Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)
El valioso potencial
humano salteño
Pobreza versus
potencial humano
Salta pobre y
potencial humano rico
Potencial humano y
pobreza
Si hay algo que le sobra a Salta, es salteños con capacidad.
Sean nacidos en nuestro suelo o que vinieron a radicarse y formaron un hogar en
estas tierras. Existe un rico colectivo humano de gran sapiencia y aunque
parezca paradójico, prácticamente desconocido.
Egresados de nuestras
universidades nacionales y privadas, muchos de ellos con importantes postgrados
en el exterior. Científicos de alto rango en el CONICET, profesores de
prestigiosas universidades, miembros, fellows y honorarios de sociedades
internacionales, académicos, asesores y consultores de importantes organismos
mundiales, entre otros.
Esto plantea un interrogante. Si tenemos tan buenos
profesionales en Salta, cuál es entonces la razón de que viven llegando
“especialistas” para cualquier tema o asunto que se quiera desarrollar. Los
gobiernos en general y los distintos organismos en particular, ignoran en unos
casos u olvidan lisa y llanamente en otros, el valor del potencial humano
local. Se dan cargos técnicos a personas incapacitadas para ellos, priorizando
amiguismos, parentescos, y otras cuestiones que soslayan la idoneidad.
En esto
reside, en parte, las razones de una Salta pobre, como han venido señalando
muchos de los articulistas que se han expresado en estas columnas de Salta en
un Mundo en Cambio, entre ellos María Cristina Garros, Céltico Rodríguez,
Javier Cornejo, Daniel Nallar, Armando Caro Figueroa, Natalia Buira, Jorge Paz,
Juan Lucas Dapena, Silvia Álvarez, Julio Moreno, John Grover Dorado, Walter
Neil Buhler, Gustavo Barbarán, Jorge Silisque, Walter Luna, César Álvarez y
muchos más.
Un funcionario en cualquier área, debería ser un verdadero
estadista. Como decía el General Perón en 1944: “El político auténtico es el
estadista que solo se preocupa por los fines y objetivos perseguidos por el
Estado y toma la función civil de gobernante como una carga pública”. Hemos
visto centenares de veces la primacía de lo foráneo sobre lo local. Tal el caso
de las consultoras que vienen a asesorar con sus especialistas sobre los más
diversos asuntos. Por ejemplo, cómo hacer un trazado de la ruta a lo largo de
la Quebrada del Toro. Entonces comienzan por averiguar dónde queda Salta, luego
con la poderosa herramienta del Google Earth se enteran donde queda la quebrada
y con ese bagaje y algún artículo bajado de Internet, vienen a imponernos de
nuestra propia realidad. A enseñarnos, a explicarnos, a ilustrarnos, a sacarnos
de nuestra ignorancia, recibiendo en contraprestación gruesos emolumentos.
De
nada sirve la decena de profesionales formados en geología, geomorfología,
tectónica, ingeniería vial, hidráulica y otros con que cuenta Salta, ni tampoco
los cientos de estudios (tesis profesionales y doctorales, mapas, artículos
científicos, etc.), que se atesoran en nuestras universidades locales. Pero
pasa también cuando se realizan planes de turismo, o con las agencias de
publicidad, las consultoras de marketing, y otros.
Lo cierto es que el
potencial humano local permanece dormido. Casi como en una vieja visión
aldeana. Con falsos complejos de inferioridad ante lo de afuera. Lo cual tiene
raíces históricas que se remontan lejos
en el tiempo. El pomposo boato de la primera colación de grados doctorales de
la República Argentina, en nuestra antigua ciudad de Esteco, allá por la
segunda década del siglo XVII, con esos hombres de la vieja universidad de
Córdoba vestidos de negro, montados en altos caballos azabaches enriquecidos en
ornamentos de plata; se contraponía claramente a los fieles sumisos y analfabetos
que seguían el desfile con sacra admiración. Era la fuerza y el prestigio indiscutible
y dogmático de la escolástica y lo salmantino. Infravaloramos lo que tenemos en
beneficio de supuestos técnicos y especialistas foráneos, con falsas aureolas
de expertos.
Pasa con medios de comunicación, asesores políticos, mediáticos de
toda índole, organización de festivales, la presencia de ciertos
conferencistas. Pasa con expertos que vienen a explicarnos el medio ambiente,
el yaguareté, el tatú carreta, la polinización de la flora, la ecología de los
cardones y un montón de cuestiones archisabidas por nuestros prestigiosos
biólogos locales.
Pasa con la inflacionaria creación de ministerios,
secretarias, subsecretarias, coordinaciones y direcciones varias que en lugar
de duplicar esfuerzos simplemente duplican la burocracia. Para encarar la
desnutrición se creó un ministerio y se buscó el apoyo de un médico mediático
foráneo. Mientras tanto los excelentes médicos de Salta, expertos en el mismo tema,
son ignorados y hasta si se quiere destratados con este tipo de acciones.
Como
dice el viejo refrán español, la caridad comienza por casa. En este asunto, la
casa es la provincia de Salta, que tiene no solamente un maravilloso potencial
paisajístico y de recursos naturales; sino también un magnífico potencial
humano reconocido nacional e internacionalmente. Potencial que ignoramos en
nuestra propia tierra.
Lo hemos visto claramente en la obra solitaria de un
docente de la Universidad Nacional de Salta, que con el solo esfuerzo de convocar
jóvenes interesados en las ciencias duras en sus clases sabatinas, logró
decenas de medallas olímpicas en física y matemáticas. Y más aún, logró que por
primera vez el prestigioso Instituto Balseiro de Bariloche se poblara de
cerebros salteños.
Salta puede aportar a la nación en temas de investigación de
la enfermedad de Chagas-Mazza desde un instituto que lleva más de tres décadas
de fructífera ciencia, reconocido internacionalmente, y donde se han convocado acreditados
científicos de un amplio espectro de los temas médicos y biológicos.
Hay también
profesionales valiosos en el campo de las energías no convencionales,
ingeniería de alimentos, catálisis, termodinámica, beneficio de minerales, aguas
subterráneas, cartografía, informática, entomología, herpetología, ictiología,
ornitología, suelos, riesgos naturales, biología de las aguas, entre una infinidad
de temas y temáticas.
Sarmiento hizo un censo y descubrió que el principal
drama del país en el siglo XIX era el analfabetismo. Dedicó gran parte de sus
esfuerzos a crear una escolaridad que salvara de ese flagelo. En Salta el censo
escolar de 1884 indicaba que había 9907 niños analfabetos y 2775 niños
semi-analfabetos contra 2230 niños alfabetos. Una relación de casi 6 a 1 entre
los que no sabían nada versus los que sabían algo. Perón llevó adelante el
Primer Censo Científico Técnico Nacional. Era indispensable saber quiénes, qué,
dónde, cómo y con qué se investigaba en nuestro país, tanto en lo privado como en
lo público. Como lo señaló el historiador Enrique Oliva, de esa consulta y sus
conclusiones, se decidió dar prioridad al estímulo de la formación de dos
disciplinas hoy privilegiadas en el mundo moderno: física y química en la
enseñanza secundaria.
Hay que romper el paradigma de que Salta es pobre. El día
que confiemos más en las capacidades de nuestra propia gente podremos acelerar
los motores productivos y disminuir el flagelo de la pobreza.
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