Félix González Bonorino
En la década de los 80 irrumpe en Francia un personaje de lo más curioso y controversial. Empresario joven, actor, cantante, se hace famoso reestructurando empresas, la más famosa de ellas, al menos por estas costas fue la alemana Adidas. Se reunía con los propietarios o accionistas, generalmente empresas familiares, y les ofrecía conservar su nombre, su estilo, su creación. En realidad compraba una marca, aunque estuviera a punto de cerrar.

Tapie era un pícaro de aquellos, mejor dicho un estafador. Al dictador de la República Centroafricana, Bokassa, lo estafa comprándole un castillo muy barato, filtrándole la información mentirosa de que el Estado Francés se lo iba a confiscar. Tuvo que devolverlo junto con el dinero y costas.
Tuvo su programa de televisión “AMBICIÓN” por breve tiempo al estilo de Donal Trump, empujando a los jóvenes a transformarse en empresarios, en una parodia de negociaciones cruzadas que eliminaba concursantes. Una especie de reality antes de los realities. Luego fue gerente del Club de Fútbol Olimpique Marseille, Legislador Nacional, Europeo y finalmente lo metieron preso.
En los ’80 lo que resultaba asombroso para los legos era el modelo de negocios que Tapie instrumentaba. Buscaba empresas en quiebra, ya lo dije y las compraba por 1 (un) Franco Francés, las reformaba y las vendía por millones. Recuerdo: Look otra empresa deportiva que revende a 125 millones de francos. Era todo así. Tuvo que ver con la creación del Club Med, empresas de construcción, de cosmético, etc. Yo vi como al lado de mi casa, una de sus empresas remodelaba un colegio completamente, conservando solo las paredes exteriores y los pisos, ¡en tres meses de verano! El primer día de clases por la puerta principal entraban los alumnos y por el fondo pintaban la reja.
Todo un personaje que avanzó a fuerza de imagen, hiperactividad y corrupción que lo terminó metiendo en la cárcel.

La base de este tipo de operaciones se encuentra en información clasificada que es utilizada ilegalmente por los operadores económicos. Conocer cuál es la verdadera situación económica por la que está pasando una familia o sociedad propietaria permite ser más o menos agresivos en la compra. No tenemos que ir a las grandes empresas, esto se da a todo nivel. Pero el tráfico de información privada, puede, en algunas sociedades más organizadas, constituir un delito.
Este recuerdo vino a mi mente cuando leí tristemente que el Grupo Gloria, propietarios peruanos del Ingenio San Isidro de Campo Santo decidió cerrar la empresa. Lo hizo con un “banner” en la puerta el 19 de enero de 2018 y lo ratificó ante el Ministerio de Trabajo el 1 de febrero. Los 730 empleados directos y los 1900 indirectos, junto a productores pequeños del Departamento Güemes quedan “en la lona”, devastados.
El Ingenio San Isidro es la industria más antigua del país. Allá por 1760 un Cornejo plantó las primeras cañas traídas de Perú. Así, se cierra el círculo. Aquellos que nos dieron las primeras cañas cierran el trapiche.
El Grupo Gloria sostiene que hace 4 años que tienen pérdidas en esta unidad productiva. Una de las razones esgrimidas es que los salarios de los trabajadores son demasiado altos. Se escucha como los medios locales de Salta, comparan los valores con Tabacal, que está despidiendo a 181 trabajadores y se habla de sueldos menores en Tucumán. Supongo que hay varias razones confluyentes. Sería muy interesante estudiar qué pasó realmente para tratar de evitar el colapso generalizado. Sería muy interesante saber si los costos financieros, que son parecidos desde hace 4 años, justamente, tienen algo que ver. Sería interesante conocer cómo hacemos para tener la mejor industria azucarera del país, aquella que brinda ganancias suficientes a los propietarios y salarios dignos y justos a los trabajadores.
Bernard Tapie compraba una empresa quebrada por 1 Franco Francés y, en el marco de una reestructuración, proponía la reducción de todos los beneficios alcanzados por los trabajadores durante los años de post guerra. Antigüedad, calificación laboral, presentismo y otras conquistas eran reestructuradas de manera de brindarle a la empresa una reducción de “costos operativos” y por ende un valor de mercado apetecible, para después entregarla a sus verdaderos dueños.

Ya lo dijo Prat Gay en su momento, “arriesgar salarios a cambio de empleos”. ¡Han sido tan explícitos!
¿Quién o quiénes serán los Bernard Tapie o los Gordon Gekko salteños, argentinos o de otro lado que harán el trabajo sucio de limitar las ganancias del obrero para maximizar las de los CEO’s?
¿Quién comprará el Ingenio San Isidro?