferente, al extraño. “La barbarie es una manera de considerar que una persona es menos humana que yo”, explica Todorov.

Para algunos la civilización sería “la negación de la pluralidad de culturas bárbaras”. Todorov dice que es imprescindible admitir la diversidad de culturas. En un mundo “en el que coexisten comunidades con costumbres distintas, debe haber leyes por encima de esas costumbres que permitan y regulen la convivencia”. Por ejemplo, hoy sería inaceptable asumir una costumbre como los crímenes de honor.

Asimismo, si bien fácilmente se puede constatar la existencia de múltiples civilizaciones, la civilización es esa capacidad de comprender al diferente, ponerse en su lugar, tratarlo como otro hombre, cualquiera sea su forma de vivir. Barbarie y civilización tendrían pues un fundamento ético antes que racial, religioso o cultural.

“La barbarie es resultado de un rasgo del ser humano”, explica Todorov. Por eso es ingenuo pensar que pueda ser erradicada. “Ningún pueblo ni individuo está inmunizado contra la posibilidad de llevar a cabo acciones bárbaras”, añade. De este modo toma distancia de la utilización de esta palabra como proyectil disparado hacia el corazón del enemigo.

El problema se presenta cuando se quiere indicar cómo acrecentar el conocimiento de otras culturas, cómo cultivar esa comprensión. Todorov dice que una de las tareas de los estudiosos y de los artistas consiste en procurar que la barbarie retroceda.

Este trabajo intelectual sostiene la actitud moral de admitir al otro esforzándose en conocerlo. Esto es válido tanto cuando se trata de grupos humanos distantes o muy diferentes al propio, como cuando se trata de comprender a grupos particulares dentro de la misma sociedad o nacionalidad.

El historiador tiene entonces una tarea por delante: intentar mostrar los hechos y sus circunstancias, las dificultades, las motivaciones y las consecuencias de las acciones de aquellos individuos y grupos que son sujetos de prejuicios o que no se conocen bien.

Conocer cómo son los otros, qué hicieron y por qué, simplemente para comprenderlos y no para juzgarlos ni condenarlos, es uno de los objetivos del trabajo del historiador; con él se puede ampliar el elástico círculo de la humanidad y predisponernos para ir construyendo ese bagaje de normas comunes, mejorando en todo sentido la convivencia de la humanidad.-

lunes, 25 de julio de 2011

Áridos en los ríos de Salta

Ricardo Alonso, doctor en ciencias geológicas, El Tribuno, 25 Jul 2011

La naturaleza geográfica y geológica de Salta da lugar a una enorme abundancia de rodados y partículas arrastradas por los ríos que son de gran valor como materiales de construcción. En las distintas unidades geomorfológicas de los Andes del norte argentino como son la Puna, la Cordillera Oriental, las Sierras Subandinas y la Llanura Chaqueña se despliegan toda clase de ríos que drenan desde las altas montañas occidentales en dirección a las llanuras orientales. Profundos cañones y quebradas, valles, torrentes, ríos y arroyos, arrastran en sus cauces los materiales erosionados de las montañas y los transportan aguas abajo, buscando su destino final en el océano Atlántico.
Las fuerzas endógenas o interiores del planeta están empujando hacia arriba el edificio andino, mientras que las fuerzas exógenas o exteriores tratan de destruir los relieves construidos. Esta titánica lucha, que cruza los tiempos geológicos, está hoy activa. Los sismos nos recuerdan que el empuje montañoso continúa; en nuestro caso, producto de la interacción entre la placa oceánica de Nazca y la placa continental Sudamericana. La lluvia, el viento, los hielos y ciertos elementos de la biota trabajan meteorizando los relieves, erosionando y transportando gravitatoriamente las partículas. Las rocas estallan cuando se calientan durante el día y se enfrían durante la noche y este fenómeno es más intenso cuanto mayor sea la amplitud térmica. El agua se congela en los poros de las rocas y estas se rompen por la presión del hielo. La sal y otras sustancias químicas corroen las superficies rocosas; mientras que las raíces de las plantas y las cuevas de animales hacen también su trabajo de destrucción química o biológica. El agua tiene el enorme poder de oxidar los minerales metálicos y alterar a otros, convirtiéndolos en sustancias pulverulentas fáciles de transportar. Un mineral muy común y altamente difundido como la pirita, que es simplemente sulfuro de hierro, se transforma en óxidos e hidróxidos de hierro y libera además ácido sulfúrico, un corrosivo químico altamente efectivo en la descomposición de las rocas. Los feldespatos, minerales comunes en las rocas graníticas y volcánicas, se transforman en arcillas.
Desde las altas montañas, las rocas desnudas sometidas a los agentes meteóricos comienzan su trabajo de liberación de bloques que, al quedar sin sustento, ruedan pendiente abajo. Si pudiéramos seguir virtualmente su recorrido veríamos que la “razón de ser” de cada grano es alcanzar su objetivo último en el océano. Todos nuestros ríos convergen en el Paraná y el Paraná en el océano Atlántico, donde este descarga los sedimentos formando un enorme delta. Delta que se construyó en gran parte a partir de la destrucción de las montañas andinas del noroeste argentino.
Las montañas de Salta y Jujuy están formadas por rocas de la mayoría de los tiempos geológicos, desde el Precámbrico unos 600 millones de años atrás y que son las más viejas, pasando por rocas de las eras Paleozoica, Mesozoica y Cenozoica. Dentro de ese lapso de tiempo geológico se han formado rocas ígneas, tanto plutónicas (granitos), como volcánicas (andesitas, basaltos, riolitas); rocas metamórficas (pizarras, esquistos, gneises); y rocas sedimentarias (conglomerados, areniscas, arcillitas, calizas, yeso, sal), por citar unos pocos ejemplos. Las rocas volcánicas abundan a lo largo y ancho de la Puna. Las rocas graníticas conforman algunos de los grandes cerros como el Nevado de Cachi, el Acay, el Chañi, el Aguilar y la sierra de Cañani, en Santa Victoria. Las rocas metamórficas colindan la mayoría de las serranías al oeste del Valle Calchaquí. Las rocas sedimentarias están profusamente distribuidas en las sierras y serranías de la Cordillera Oriental y Sierras Subandinas y representadas por las cuarcitas rosadas de la Sierra de Mojotoro, las areniscas rojas de los Valles Calchaquíes, las calizas amarillas de la Formación Yacoraite, profusamente presentes en cada rincón de la geografía del NOA (ej., sierras de Rosario de la Frontera, Metán, Lumbreras, Cabra Corral, Maimará, etc.).
Sería imposible enumerar la variedad de formaciones rocosas de origen sedimentario presentes en la región y que cubren ampliamente los periodos Precámbrico, Cámbrico, Ordovícico, Silúrico, Devónico, Carbonífero, Pérmico, Cretácico y Terciario. La máquina de moler rocas que es la naturaleza, esa gigantesca trituradora que desgasta las montañas, va liberando paulatinamente materiales que bajan a los cauces de los ríos desde las laderas en erosión y desde allí son transportados corriente abajo. Los materiales más gruesos van quedando en las cabeceras de las montañas y los más finos son arrastrados mecánicamente o bien disueltos químicamente en las aguas. Basta recorrer las nacientes de los ríos que drenan al Valle de Lerma para descubrir desde grandes bloques, pasando aguas abajo por gravas gruesas, medianas y finas, y aún más abajo arenas gruesas, medianas y finas, hasta el depósito de materiales muy finos como enlame, limos y arcillas. Si las aguas son ligeramente salobres se puede ver una fina costra blanquecina pulverulenta de salitre, tal como ocurre en el río Calchaquí y en forma exagerada en la Puna, donde las aguas son directamente salobres a saladas. La forma y distribución de los rodados y partículas rocosas va a depender del régimen hidráulico de la corriente, del tramo del río en su sector de montaña o de llanura, de la pendiente, de los materiales de aporte y de otros aspectos. Los materiales que se extraen de los ríos o de viejas terrazas o de antiguos cauces para su uso en la construcción reciben el nombre de áridos. Los principales ríos que se explotan para áridos en Salta y que se encuentran bajo fiscalización técnica y ambiental, según la Secretaría de Minería provincial, son: en el departamento La Caldera, los ríos Caldera, Mojotoro y Vaqueros; en el departamento Rosario de Lerma, los ríos Toro y Rosario; en el departamento Anta, los ríos Juramento, Del Valle y Cantera Seca (cantera fuera de cauce); en el departamento Orán, los ríos Blanco, Pescado y Colorado; en el departamento Rosario de la Frontera, los ríos Horcones, Rosario, Las Cañas y Las Conchas; en el departamento Metán, los ríos Metán, Metán Viejo y Cantera Seca (fuera de cauce); el río Arenales (Capital); y el río Tartagal en el departamento homónimo. Una explotación correcta involucra el cumplimiento respecto a la extracción de material en el tercio medio del cauce, la acumulación de descartes en forma continua en ambos márgenes del río y el mantenimiento y limpieza del cauce, según establecen las normativas sobre extracción de áridos actualmente vigentes. Las calidades de los áridos varían grandemente de un río a otro. Las gravas del río Toro son completamente distintas a las gravas del río Vaqueros, aun cuando ambos drenan la misma cadena montañosa al occidente del Valle de Lerma. Más allá de los tecnicismos, lo importante es que los ríos de Salta se encuentran “aluvionando”, es decir, sus cauces están subiendo el nivel por la incapacidad de transportar el grueso de los materiales que reciben. Cuantos más materiales se extraigan, mejor. Las inundaciones y la vida útil de puentes y defensas dependen en gran parte de ello.

En plena Pandemia, ¡A reformar la Constitución se ha dicho!

Lic. Félix González Bonorino Sociólogo Nos llega la noticia de que el Gobierno Provincial ha pesentado su propuesta de modificac...