Félix González Bonorino
El 10 de marzo pasado se realizó, en el Grand Bourg, una
reunión de equipos técnicos para evaluar una propuesta técnica para aprovechar
la Categoría 2 del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, OTBN. Fue
presentada por el Ministro de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, el
Secretario de Ambiente de la Nación y el Ministro de Ambiente y Producción
Sustentable de la Provincia de Salta.
Los que no están muy metidos en este tema sienten que se
trata de una discusión a muerte entre los extremadamente ambientalistas, los
verdes, quienes querrían hacer de Salta un enorme Parque Nacional, según los
productores y por el otro lado los productores quienes tras su afán de lucro
interminable quieren terminar con los bosques de la provincia, esto según los
ambientalistas. Como siempre las cosas no son tan así.
La verdad es que cuando uno los escucha se sorprende de los
argumentos de uno y otro lado.
Los ambientalistas nos cuentan con enormidad de detalles la
compleja realidad de los sistemas naturales y de cómo la desaparición de los
lobos en Canadá produjo la desaparición de los bosques y entonces la erosión en
los humedales. Nos asombramos de la intrincada vinculación entre una mariposa
en algún lado y la rabia bovina. Pero al momento de explicar un desastre
natural, como un alud, todo se lo lleva una sola causa, los desmontes. Para
contar la belleza hace falta explicar la complejidad en cambio para el mal con
un solo origen es suficiente.
Los productores hacen otro tanto. La caída del stock
ganadero en la provincia se verifica en la caída de la vacunación antiaftosa. Y
es cierto tenemos menos vacas hoy que en 2011, cuando en Salta habíamos
superado por primera vez el millón de cabezas de vacas.
Si observamos el cuadro siguiente veremos cómo evolucionó el
stock ganadero nacional y el provincial. La reducción del número de vacas a
nivel nacional fue de más de 15 millones entre 2007 y 2012, sin embargo en
Salta se mantuvo y hasta creció a su pico de más de 1 millón. Recién con la
sequía de 2013 y 2014 el stock se derrumba entre un 20% y un 30%, por más de
una razón obviamente.
Ahora, la superficie disponible, efectivamente desmontada,
esta no ha parado de crecer. En 2009, cuando se dibujo el mapa en colores, el
OTBN detectó un poco menos de 2 millones de hectáreas ya desmontadas, hoy, 2015,
ese número alcanza los 2,3 millones, es decir un crecimiento del 15%. Sin
embargo la baja reciente del stock provincial de vacas se adjudica al OTBN.
Nuevamente nos encontramos con posturas difíciles de
analizar, sino les ponemos un costado político, totalmente comprensible por
otro lado.
En este tira y afloje que se da entre estos dos sectores,
existe un montón de ganaderos, empresarios grandes y pequeños que desean el fin
de la discusión y el paso a la acción.
La Nación tomó el “toro por las astas” y releyó el cuento de
Caperucita Roja que constituye la definición de la Categoría 2, Amarilla, en el
OTBN, donde se plantea que la alteración del bosque en las zonas definidas bajo
este criterio debía ser realizada a mano y solo de las ramas secas. Una idea
que puede sonar bien ambientalmente, pero empresarialmente es un petardo.
La nueva propuesta es un paso adelante en este sentido y
debe ser comprendido como una concesión al sector productivo. La idea general
es cambiar la estructura del sotobosque de manera tal que permita la siembra de
pasturas para que la tierra pueda soportar una carga ganadera mayor. En buen
cristiano, saquemos arbustos y yuyos y pongamos pasto comestible para las
vacas, conservemos los árboles, de manera que podamos pasar de un animal cada
20 hectáreas a uno cada 2 o menos aún, productividad por 10.
Para esto la nueva propuesta permitiría la práctica del
rolado, que consiste en eliminar el sotobosque entre los árboles con máquinas.
Las posibilidades y alternativas que se abren son muy grandes. Habrá que
discutir el tamaño del rolo, la potencia de los equipos de empuje, la cobertura
restante, las cortinas o islotes de conservación, la bajada a escala predial, entre
otras cosas y esto para cada tipo de bosque chaqueño y para cada escala del
productor.
Habrá que discutir si, como dicen los forestales, permitir
la transformación seleccionada del bosque nativo por forestaciones comerciales es
una idea útil, en tanto y en cuanto baja la presión maderera sobre el bosque
nativo, desarrolla un sector muy retrasado y genera una enorme demanda de mano
de obra.
Después de 5 años, cuando hay que revisar el OTBN de cada
provincia, los gobiernos de la Nación y de la Provincia de Salta toman el
desafío de cuestionar la letra fina, aquella que ha hecho muy difícil su
instrumentación, y construyen espacios de análisis de propuestas, como son los
Comités Técnicos Locales, una pequeña luz se asoma al final del túnel. Ojalá
que “verdes y desmontadores” dejen de lado sus argumentos inmovilizadores y
aporten a la construcción de un futuro más sustentable y más productivo.
La mesa está servida.
Lic. Félix González Bonorino
fgbonorino@gmail.com
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