martes, 28 de abril de 2015

Salta en un mundo en cambio; hay-que-priorizar-el-potencial-humano-salteno



Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)


El valioso potencial humano salteño
Pobreza versus potencial humano
Salta pobre y potencial humano rico
Potencial humano y pobreza



Si hay algo que le sobra a Salta, es salteños con capacidad. Sean nacidos en nuestro suelo o que vinieron a radicarse y formaron un hogar en estas tierras. Existe un rico colectivo humano de gran sapiencia y aunque parezca paradójico, prácticamente desconocido. 
Egresados de nuestras universidades nacionales y privadas, muchos de ellos con importantes postgrados en el exterior. Científicos de alto rango en el CONICET, profesores de prestigiosas universidades, miembros, fellows y honorarios de sociedades internacionales, académicos, asesores y consultores de importantes organismos mundiales, entre otros. 
Esto plantea un interrogante. Si tenemos tan buenos profesionales en Salta, cuál es entonces la razón de que viven llegando “especialistas” para cualquier tema o asunto que se quiera desarrollar. Los gobiernos en general y los distintos organismos en particular, ignoran en unos casos u olvidan lisa y llanamente en otros, el valor del potencial humano local. Se dan cargos técnicos a personas incapacitadas para ellos, priorizando amiguismos, parentescos, y otras cuestiones que soslayan la idoneidad. 
En esto reside, en parte, las razones de una Salta pobre, como han venido señalando muchos de los articulistas que se han expresado en estas columnas de Salta en un Mundo en Cambio, entre ellos María Cristina Garros, Céltico Rodríguez, Javier Cornejo, Daniel Nallar, Armando Caro Figueroa, Natalia Buira, Jorge Paz, Juan Lucas Dapena, Silvia Álvarez, Julio Moreno, John Grover Dorado, Walter Neil Buhler, Gustavo Barbarán, Jorge Silisque, Walter Luna, César Álvarez y muchos más. 
Un funcionario en cualquier área, debería ser un verdadero estadista. Como decía el General Perón en 1944: “El político auténtico es el estadista que solo se preocupa por los fines y objetivos perseguidos por el Estado y toma la función civil de gobernante como una carga pública”. Hemos visto centenares de veces la primacía de lo foráneo sobre lo local. Tal el caso de las consultoras que vienen a asesorar con sus especialistas sobre los más diversos asuntos. Por ejemplo, cómo hacer un trazado de la ruta a lo largo de la Quebrada del Toro. Entonces comienzan por averiguar dónde queda Salta, luego con la poderosa herramienta del Google Earth se enteran donde queda la quebrada y con ese bagaje y algún artículo bajado de Internet, vienen a imponernos de nuestra propia realidad. A enseñarnos, a explicarnos, a ilustrarnos, a sacarnos de nuestra ignorancia, recibiendo en contraprestación gruesos emolumentos. 
De nada sirve la decena de profesionales formados en geología, geomorfología, tectónica, ingeniería vial, hidráulica y otros con que cuenta Salta, ni tampoco los cientos de estudios (tesis profesionales y doctorales, mapas, artículos científicos, etc.), que se atesoran en nuestras universidades locales. Pero pasa también cuando se realizan planes de turismo, o con las agencias de publicidad, las consultoras de marketing, y otros. 
Lo cierto es que el potencial humano local permanece dormido. Casi como en una vieja visión aldeana. Con falsos complejos de inferioridad ante lo de afuera. Lo cual tiene raíces históricas que se remontan  lejos en el tiempo. El pomposo boato de la primera colación de grados doctorales de la República Argentina, en nuestra antigua ciudad de Esteco, allá por la segunda década del siglo XVII, con esos hombres de la vieja universidad de Córdoba vestidos de negro, montados en altos caballos azabaches enriquecidos en ornamentos de plata; se contraponía claramente a los fieles sumisos y analfabetos que seguían el desfile con sacra admiración. Era la fuerza y el prestigio indiscutible y dogmático de la escolástica y lo salmantino. Infravaloramos lo que tenemos en beneficio de supuestos técnicos y especialistas foráneos, con falsas aureolas de expertos. 
Pasa con medios de comunicación, asesores políticos, mediáticos de toda índole, organización de festivales, la presencia de ciertos conferencistas. Pasa con expertos que vienen a explicarnos el medio ambiente, el yaguareté, el tatú carreta, la polinización de la flora, la ecología de los cardones y un montón de cuestiones archisabidas por nuestros prestigiosos biólogos locales. 
Pasa con la inflacionaria creación de ministerios, secretarias, subsecretarias, coordinaciones y direcciones varias que en lugar de duplicar esfuerzos simplemente duplican la burocracia. Para encarar la desnutrición se creó un ministerio y se buscó el apoyo de un médico mediático foráneo. Mientras tanto los excelentes médicos de Salta, expertos en el mismo tema, son ignorados y hasta si se quiere destratados con este tipo de acciones. 
Como dice el viejo refrán español, la caridad comienza por casa. En este asunto, la casa es la provincia de Salta, que tiene no solamente un maravilloso potencial paisajístico y de recursos naturales; sino también un magnífico potencial humano reconocido nacional e internacionalmente. Potencial que ignoramos en nuestra propia tierra. 
Lo hemos visto claramente en la obra solitaria de un docente de la Universidad Nacional de Salta, que con el solo esfuerzo de convocar jóvenes interesados en las ciencias duras en sus clases sabatinas, logró decenas de medallas olímpicas en física y matemáticas. Y más aún, logró que por primera vez el prestigioso Instituto Balseiro de Bariloche se poblara de cerebros salteños. 
Salta puede aportar a la nación en temas de investigación de la enfermedad de Chagas-Mazza desde un instituto que lleva más de tres décadas de fructífera ciencia, reconocido internacionalmente, y donde se han convocado acreditados científicos de un amplio espectro de los temas médicos y biológicos. 
Hay también profesionales valiosos en el campo de las energías no convencionales, ingeniería de alimentos, catálisis, termodinámica, beneficio de minerales, aguas subterráneas, cartografía, informática, entomología, herpetología, ictiología, ornitología, suelos, riesgos naturales, biología de las aguas, entre una infinidad de temas y temáticas. 
Sarmiento hizo un censo y descubrió que el principal drama del país en el siglo XIX era el analfabetismo. Dedicó gran parte de sus esfuerzos a crear una escolaridad que salvara de ese flagelo. En Salta el censo escolar de 1884 indicaba que había 9907 niños analfabetos y 2775 niños semi-analfabetos contra 2230 niños alfabetos. Una relación de casi 6 a 1 entre los que no sabían nada versus los que sabían algo. Perón llevó adelante el Primer Censo Científico Técnico Nacional. Era indispensable saber quiénes, qué, dónde, cómo y con qué se investigaba en nuestro país, tanto en lo privado como en lo público. Como lo señaló el historiador Enrique Oliva, de esa consulta y sus conclusiones, se decidió dar prioridad al estímulo de la formación de dos disciplinas hoy privilegiadas en el mundo moderno: física y química en la enseñanza secundaria. 
Hay que romper el paradigma de que Salta es pobre. El día que confiemos más en las capacidades de nuestra propia gente podremos acelerar los motores productivos y disminuir el flagelo de la pobreza.  

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