Como una forma de reclamar sobre la
actual política agropecuaria nacional, algunos productores afirmaron que no
venderán la soja nueva a partir de abril; los economistas cercanos al gobierno
y algunos funcionarios reflotaron, a modo de amenaza, la idea de relanzar la
Junta Nacional de Granos (JNG).
Esta no es,
por cierto, una idea nueva ya que en el 2008 y en pleno conflicto por las
retenciones móviles ya había comenzado a circular esta versión. Un sector de
los productores y comercializadores de granos teme que el Gobierno quiera crear
un sistema mixto donde convivan el Estado y la actividad privada, para luego
proceder a la estatización del comercio de granos, actividad que le generó más
de 20.000 millones de dólares solo en concepto de retenciones en estos últimos
cinco años.
Un ejemplo que
tienen de referencia es lo ocurrido con las AFJP cuando convivía el sistema
privado con el de reparto.
Oficialmente, nada todavía
Recientemente
el ministro de Agricultura de la Nación, Norberto Yauhar, en una entrevista
radial, afirmó que sobre la Junta en cuestión “no lo hemos trabajado en línea
directa con la Presidenta; yo creo que ha habido algunas ideas surgidas en
algunos sectores” pero “puntualmente dentro del área no lo hemos estado
trabajando en forma profunda en este último tiempo; no creo que estemos ya en
condiciones de analizar una situación de ese tipo por lo menos en el corto
plazo”.
Además
reconoció el ministro que desconoce que este tema esté en la agenda de la
Presidenta o que forme parte de los anuncios que hará - hoy- en la inauguración
del período de sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación.
De todas
maneras el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere, aclaró
que la decisión de no vender la soja es una posibilidad que se discutirá en las
sucesivas asambleas sectoriales de la Mesa de Enlace que realizamos, “para ver
si realmente los productores de esas zonas están decididos también a llevar adelante
medidas como las que se planteó en las reuniones anteriores (Pehuajó, Chaco) y
organizarlas.
También
Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria Argentina (FAA) justificó que
“retener los granos es la manera de protestar que tenemos” y precisó que
“estamos de acuerdo con un instrumento mixto entre público y privado de
ordenamiento e intervención virtuosa en el comercio de granos”. De todos modos,
fue categórico al afirmar que no está de acuerdo con la política agropecuaria
que lleva adelante el gobierno nacional.
Inquietudes rurales
A los
dirigentes ruralistas les preocupan también otros temas:
a) ajuste en
las tarifas de transportes, ya que la Federación Argentina de Transporte
Automotor de Cargas (FATAC) están esperando una reunión con el Ejecutivo para
poder actualizar la tarifa de fletes;
b) el “dólar
agro” porque los productores compran varios insumos pesificados a un dólar
equivalente al blue ($ 7,80) pero venden con el dólar a $ 3,25 que es el
oficial menos las retenciones;
c) versiones
que indican que existe intención de aumentar las retenciones ya existentes;
d) falta de
dialogo con el Gobierno.
Un poco de historia
La Junta
Nacional de Granos, creada en plena Segunda Guerra Mundial, permitió defender
el precio de la producción nacional y la exportación, fue un organismo
encargado de fijar un precio sostén para los granos con el fin de darle
tranquilidad al productor especialmente a los pequeños y medianos, frente a las
fluctuaciones del mercado.
En el año 1992
la Ley de Convertibilidad la disolvió y muchos pensaron que de ese modo se
atentaba contra el crecimiento de la actividad agrícola. La realidad demostró
lo contrario: de las 43 millones de toneladas cosechadas en esos años, pasó a
casi 100 el año pasado.
No solo creció
más del doble el volumen cosechado sino también el valor de la producción.
Marca la era en que un nuevo grano se impone en el mercado especialmente
asiático. Es, como se intuye, la soja que vale en algunos casos el doble que
los cereales tradicionales (trigo y maíz especialmente). Es conveniente aclarar
que la disolución de la JNG fue acompañada por la desregulación del sistema
portuario, que trajo inversiones privadas al sistema agrícola argentino.
En pocos años
se construyó a orillas del río Paraná, en Santa Fe, el complejo agro industrial
más competitivo del mundo, allí se procesa la mayor parte de la soja que se
exporta convertida en harinas proteicas y aceites, siendo un ejemplo para
varios productores del mundo que quieren saber en qué se baso ese gran
crecimiento agrícola de Argentina considerado como el del gigante dormido.
Voracidad por los agrodólares
La expansión
del cultivo de la soja fue estratégico para superar las dificultades de los
años 90 y la crisis del 2002, y aportó en concepto de retenciones, cifras más
que significativas para la recuperación económica.
En estos casos no fue necesaria la presencia de la JNG para que los agricultores conozcan los secretos de su cultivo o para que los genetistas desarrollaren las variedades adecuadas: Por otra parte, hoy los precios se conocen a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Está claro que el Gobierno necesita sí o sí las divisas que le generará la exportación de soja para recomponer las reservas del Banco Central y no pueden demorar el cobro de estos importes. A mi entender, en el corto plazo la intención no es la intervención en el mercado sojero. Concretamente, lo que busca son los US$ 9.000 millones que obtendría en retenciones por la cosecha de esta temporada. Si los productores y exportadores de soja le garantizan el ingreso de estas divisas en tiempo y forma o quizá por adelantado, el rumor de la creación de una nueva JNG dejaría de tener sentido. Una de cal y una de arena. ¿Será?
En estos casos no fue necesaria la presencia de la JNG para que los agricultores conozcan los secretos de su cultivo o para que los genetistas desarrollaren las variedades adecuadas: Por otra parte, hoy los precios se conocen a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Está claro que el Gobierno necesita sí o sí las divisas que le generará la exportación de soja para recomponer las reservas del Banco Central y no pueden demorar el cobro de estos importes. A mi entender, en el corto plazo la intención no es la intervención en el mercado sojero. Concretamente, lo que busca son los US$ 9.000 millones que obtendría en retenciones por la cosecha de esta temporada. Si los productores y exportadores de soja le garantizan el ingreso de estas divisas en tiempo y forma o quizá por adelantado, el rumor de la creación de una nueva JNG dejaría de tener sentido. Una de cal y una de arena. ¿Será?
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