domingo, 13 de septiembre de 2015

Historias de los salesianos




Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)








El miércoles 6 de mayo de 2015, a las 20 horas, se presentó en el Colegio Salesiano de Salta un libro sobre la vida de Ángel Zerda que fuera escrito por un ex director del colegio, el padre salesiano de Don Bosco, Eduardo Luis Giorda, SDB. 
El libro fue publicado por la editorial Mundo Gráfico y su ficha bibliográfica para los interesados en adquirirlo en las librerías céntricas de Salta es: Giorda, E.L., 2014. Don Ángel Zerda y el Colegio Salesiano de Salta. Aportes para una historia. Homenaje a Don Ángel Zerda en el Centenario de su muerte. Mundo Gráfico Salta Editorial, ISBN 978-987-698-080-7, 15 x 22 cm, 248 p., Salta. 
En el acto académico de presentación participaron descendientes de la familia de Ángel Zerda, autoridades, benefactores, ex alumnos y público interesado. Se destacó la presencia del contador Víctor Hugo Claros, actual rector de la Universidad Nacional de Salta y ex alumno salesiano. El padre Giorda me honró oportunamente  al pedirme que escribiera el prólogo del libro en mi carácter de ex alumno del colegio. Un segundo prólogo estuvo a cargo del padre Manuel Cayo, provincial de los salesianos. 
En torno a la figura de Ángel Zerda giran los temas genealógicos e históricos que el padre Giorda supo abordar con gran profundidad y dedicación.  La historia de Salta a fines del siglo XIX y principios del siglo XX fluye por las ricas páginas del libro. Recordemos que estamos hablando de una enorme figura de múltiples facetas. Entre ellas Zerda fue tres veces gobernador de Salta, descendiente de guerreros de la independencia, estadista, empresario próspero, filántropo,  entre otros aspectos de una personalidad singular. Fue él quien donó una manzana tasada en 30.000 pesos de la época situada en Caseros al 1200 y más tarde otros 100.000 pesos para que se construyera el edificio completo del colegio con la famosa y bien recordada Escuela de Artes y Oficios. A valores de hoy estamos hablando de más de 10 millones de dólares. 
Gracias a su visión pasaron por el colegio 35 mil alumnos, solamente entre las décadas de 1910 a 1980. En el libro se mencionan a personalidades destacadas de la vida salteña que transitaron por las aulas del colegio. Entre ellas dos rectores de la Universidad Nacional de Salta, los contadores Gustavo E. Wierna y Víctor Hugo Claros; los escritores o poetas José Solís Pizarro, Tomas Mena (“Tombolito”),  César A. Alurralde y Hugo Alarcón; políticos como Bernardino Biella, Héctor D’Andrea, Víctor Abelardo Montoya, Carlos F. Ruckauf (vicepresidente de la Nación), Gerardo Morales, Sergio Ramos y Manuel Santiago Godoy, entre otros; músicos como Ernesto Cabezas de Los Chalchaleros, Gerardo López de Los Fronterizos, Los Nocheros (Mario, César y Alvaro), Los Huayras (Giménez, Vasconcellos, Plaza), entre otros; artistas como Rodolfo Aredes y su muñeco Pepito; y sigue la lista con muchísimos y reconocidos docentes y profesionales del medio. 
Detallo a continuación algunos de los párrafos que escribí a manera de prólogo. Comenzaba señalando que egresé del Colegio Salesiano en 1972 luego de haber cursado allí todo el primario y todo el secundario, en una época estupenda y de ilustres profesores. Todos ellos muy recordados y grabados en forma indeleble en nuestra memoria. Mis compañeros y quién escribe supimos por nuestros educadores quién era Don Bosco, ese enorme visionario que sembró la semilla salesiana en tierras argentina; supimos de dos jóvenes que pasaron pronto a la inmortalidad dejando una profunda estela, tal los casos de Domingo Savio y Ceferino Namuncurá; pero hete aquí que nada supimos sobre el hombre cuyo nombre estaba en letras de molde en todos los frontispicios: Ángel Zerda. Tal vez por aquello de que “lo esencial es invisible a los ojos” como señalaba Saint Exupery en su celebrada obra El Principito, la enorme figura de Ángel Zerda estaba allí omnipresente y a la vez gozaba de invisibilidad. Casi como una metáfora borgeana en su afamado El Golem cuando nos dice “…en las letras de rosa está la rosa / y todo el Nilo en la palabra Nilo”. 
Allí estaba entonces ese nombre que para nosotros sonaba raro, casi como un impostor, y que por detrás escondía nada más y nada menos que nuestros propios destinos. Porque concatenando hechos, azares y singularidades, casualidades y causalidades, otra hubiera sido la historia de todos y cada uno de nosotros, los ex alumnos de Don Bosco, si don Ángel Zerda no hubiese hecho lo que hizo. Repito Ángel Zerda no se nos había revelado. Hasta que llegó a Salta como director del colegio el Padre Eduardo Luis Giorda, quién además de atender los asuntos que les son propios a los directores en la faz administrativa y espiritual, puso el dedo en la llaga cuando inquirió sobre el papel que le cupo a don Ángel Zerda en los orígenes de la obra salesiana en Salta. Con una paciencia de detective y con todas las herramientas de un historiador profesional comenzó una búsqueda infatigable de antecedentes, documentos, archivos, bibliotecas, títulos, fotografías, diarios de época, diarios de sesiones legislativas, revistas y un sinfín de material editado e inédito. 
Se topó además, en un notable caso de serendipia, con otro gigante de la época: el obispo Matías Linares y Sansetenea. A él le dedica una parte significativa de la obra por el mérito que tuvo en su misión de convencer a Roma de la importancia de llevar a cabo la obra salesiana en Salta. 
Giorda reunió un enorme volumen de información que fue clasificando, ordenando, cotejando, recopilando, guardando, analizando y finalmente su trabajo cristalizó y produjo un magnífico libro sobre la vida y obra de don Ángel Zerda. Libro que ahora él da a luz bajo el sello editorial de Mundo Gráfico, por inquietud de sus editores Francisco Araoz y Magdalena Paz Posse y el cuidadoso trabajo de diseño gráfico de la Lic. Margarita López Sierra.  Representó para mí una honrosa distinción que el padre Giorda me haya pedido que lo acompañe con unas breves palabras de prólogo. Sólo quiero agregar que es éste un libro para leer con fruición ya que no sólo está reflejada la historia de un visionario y estadista, sino también de una parte sustancial de la historia y la genealogía de la Salta de fines del siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX. 
Los salteños en general y los salesianos en particular tenemos una deuda de gratitud a quién puso su fortuna personal al servicio de la obra de Don Bosco. Y esa deuda es también extensiva a un hijo de Don Bosco, el padre Giorda, quién nos regaló con esta exquisita biografía de un verdadero prócer civil de la salteñidad. Con estas palabras de gratitud cerraba mi prólogo y también la oportunidad de haber compartido en profundidad la vida y obra de uno de los salteños más singulares que dio y fecundó nuestra tierra. Decenas de miles de salteños, ex salesianos o familiares de ex alumnos del colegio son deudores de la gran obra de don Ángel Zerda, finalmente exhumada del olvido y dada a luz en el libro de marras. 

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