miércoles, 2 de mayo de 2018

Patrimonio paleontológico de Salta




Dr. Ricardo Alonso
Geólogo







El miércoles 18 de abril de 2018 se llevó a cabo un panel debate sobre "Ética y patrimonio" en la Sala de Sesiones del Palacio Legislativo de Salta, organizado por el Consejo Federal del Folklore de Argentina (Coffar) y por la Cámara de Diputados de la Provincia de Salta. Abrieron el debate, con sendas exposiciones, José de Guardia de Ponté (Coffar) y el diputado provincial Manuel Pailler, representante del Departamento San Martín.

Los panelistas invitados abordaron diversas temáticas sobre la valoración del patrimonio natural y cultural. Entre ellos Claudio Omar Arnaudo (Patrimonio Museístico), Enrique Lima (Patrimonio Arquitectónico), Carlos Trucco (Patrimonio Natural Biológico), Gustavo Flores Montalbetti (Patrimonio Cultural en el Valle de Siancas), Magdalena Barreiro (Patrimonio Arqueológico y Antropológico), Daniel Escotorín (Patrimonio Histórico), Sergio Perotta (Valoración del Patrimonio) y Eduardo Medina (Patrimonios del Interior de la Provincia).

Se realizaron además dos menciones de homenaje, una a Rodolfo Aredes por los 62 años de su obra de ventrílocuo junto al Muñeco Pepito y otra al Lic. Alfredo Tomasini (1939-2017) por su intenso trabajo para desenterrar y poner en valor a la vieja ciudad de Esteco que fuera destruida por un terremoto en 1692. El suscripto fue invitado a exponer sobre el patrimonio paleontológico de Salta y se resumen aquí algunos de los conceptos vertidos.

Desde el Precámbrico

En primer lugar debe tenerse presente que las provincias de Salta y Jujuy forman parte de una sola unidad geográfica y geológica en un mismo segmento de los Andes Centrales del Sur. Se encuentran en ellas representadas rocas que van desde el lejano periodo Precámbrico, pasando por otras del Paleozoico, Mesozoico, Terciario, hasta el relleno moderno de los valles interandinos.

Dentro de esas rocas, formadas en distintas épocas y bajo distintos climas, ora sobre viejos continentes u ora bajo las aguas del océano, se encuentran conservados restos de las faunas y las floras que vivieron en tiempos pretéritos.

Las rocas del Precámbrico, incluidas generalizadamente como Formación Puncoviscana, albergan marcas de gusanos y otros organismos de cuerpos blandos que se arrastraron por los barros del fondo marino y dejaron sus huellas para la posteridad.

Esas rocas forman hoy el núcleo de las principales sierras de la Cordillera Oriental, entre ellas la Sierra de Mojotoro que se extiende al oriente de la ciudad capital de Salta.

Forman parte de las llamadas trazas fósiles y entre ellas se encuentran el Nereites saltensis y las oldhamias radiata y flabellata, considerados entre los fósiles más viejos del país, con más de 500 millones de años de antigüedad.

Paleozoico bajo el mar

En las mismas sierras de la Cordillera Oriental y cubriendo al viejo núcleo precámbrico se encuentran las capas geológicas del Paleozoico inferior, pertenecientes a los periodos Cámbrico y Ordovícico. Entre ellas destacan por su riqueza fosilífera las pertenecientes al Ordovícico inferior y que afloran en todo su esplendor en el cerro San Bernardo.

Allí las capas geológicas contienen no sólo las marcas del oleaje de las playas de aquellos tiempos sino también restos de trilobites (artrópodos), graptolites, bivalvos, gasterópodos, cistoideos, braquiópodos articulados e inarticulados (língulas), microfósiles, entre una extensa variedad de especies de invertebrados marinos.

También se encuentran las cruzianas, que son las marcas que dejaban los trilobites al desplazarse en el barro del fondo de aquellos océanos de aguas frías. Ello ocurrió en una de las tantas veces en que Salta y el norte argentino estuvieron bajo el mar, en este caso unos 475 millones de años atrás. En las lajas de esa época aparecen también unas figuras que la gente llama "helechos fósiles" y que adornan como revestimiento muchas de las paredes de Salta. Se trata de unas mineralizaciones oscuras, de geometría fractal, que reciben el nombre técnico de dendritas de manganeso y son parte de los llamados pseudo-fósiles a los que no debe confundirse con fósiles verdaderos.

Estos y otros temas fueron ya abordados en mi libro: "Rocas y Fósiles del Cerro San Bernardo: Una historia de 500 millones de años" (Crisol Ed., 156 p., 2008, Salta).

Nuestro Cretácico

El norte argentino es también rico en registros de dinosaurios en las capas del periodo Cretácico que afloran ampliamente en toda la región. Precisamente, en estratos calcáreos de antiguas playas, junto a marcas de oleaje y estromatolitos, se han conservado una gran variedad de huellas de dinosaurios tanto herbívoros como carnívoros, así como bípedos y cuadrúpedos.

También se han encontrado sus huesos en el departamento de La Candelaria, especialmente los del Saltasaurus, un titanosaurio que había desarrollado una armadura protectora sobre el lomo para defenderse del ataque de los carnívoros y los de un pequeño "velociraptor", el Noasaurus. Asociados aparecieron restos óseos de numerosas aves que convivieron y se extinguieron con los dinosaurios: las enanthiornites.

Un resumen sobre ese mundo asombroso se encuentra desarrollado en dos de mis libros: "Dinosaurios Salteños y Argentinos. Un Fascinante Capítulo en la Historia de la Tierra" (Crisol Ed., 180 p., 2007, Salta) y "Dinosaurios: Los Reyes del Mesozoico" (Mundo Editorial, 162 p. 2012, Salta).

La edad de hielo

También es remarcable la presencia en Salta de restos de grandes mamíferos del Pleistoceno, que aparecen en el material de relleno de los valles, entre ellos los mastodontes, megaterios y gliptodontes de la megafauna cuaternaria que se extinguieron unos 10.000 años atrás. Son los animales popularizados en la película "La Edad de Hielo", cuyos últimos representantes convivieron con los primeros paleoindios cazadores-recolectores que arribaron al continente.

A pesar de la riqueza paleontológica, no existe un museo que atesore esos restos fósiles de las distintas épocas geológicas que se conservan en las montañas, valles y llanuras del territorio salteño. El profesor Amadeo R. Sirolli (1900-1981) lo intentó con el Museo de Ciencias Naturales, en el Parque San Martín, que inició sus actividades en la década de 1950. Allí se exponían muestras de rocas, fósiles, minerales, petróleos, objetos arqueológicos, flora y fauna, que eran un verdadero atractivo y disparador de vocaciones. Entre los imanes pedagógicos se encontraban un gliptodonte, un colmillo de mastodonte, el niño cíclope y la anaconda de Orán. Es importante destacar que un fósil suelto, sin ubicación y fuera de contexto, tiene apenas un valor simbólico. Además que no todo fósil tiene valor patrimonial. 

Florentino Ameghino primer director del
Museo de Paleontología de Córdoba, fundado el 23 de Junio de 1883
En Salta los ríos acarrean millones de rodados que están llenos de invertebrados fósiles, especialmente conchillas marinas y trilobites, arrancados a las montañas por las fuerzas de la erosión y que no tienen otro valor que no sea el estético o educativo. 

Otros fósiles tienen una enorme importancia por ser piezas únicas, raras y representativas de una formación rocosa y de un tiempo dado. La actividad paleontológica está regulada por la ley nacional 25.743/03 y la Autoridad de Aplicación en Salta es el Museo Antropológico del Norte Juan Martín Leguizamón. 

El tráfico de fósiles está penado por la ley. Tal como señalaron los organizadores: “La acción de preservar consiste en cuidar, amparar y defender con anticipación, con el objetivo de evitar un eventual perjuicio o deterioro. Y si hablamos de patrimonio estamos hablando no de un producto sino de un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten para su beneficio a las generaciones futuras. Es una esencia, una fuerza que determina nuestra identidad y nuestra forma de ser y de sentir. Es algo que no se vende ni se compra”. Los panelistas invitados coincidieron en que no se valora lo que no se conoce y debería existir una sinergia de voluntades en la preservación o conservación patrimonial. La tarea de maestros y profesores resulta esencial para hacer comprender y valorar el inmenso patrimonio natural y     cultural con que cuenta Salta.

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