Ricardo Alonso |
Un análisis científico sobre un fenómeno que alienta muchas interpretaciones mágicas y oportunistas, pero que se debe, estrictamente, a la naturaleza.
La Quebrada de
Humahuaca volvió a ser golpeada por fenómenos naturales de remoción en masa en
este verano de 2017. Algo que ocurre no de ahora, ni de los últimos siglos,
sino desde hace miles a decenas de miles de años.
Hay una recurrencia
cíclica pero aperiódica. Los fenómenos sucedieron en el pasado, ocurren en el
presente y volverán a acontecer en el futuro. La memoria corta de quienes somos
testigos circunstanciales de estos eventos, hace que sean olvidados de una generación
a la próxima. Y que siempre, el evento actual, parezca el peor de todos.
Durante los fuertes
desajustes climáticos de mediados de la década de 1980, la Quebrada de
Humahuaca fue fuertemente castigada por tormentas intensas que sepultaron la
estación ferroviaria de Purmamarca con numerosas víctimas fatales y cuantiosas
pérdidas materiales.
El propio pueblo se
salvó entonces por muy poco.
EL PAISAJE GÓTICO
Ahora le tocó una
vez más a Volcán, aunque golpeó con fuerza desde Bárcena hasta Tumbaya. Téngase
presente que cuando se viaja por esa región, hasta la latitud de Volcán se
observa todo verde y, al pasar Coiruro, se llega a un codo en la ruta, antes de
Tumbaya, donde todo cambia a un ambiente árido. Es el codo famoso por su
relieve de "tubos de órgano" o "paisaje gótico" en el
sentido de Franz Khun, el geomorfólogo que les prestó atención a principios del
siglo XX. Existe allí un umbral manifiesto que responde al alcance de los
vientos húmedos.
Al llegar las
lluvias fuertes y concentradas del verano ponen en movimiento millones de
toneladas de barro y escombros que fluyen pendiente abajo. Esto forma parte de
los fenómenos de remoción en masa que da lugar a los flujos densos descriptos
en la literatura científica como "mud-flows" o
"debris-flows", los cuales son popularmente llamados en el norte
argentino como "volcanes de barro". Ello por formar grandes coladas
de lodo oscuro que recuerdan por analogía a las coladas basálticas. El abanico
aluvial de Volcán está formado por decenas de flujos densos superpuestos
durante milenios. En el pasado llegaron a cortar el río Grande y formaron
endicamientos naturales que produjeron lagos aguas arriba. La estación
ferroviaria de Volcán está construida sobre esos depósitos lacustres. Uno de
los fenómenos más intensos en tiempos modernos ocurrió en 1945 cuando se formó
un lago de 2 km de largo que obligó a usar botes para navegar en el viejo
embalse y transportar a los damnificados tal como se conserva en fotografías de
la época. Ello quedó registrado en diarios y revistas que ayudan a resguardar
la memoria histórica y recuperar valiosa información. Para sortear el dique
natural y abrir nuevamente el cauce hubo que recurrir a voladuras con dinamita.
LOS ESTUDIOS DE HARRINGTON
Uno de los muchos
científicos que se interesó por el fenómeno fue el Dr. Horacio J. Harrington,
considerado entre los más grandes geólogos argentinos. Harrington escribió un
prolijísimo trabajo que fue publicado en el primer número de la recién fundada
revista de la Asociación Geológica Argentina (1946). El trabajo se
internacionalizó al ser citado como ejemplo mundial en un libro clásico de la
geología del siglo XX: "Principios de estratigrafía" (Dunbar y
Rodgers, 1957).
Los registros
históricos del cono torrencial de Volcán son muy abundantes por la especial
circunstancia de que los viajeros que partían desde Buenos Aires a Potosí
cruzaban por la zona en los meses de verano. De allí que se tengan noticias al
menos desde los relatos de Acarette Du Biscay en 1658. Antes de Harrington,
otros dos geólogos eruditos, los doctores Franco Pastore y Pablo Groeber,
realizaron un estudio del Volcán de Jujuy que publicaron en 1931. Téngase
presente que solo los grandes eventos han sido registrados, y en este caso
cuando han producido severos daños a la ruta, puentes, poblados vecinos u otras
obras de infraestructura. Generalmente han movido masas de más de medio millón
de metros cúbicos.
Se considera que
los eventos de mayor magnitud se dieron en los años 1928, 1941, 1945, 1984 y
1985. Sin embargo, otros estudios mencionan la presencia del fenómeno en los
años 1923, 1930, 1943, 1954, 1972, 1987, 1988, 1989, 1990 y 2008. Esto se
acerca a repeticiones promedio cada 2, 5, 10 y 20 años y da por tierra con los
comentarios acerca de una recurrencia cada 40 años como se comentó en los
medios.
El evento de
1984-1985, considerado entre los de más grande envergadura, produjo la
movilización de 2.500.000 metros cúbicos de barro y rocas cubriendo una zona de
500 m con una capa de 4 m de espesor. Otros estudiosos que a lo largo del siglo
XX y principios del presente hicieron sus aportes en el tema son Monteverde,
Kittl, González Díaz, Fauque, Igarzábal, Rivelli, Agüero, Castro, Cencetti,
Marcato, Moreiras, Coronato y los geólogos jujeños Weigert, Chayle, Solís,
Chalabe, entre otros. Recientes estudios del grupo científico de la Universidad
de Potsdam (Alemania), entre ellos Taylor Schildgen, Sara Savi, Bodo Bookhagen,
Stefanie Tofelde, Heiko Pingel, Dirk Scherler, Peter Kubik, Steven Binnie,
Hella Wittmann, Jürgen Mey, bajo la dirección del Dr. Manfred Strecker,
investigaron la tectónica y el clima de la Quebrada de Humahuaca, especialmente
de la región de Volcán, logrando interesantes resultados que se publicaron en
revistas internacionales.
Para ello
utilizaron modernos métodos de datación de edades a través de isótopos
cosmogénicos, berilo-10, luminiscencia ópticamente estimulada, carbono 14 y
otros métodos analíticos.
LAS LECCIONES DE VOLCÁN
Una vez más el
verano de 2017 deja lecciones sobre el rol de la naturaleza en esa particular
geografía, tanto en las víctimas fatales como en las innumerables pérdidas
materiales. Y también deja el sabor amargo de comprobar que los intrépidos
pilotos del Dakar solo se lucen en caminos consolidados. El alud era la
imprevista oportunidad para poner a prueba la potencia de sus vehículos y
"abrir huella", pero optaron por cambiar de ruta dejando a sus fieles
seguidores con la nostalgia de etapas inconclusas o canceladas.
En el otro aluvión,
el de las noticias y reportes periodísticos, se escuchó hablar de los
"desmanes" de los ríos, castigos sobrenaturales, reacción a las malas
prácticas humanas, efecto de los que tiran "malas ondas", entre otros
argumentos para tratar de explicar desde lo mágico e irracional, algo que ya
tiene una clara explicación científica y natural. Incluso hubo un ministro de
la Nación para el cual los incendios e inundaciones son de naturaleza profética
y filosófica. Precisamente ni lo uno ni lo otro, aunque siempre es más cómodo
endilgar la responsabilidad a cuestiones ultra terrenales.
La Quebrada de
Humahuaca es un valle tectónico joven, formado por el levantamiento de dos
bloques corticales que contienen en su interior al río Grande de Jujuy, el cual
con rumbo norte a sur baja desde la Puna hacia el Bermejo. La geología y el
clima marcan la interacción de los fenómenos endógenos y exógenos que dan forma
y contenido al paisaje. La concurrencia de factores geológicos y climáticos
hace que los movimientos de remoción en masa sean inevitables. Los materiales
se comportan primero como un lodo con gravas flotantes, transportando incluso
bloques del tamaño de un auto o más grandes, pero una vez que se endurecen
forman un material soldado que recibe el nombre de cenoglomerado. La presencia
de estos cenoglomerados a lo largo y ancho de la Quebrada nos habla de grandes
eventos de volcanes de barro en el pasado. Los que por otro lado van a seguir
ocurriendo en el futuro ya que la naturaleza es insensible a las cuestiones
humanas.
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