El diario digital El Intransigente de Salta, el 5/mar/2013, realizó una nota sobre la trayectoria de nuestro querido amigo, el Dr. Fernando Saravia Toledo. Me pareció oportuno difundir esta nota para conocimiento de todos.
Por Rosario Torino Solá, para El Intransigente
Desde hace más de 40 años Fernando Saravia Toledo es profesor de la Universidad Católica de Salta y en algunas otras instituciones, pero ya desde muy joven que el gusto por la docencia y la enseñanza comenzaron a crecer en él
SALTA.- No todos tienen la suerte de Fernando, de encontrar su vocación ya desde muy joven en las aulas del colegio. Y muchos menos de hacerlo no por el gusto hacia una materia en especial, sino que él descubrió su verdadera afición por la educación gracias a las buenas experiencias, ejemplos y admiración que la docencia le supo otorgar.
Desde hace más de 40 años Fernando Saravia Toledo es profesor de la Universidad Católica de Salta y en algunas otras instituciones, pero ya desde muy joven que el gusto por la docencia y la enseñanza comenzaron a crecer en él.
"Nunca fui al colegio molesto, ni a la facultad. Pase por la Zorrilla, la Normal, el Bachillerato Humanista y terminé en el Nacional; y de todos tengo muy buenos recuerdos. (...) Si bien en el Bachi aprendí eficaces métodos de estudio, en el Nacional me tocaron profesores que más allá de enseñarte la materia, te educaban en los valores de ser buena persona. Y en la facultad también me paso algo parecido", contó Fernando, para comentar que si bien, el siempre quiso estudiar medicina, se decidió por derecho, por el interés y el gusto que despertaron en él sus docentes por las Ciencias Sociales.
Fue una sensación un poco temerosa la que Fernando experimentó cuando dejó su querido colegio, su ciudad y sus vínculos para aventurarse a los enormes y concurridos salones de clase de la UBA. "... de todas maneras ese temor no me duró mucho. Pues al poco tiempo de arrancar la carrera, por suerte gane rápidamente consideración de los profesores y compañeros. El estudiar nunca me disgusto y los docentes vieron en mi un inspirante entusiasta por la enseñanza, y así fue como con otros alumnos de la facultad integramos el Instituto de Estudiantes Asesores para ayudar y colaborar en los nuevos integrantes a la carrera de Derecho”, explicó Fernando.
De alguna manera fue durante este tiempo en el que toda la admiración y el cariño que Fernando sintió siempre por sus docentes comenzaron a exteriorizarse. "Con una materia, sociología, me convertí en ayudante estudiantil de cátedra. Ahí fue cuando me paré por primera vez frente a un aula a dar clases (...). En ese momento comencé a ver los resultados de mis conocimientos adquiridos desde otra óptica; ya no sólo por mi, para rendir y aprobar, sino por los demás, para compartirlo y explicar", comentó Fernando.
En el colegio y la facultad él siempre estuvo feliz y cómodo, "...jugando de local", como lo define. Un encariñado ya desde chiquito por el pizarrón, las aulas y los pasillos de estas instituciones, Fernando, que una vez recibido de abogado viajó a Europa para continuar con sus estudios de Seguridad Social, ya sentía que su futuro estaba en la docencia. "Finalmente volví a Salta, en realidad venía de paso, solo a saludar. Pero la vida tenía otros planes para mí, y una propuesta laboral en la Católica me ayudó a decidir que era tiempo ya de quedarme", contó, para luego pasar a explicar que: "... en la UCASAL estoy desde hace más 40 años. Fui vicedecano y decano de la Facultad. Y también estuve como profesor en el Nacional, el San Pablo y la Escuela de Policía".
La política y el arte tampoco fueron disciplinas ajenas a la vida de Fernando Saravia Toledo. De Asesor Letrado y Director de Familia y Minoridad del Ministerio de Bienestar Social de Salta, pasando por Diputado Provincial, Vicepresidente de la Cámara de diputados, Prosecretario de la Cámara de diputados, Convencional Constituyente Provincial y Nacional, Director del Ente Regulador de los Servicios Públicos de Salta (desde 1999 hasta la fecha); Fernando también pudo darse maña para dedicar tiempo a dos pasiones: la música y la poesía. “En Buenos Aires teníamos un conjunto folclórico con otros Saravia Toledo y 3 porteñas, forme parte del coro LUMEN dirigido por el maestro Storni, en el del Colegio Nacional y de la Merced, dirigido por la Pastorita Alderete y el padre Avellaneda e integre el conjunto “A Nuestra Manera”. Y a veces también, cuando siento la inspiración, se me da por la poesía y la escritura".
Los Chalchaleros y nuestros patronos: El Señor y la Virgen del Milagro; fueron algunos de los grandes homenajeados en los atrevimientos “poéticos” de Fernando. "Escribir es de lo que más me gusta, lo hago mucho, siempre lo hice. Tengo toneladas de cosas guardadas por ahí, pero todavía no ha llegado el momento de compartirlas", comentó.
Con una hermosa vida familiar casado con Irene Figallo, con 3 hijos: Guadalupe, Fernando y Rodrigo; y 4 nietos, a Fernando aun no le han llegado las ganas de parar, ni de dejar de trabajar, ni de cobrar su jubilación. "Mi actividad nunca se agota, se puede enseñar y aprender de los chicos permanentemente (…). Hay una jubilación que yo cobro todos los días, y por esta no tuve que hacer ningún tramite ni aporte. Y es que la gratificación y reconocimiento de mis alumnos, que es algo invalorable, para mí es la retribución más grande de mi profesión. Y mientras pueda seguir trabajando pienso seguir haciéndolo y el día que ya no pueda por impedimentos físicos o algo así, yo mismo voy a ser el primero en decir basta".
Y a toda esa gratificación que Fernando recibe de su trabajo en la enseñanza él tampoco puede dejar de mencionar que: “El comprobar que mucho de mis ex alumnos han llegado a tener éxito en sus trabajos y como persona, a mi me llena de orgullo. Pues el saber que uno ha contribuido para la buena formación de ellos, en vez de obstruir, para mi es una satisfacción propia enorme”.
Una anécdota
"Hace poco tiempo, una chica de primer año en la facultad me dice que su abuela me mandaba saludos, y me responde que ella había sido alumna mía, cuando yo le pregunté ¿Quién era su abuela? Esto, que sucedió frente a toda la clase fue motivo de risas para los chicos, imagínate, yo profesor de sus abuelos. A modo de chiste le respondo a esta alumna, que me imagino que su abuela debe ser una señora que empezó de muy grande la carrera de Derecho. Pero todos sabemos que yo si puedo haber sido profesor de la abuela de esta chica, pues cuando se llevan 40 años en esta profesión y se pasa por tantas generaciones, este tipo de cosas suelen suceder".
Excelente entrevista. Es importante descubrir a hombres con grandes valores mientras ellos viven y poder comunicárselo a los demás como en este caso. En Salta parece que los únicos que merecen homenajes son los muertos y no importa mucho que hayan sido o hecho en vida.
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