Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)
El miércoles 6 de mayo de 2015, a las 20
horas, se presentó en el Colegio Salesiano de Salta un libro sobre la vida de
Ángel Zerda que fuera escrito por un ex director del colegio, el padre
salesiano de Don Bosco, Eduardo Luis Giorda, SDB.
El libro fue publicado por la
editorial Mundo Gráfico y su ficha bibliográfica para los interesados en
adquirirlo en las librerías céntricas de Salta es: Giorda, E.L., 2014. Don
Ángel Zerda y el Colegio Salesiano de Salta. Aportes para una historia.
Homenaje a Don Ángel Zerda en el Centenario de su muerte. Mundo Gráfico Salta
Editorial, ISBN 978-987-698-080-7, 15 x 22 cm, 248 p., Salta.
En el acto
académico de presentación participaron descendientes de la familia de Ángel
Zerda, autoridades, benefactores, ex alumnos y público interesado. Se destacó
la presencia del contador Víctor Hugo Claros, actual rector de la Universidad
Nacional de Salta y ex alumno salesiano. El padre Giorda me honró oportunamente
al pedirme que escribiera el prólogo del
libro en mi carácter de ex alumno del colegio. Un segundo prólogo estuvo a
cargo del padre Manuel Cayo, provincial de los salesianos.
En torno a la figura
de Ángel Zerda giran los temas genealógicos e históricos que el padre Giorda
supo abordar con gran profundidad y dedicación.
La historia de Salta a fines del siglo XIX y principios del siglo XX fluye
por las ricas páginas del libro. Recordemos que estamos hablando de una enorme
figura de múltiples facetas. Entre ellas Zerda fue tres veces gobernador de
Salta, descendiente de guerreros de la independencia, estadista, empresario
próspero, filántropo, entre otros
aspectos de una personalidad singular. Fue él quien donó una manzana tasada en
30.000 pesos de la época situada en Caseros al 1200 y más tarde otros 100.000
pesos para que se construyera el edificio completo del colegio con la famosa y
bien recordada Escuela de Artes y Oficios. A valores de hoy estamos hablando de
más de 10 millones de dólares.
Gracias a su visión pasaron por el colegio 35
mil alumnos, solamente entre las décadas de 1910 a 1980. En el libro se
mencionan a personalidades destacadas de la vida salteña que transitaron por
las aulas del colegio. Entre ellas dos rectores de la Universidad Nacional de
Salta, los contadores Gustavo E. Wierna y Víctor Hugo Claros; los escritores o
poetas José Solís Pizarro, Tomas Mena (“Tombolito”), César A. Alurralde y Hugo Alarcón; políticos
como Bernardino Biella, Héctor D’Andrea, Víctor Abelardo Montoya, Carlos F.
Ruckauf (vicepresidente de la Nación), Gerardo Morales, Sergio Ramos y Manuel
Santiago Godoy, entre otros; músicos como Ernesto Cabezas de Los Chalchaleros,
Gerardo López de Los Fronterizos, Los Nocheros (Mario, César y Alvaro), Los
Huayras (Giménez, Vasconcellos, Plaza), entre otros; artistas como Rodolfo Aredes
y su muñeco Pepito; y sigue la lista con muchísimos y reconocidos docentes y
profesionales del medio.
Detallo a continuación algunos de los párrafos que
escribí a manera de prólogo. Comenzaba señalando que egresé del Colegio
Salesiano en 1972 luego de haber cursado allí todo el primario y todo el
secundario, en una época estupenda y de ilustres profesores. Todos ellos muy
recordados y grabados en forma indeleble en nuestra memoria. Mis compañeros y
quién escribe supimos por nuestros educadores quién era Don Bosco, ese enorme
visionario que sembró la semilla salesiana en tierras argentina; supimos de dos
jóvenes que pasaron pronto a la inmortalidad dejando una profunda estela, tal
los casos de Domingo Savio y Ceferino Namuncurá; pero hete aquí que nada supimos
sobre el hombre cuyo nombre estaba en letras de molde en todos los
frontispicios: Ángel Zerda. Tal vez por aquello de que “lo esencial es
invisible a los ojos” como señalaba Saint Exupery en su celebrada obra El
Principito, la enorme figura de Ángel Zerda estaba allí omnipresente y a la vez
gozaba de invisibilidad. Casi como una metáfora borgeana en su afamado El Golem cuando nos dice “…en las letras
de rosa está la rosa / y todo el Nilo en la palabra Nilo”.
Allí estaba entonces
ese nombre que para nosotros sonaba raro, casi como un impostor, y que por
detrás escondía nada más y nada menos que nuestros propios destinos. Porque
concatenando hechos, azares y singularidades, casualidades y causalidades, otra
hubiera sido la historia de todos y cada uno de nosotros, los ex alumnos de Don
Bosco, si don Ángel Zerda no hubiese hecho lo que hizo. Repito Ángel Zerda no
se nos había revelado. Hasta que llegó a Salta como director del colegio el
Padre Eduardo Luis Giorda, quién además de atender los asuntos que les son
propios a los directores en la faz administrativa y espiritual, puso el dedo en
la llaga cuando inquirió sobre el papel que le cupo a don Ángel Zerda en los
orígenes de la obra salesiana en Salta. Con una paciencia de detective y con
todas las herramientas de un historiador profesional comenzó una búsqueda
infatigable de antecedentes, documentos, archivos, bibliotecas, títulos,
fotografías, diarios de época, diarios de sesiones legislativas, revistas y un
sinfín de material editado e inédito.
Se topó además, en un notable caso de
serendipia, con otro gigante de la época: el obispo Matías Linares y Sansetenea.
A él le dedica una parte significativa de la obra por el mérito que tuvo en su
misión de convencer a Roma de la importancia de llevar a cabo la obra salesiana
en Salta.
Giorda reunió un enorme volumen de información que fue clasificando,
ordenando, cotejando, recopilando, guardando, analizando y finalmente su
trabajo cristalizó y produjo un magnífico libro sobre la vida y obra de don
Ángel Zerda. Libro que ahora él da a luz bajo el sello editorial de Mundo
Gráfico, por inquietud de sus editores Francisco Araoz y Magdalena Paz Posse y
el cuidadoso trabajo de diseño gráfico de la Lic. Margarita López Sierra. Representó para mí una honrosa distinción que
el padre Giorda me haya pedido que lo acompañe con unas breves palabras de
prólogo. Sólo quiero agregar que es éste un libro para leer con fruición ya que
no sólo está reflejada la historia de un visionario y estadista, sino también
de una parte sustancial de la historia y la genealogía de la Salta de fines del
siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX.
Los salteños en general y los
salesianos en particular tenemos una deuda de gratitud a quién puso su fortuna
personal al servicio de la obra de Don Bosco. Y esa deuda es también extensiva
a un hijo de Don Bosco, el padre Giorda, quién nos regaló con esta exquisita
biografía de un verdadero prócer civil de la salteñidad. Con estas palabras de
gratitud cerraba mi prólogo y también la oportunidad de haber compartido en
profundidad la vida y obra de uno de los salteños más singulares que dio y
fecundó nuestra tierra. Decenas de miles de salteños, ex salesianos o
familiares de ex alumnos del colegio son deudores de la gran obra de don Ángel
Zerda, finalmente exhumada del olvido y dada a luz en el libro de marras.
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