viernes, 24 de agosto de 2012

La economía está entre la recesión y la recuperación

Dr. Julio Moreno, 24/ago/2012 para El Tribuno


Los que analizamos las variables de la actividad económica en nuestro país observamos que a partir del mes de julio de este año comenzó a revertirse la tendencia recesiva que caracterizó el primer semestre, con menor demanda externa de Brasil y Europa, trabas a las importaciones y cerrojo al dólar, entre otras.
Varios analistas y empresarios opinan que la economía argentina, después de un pequeño ciclo de estancamiento, comenzó nuevamente a reactivarse. Algunos sectores lo confirman: la industria que cerró los meses de mayo y junio en rojo, ya en julio comenzó a crecer levemente; la construcción como alternativa segura y tangible de inversión sigue con signo positivo; el consumo -especialmente en alimentos y bebidas- comenzó a dar buenas señales. Todo indica que la desaceleración producida en los primeros seis meses de este año serán levemente revertidos en el segundo semestre.
El optimismo nos dice que ya pasó lo peor, pero también nos indica que lo que vendrá no será similar al crecimiento al que estábamos acostumbrados (casi a tasas chinas). Muy por el contrario, existen muchas variables que deberán corregirse para iniciar un proceso más acorde con la normalidad.
Son muchas las razones que se analizan para determinar que la economía está saliendo de la caída, la desaceleración o el estancamiento. Lo explican razones externas, como el precio de la soja o la reactivación de las exportaciones (especialmente de automotores a nuestro socio estratégico, Brasil); y también acciones internas como el esfuerzo que hace el Gobierno por mantener alto el consumo con emisión monetaria y los subsidios que paga.
Este segundo semestre se va a caracterizar por la falta de confianza, problemas en la actividad económica, disminución del empleo y alta inflación.
Otros indicadores
) A partir de julio de 2011 se observa una disminución constante del Índice de Confianza del Consumidor, llegando a julio de 2012 con niveles de confianza similares a los índices de 1999. La principal causa son los niveles de inflación reflejados por un lado en las negociaciones colectivas de trabajo -que están entre un 20% y un 25%- y la inflación estimada para este mismo período, que sería superior a los porcentajes de aumento de sueldos. Esto significa que la percepción de que la inflación no disminuye genera un clima preocupante entre los consumidores.
b) Según la encuesta de hogares, el crecimiento del empleo en el primer trimestre de 2012 fue del 0,6% respecto del mismo período del 2011, que es la menor tasa en los últimos seis años y la tendencia no es de las mejores.
c) El Indice de Demanda Laboral se ubicó entre abril y julio de este año en el mismo nivel del primer cuatrimestre del 2002, año en que Argentina padeció una de las crisis más importantes de nuestra historia económica.
El empleo y el costo social
La falta de trabajo solamente se resuelve con crecimiento. Para que haya crecimiento tiene que haber inversiones y para que haya inversiones se deben dar condiciones de confianza y estabilidad.
Es necesario que tengamos una política de empleo que no se limite al sector público como el mayor generador de trabajo o a las políticas sociales, sino a generar trabajos genuinos.
Se deben elaborar políticas de crecimiento que realmente sirvan para crear fuentes de trabajo. Recordemos que en la década del 90 hubo crecimiento con desempleo y que durante el gobierno de Ricardo Alfonsín no hubo desempleo, por ejemplo.
El estancamiento o la desaceleración del empleo es quizá un problema más serio desde el punto de vista social que la inflación, ya que cada uno de nosotros está acostumbrado a convivir con ella.
Lo que viene
Los economistas que no coinciden con las políticas del Gobierno, al opinar sobre el futuro de la economía, lo definen como un proceso de “deterioro pero sin crisis”. Es decir, descartan la hipótesis de crisis pero pronostican recesión con inflación, que podría terminar en el 2013 si la cosecha agrícola local es buena y la economía de Brasil mejora.
También advierten sobre las posibles reacciones que pueda tener el Gobierno ante un empeoramiento de las condiciones externas o un mal resultado en las elecciones legislativas del año próximo.
El sector público no muestra signos de moderación en el gasto. Es más, se estima que el mismo se profundizara, ya que la emisión monetaria de $ 60.000 millones es causal de mayor inflación.
Resumiendo, hay dos temas que son estructurales en nuestro país y que, a pesar de la probable mejora del nivel de actividad en este segundo semestre, no mejorarán y se deben buscar soluciones. Estos son: la desaceleración o el estancamiento del empleo y la inflación.
Son problemas muy serios para la ciudadanía, ya que si siguen creciendo producirán y agudizarán desequilibrios no aptos ni recomendables para la instalación o continuidad de cualquier “modelo” que se precie de equitativo. Negarlos o no tratarlos como corresponde nos da la pauta de que la política no los percibe porque no le interesa o no tiene la suficiente sensibilidad social para hacerse cargo, o no sabe combatirlos. Recordemos que el crecimiento de la economía en este segundo semestre no significa revertir la actual tendencia en la disminución del empleo y reducir la inflación. Para ello es necesario implementar una estrategia de inversiones por ahora ausente, que no solo es trabajo del Gobierno sino también de la oposición haciendo propuestas.


lunes, 20 de agosto de 2012

Hallazgo paleontológico en Salta: El ave fósil Intiornis

Dr. Ricardo Alonso, 20/ago/20113 para El Tribuno


El hallazgo casual de las ranas fósiles se dio en 1959 cuando geólogos de la CoNEA prospectaban uranio en la región.
Las ranitas fósiles salteñas se están entre las más antiguas del mundo, superadas por hallazgos en Israel en los '70.
El cañón rojo de la Quebrada de las Conchas, en el camino a Cafayate, muestra uno de los escenarios geológicos más impactantes del norte argentino. Se trata de un corte angosto y profundo, encajonado entre altas sierras, que sirve de unión a los Valles Calchaquíes al oeste con el Valle de Lerma al este. El río ha labrado su cauce en rocas de color rojo ladrillo a rojo sangre que pertenecen al periodo Cretácico superior (Campaniano) de la era mesozoica, cuando el mundo estaba habitado por dinosaurios que eran los reyes de todos los ecosistemas terrestres. Esas rocas rojas pertenecen al subgrupo Pirgua del Grupo Salta en la terminología estratigráfica del noroeste argentino. Entrando en la quebrada a la altura de Alemanía y luego de recorrer unos 20 km se alcanza el lugar conocido como “Puente Morales”. Allí, a orillas de la ruta nacional N§ 68, en medio de las clásicas rocas rojas con coladas basálticas de la Formación Las Curtiembres, aparecen unas capas de color amarillento y de aspecto hojaldrado que están dobladas en forma de una gran “U”. Dicha dobladura tectónica se conoce como sinclinal y por haberse encontrado allí esqueletos fosilizados de ranas, recibió el nombre del “Sinclinal de las Ranas”. El hallazgo casual de las ranas fósiles se dio en 1959 cuando geólogos de la Comisión Nacional de Energía Atómica prospectaban uranio en la región. Al romper las lajas radiactivas encontraron esqueletos carbonizados completos de anuros que fueron estudiados por distintos científicos y recibieron diferentes nombres habiendo primado el de Saltenia ibañezi (por la provincia de Salta y por uno de sus descubridores el geólogo Miguel A. Ibáñez). La Dra. Ana María Baez de la Universidad de Buenos Aires realizó un estudio moderno sobre la base de 300 ejemplares colectados en distintos estadios de crecimiento y concluyó que se trataba de anuros pípidos, los cuales todavía tienen representantes en las regiones tropicales. Las ranitas fósiles salteñas se encuentran entre las más antiguas del mundo, superadas únicamente por hallazgos en Israel en la década de 1970. Las ranas fueron acuáticas y carnívoras, alimentándose de pequeños insectos cuyos restos también se han encontrado en los mismos estratos. Al igual que abundantes restos de plantas fósiles de ambiente lacustre y palustre. Lo que hoy se sabe, es que hace unos 78 millones de años atrás, esa región del camino a Cafayate tenía un paisaje de volcanes, ríos y lagos semejante al que se ve hoy en el rift del este de África. Al parecer, en repetidas oportunidades los volcanes calentaron o bien envenenaron las aguas de los lagos en que vivían las ranas, produciendo una mortandad masiva. Las ranas muertas cayeron al fondo, donde fueron tapadas por limos y arcillas, y luego sus esqueletos se mantuvieron completos por la ausencia de carroñeros, se fosilizaron y fueron reemplazados por el fosfato colofana. Las fuerzas tectónicas que levantaron los Andes y la acción erosiva de los ríos modernos dejaron a la vista las capas del antiguo lago de agua dulce que hoy pueden prospectarse en busca de restos fósiles con fines científicos. Es lo que hizo una misión del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” que visitó la comarca en el 2007 al mando del famoso paleontólogo argentino de dinosaurios Dr. Fernando Novas y recolectó abundante material fósil. Los estudios realizados le permitieron ampliar sustancialmente la lista de fauna presente en esas capas. Además de las clásicas ranitas e inclusive renacuajos, descubrieron restos de peces, cocodrilos, tortugas, dinosaurios y lo más sorprendente la pata de una rara ave que vivió y se extinguió junto con los dinosaurios. El equipo de paleontólogos publicó dos trabajos dando a conocer esta información. Uno de los artículos, firmado por Fernando Novas, Federico Agnolín y Carlos Scanferlaa, fue publicado en 2010 en la revista Comptes Rendus Palevol de la Academia de Ciencias de Francia bajo el título “Una nueva ave enantiornithina del Cretácico tardío del Noroeste de Argentina” (en inglés). El otro trabajo fue publicado en 2011 por Fernando Novas y numerosos coautores en la revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales. La descripción detallada del material indica que los peces corresponden a teleósteos pequeños del tamaño de mojarritas. Las tortugas también son de pequeño tamaño y pertenecen al grupo de las pleurodiras de las cuales se encontraron los caparazones y algunos huesos craneanos. Los restos de cocodrilos fueron identificados como pertenecientes a mesoeucrocodrílidos. También se encontró una vértebra de la cola de un dinosaurio terópodo que probablemente pertenezca al grupo de los coelurosaurios. Pero lo que realmente sorprendió por lo imprevisto del hallazgo fue una pata completa de un ave del grupo de los saurios-aves o Avisauridae, más precisamente un representante de los exóticos enantiornites. Téngase presente que estas aves, que ya cuentan con registros en muchas partes del planeta, fueron descubiertas para la ciencia mundial en Salta, más precisamente en El Brete, departamento de la Candelaria, y descriptas en 1985 por el científico inglés C. Walker. Por el tamaño de la pata se deduce que el ave debió tener el tamaño de un loro con lo cual es por ahora el ave enantiornite más pequeña de América del Sur. Por la forma de los dedos se estima que podía agarrarse de ramas de árboles cercanos al lago. Los paleontólogos mencionados dieron el nombre de Intiornis inexpectatus al ave fósil lo que hace referencia a “Ave del sol” en quechua y al hallazgo casual e inesperado de esa pata suelta. Las capas del lago fósil pueden deparar aún otras sorpresas dentro de la cadena trófica o de alimentación en que se encuentran las ranas, donde estas comían y a su vez eran comidas por reptiles y aves cuyos restos pueden estar aún escondidos esperando ser descubiertos por los paleontólogos. Las ranas de Puente Morales y los demás materiales fósiles de peces, plantas, insectos, dinosaurios, tortugas, cocodrilos y aves que se encontraron asociados, son un tesoro de la naturaleza y uno de los atractivos científicos valiosos de Salta. El “Sinclinal de las Ranas” forma parte de la reserva de la Quebrada de Cafayate, con valor de patrimonio natural.

lunes, 6 de agosto de 2012

El Nevado de Acay

Dr. Ricardo Alonso, 06/Ago/2012 para El Tribuno

El Acay forma parte de las cadenas montañosas altas que flanquean la Puna en su borde oriental.
Su presencia, sus hielos y su ubicación geográfica llevaron a que los incas la consideraran una montaña sagrada.
Si hay un cerro con una rica historia y geografía en Salta, ese cerro es el Acay. El Nevado de Acay (5.716 m) es una montaña joven con rocas jóvenes, al revés de otros cerros de la región como el Cachi y el Chañi que son recientes, ya que se formaron con los últimos levantamientos andinos, pero que están compuestos de rocas muy viejas. Todos están formados por rocas ígneas plutónicas, a las cuales se las designa generalizadamente como granitos o granitoides. La roca que conforma el núcleo principal del Acay ha sido definida como una monzodiorita y el cuerpo plutónico que le da origen como un “stock”. Quiere decir entonces que el Acay es un stock de monzodiorita o, lo que es lo mismo, un viejo cuerpo de magma cristalizado pero de tamaño reducido cuando se lo compara con los enormes batolitos, masas ígneas plutónicas que superan los 100 km cuadrados tal el caso del granito de Tastil, más conocido por albergar la vieja ciudad preincaica salteña. El Acay forma parte de las cadenas montañosas altas que flanquean la Puna en su borde oriental. Integra la línea divisoria entre el territorio de la Puna al oeste y los valles profundos de la Cordillera Oriental al este. Es a su vez una especie de “gran nudo tectónico” donde se cruza la fosa del Valle Calchaquí, de orientación norte-sur, con el lineamiento transversal Calama-
Olacapato-Toro de rumbo ONO-ESE. Y es a la vez un tronco serrano, donde confluyen y derivan distintos cordones montañosos, entre ellos la sierra de Cachi-Palermo, el cordón de San Miguel y la sierra del Chorro. Estas sierras, filos o cordones derivan hacia el sur a partir del Acay a la manera de un gigantesco tridente y en los cajones que conforman entre ellos se encuentra el Valle Calchaquí con su río homónimo (entre las sierras de Cachi y San Miguel) y la quebrada del río de Capillas (entre las sierras de San Miguel y El Chorro). Hacia el norte la sierra continúa como el bloque montañoso de Altos de la Aguada que va a rematar en el cerro Rosado (5.043 m) cerca de las Salinas Grandes. Es importante señalar que hay un Acay grande o Nevado de Acay (5.716 m) y un Acay Chico, al sureste, de 5.020 metros. Importantes ríos se derivan del Acay como divorcio de las aguas (Divortium Aquarum). Entre ellos ya mencionamos al río Calchaquí que corre hacia el sur hasta confluir con el río Santa María formando ambos el río de las Conchas, que pasará a llamarse río Guachipas en su ingreso al Valle de Lerma para entrar al embalse de Cabra Corral y seguir luego como río Juramento, río Pasaje y río Salado hasta alcanzar finalmente el Paraná a la altura de Santa Fe. Es importante destacar esto porque desde el Acay hasta la desembocadura en el Paraná es el río más largo que corre íntegramente en el territorio argentino a lo largo de 2.355 kilómetros. Otro río que nace en el Acay y drena hacia el sureste es el río de Las Capillas, afluente del río Toro con el que confluye algunos kilómetros al norte de El Alisal. El río Incahuasi drena sus aguas hacia el noreste desde el Acay y se une al río Toro en proximidades de Las Cuevas. Finalmente, otros dos ríos que drenan la ladera occidental del Acay, el Saladillo y Los Patos, se dirigen al interior de la Puna, donde se unen al río San Antonio de los Cobres que dirige sus aguas hacia las Salinas Grandes. Por su altura y por la llegada de los vientos húmedos orientales, el cerro mantuvo una importante cobertura glaciaria que le permitieron su reconocimiento como Nevados del Acay. Hoy esos hielos prácticamente han desparecido y sólo se mantienen glaciares de rocas o suelos congelados periglaciáricos cerca de su cumbre. Sin embargo, en el último máximo glacial del Pleistoceno, la línea de nieves permanentes estuvo a 4.500 m o menos aún y esa es la razón de que se conservan todavía vestigios de circos glaciarios, valles en “U” y depósitos de morrenas en sus principales laderas. Su admirable presencia, sus hielos y su especial ubicación geográfica llevaron a que los incas lo consideraran como una de sus montañas sagradas. Precisamente, los caminos del inca cruzan la región en varias direcciones. Para los conquistadores españoles fue un punto de referencia, ya que permitía unir las tierras del Alto Perú y la Puna con el río y el Valle Calchaquí, donde los nativos lavaban oro.
Actualmente, la famosa ruta 40 pasa por el Abra del Acay (4.950 m), un estrecho paso entre los altos cerros Saladillo (5.378 m) y Acay (5.716 m). Como dijimos, es un cerro de referencia y como tal lo observan los viajeros que hacen el recorrido en el Tren de las Nubes a través del ramal C-14 del FFCC General Belgrano; o los que transitan por la ruta nacional 51, ya sea desde o hacia la Puna; o los que suben por la ruta 40, a lo largo del Valle Calchaquí luego de pasar el pueblo de La Poma. La mole del Acay está allí, bien visible, como un enorme y portentoso mojón geográfico. La montaña y sus alrededores cubren un área entre 100 y 150 km cuadrados. Desde el punto de vista geológico, el Acay es como se dijo un intrusivo joven cuya edad se estima en unos 20 a 26 millones de años. La intrusión se produjo en las viejas rocas pizarrosas precámbricas de la llamada Formación Puncoviscana que forma el núcleo de la mayoría de las sierras de esa región. La penetración del magma monzonítico caliente atravesó y “quemó” a las rocas carbonáticas de la Formación Yacoraite, dando lugar a depósitos de “skarn” ricos en hierro magnético. Unos nueve millones de años atrás se produjo una intensa actividad volcánica que dejó depósitos de lavas como grandes manchones en el sector occidental y austral del Acay. Se trata de las lavas de la Formación Negra Muerta. Las rocas rotas por la fuerte tectónica andina sumado a la intrusividad del stock del Acay y la intensa actividad volcánica regional generaron el marco propicio para la inyección de soluciones calientes mineralizadas que formaron depósitos de sulfuros de plomo, plata, cobre, zinc y oro. Muchos de ellos fueron explotados por los españoles durante la época colonial, tal el caso de las minas de San Francisco. Algunas de ellas generaron conflictos entre los indígenas y los españoles como los que incitara Pedro Bohórquez, el falso inca. Entre las minas con registros actuales se encuentran Encrucijada, Saturno, Huaico Hondo y Milagro, algunas con más de un siglo en el catastro minero. Nadie sabe exactamente el significado del topónimo Acay, aunque para José V. Solá es voz cacana y significa “escoria de metal” (lo que se correspondería con las abundantes minas a su alrededor), mientras que Atilio Cornejo sostiene que es quechua y significa “estiércol”. Otros sostienen que viene del quechua pero de la voz “jacay” que significa “aquel”. Sea como sea, sigue siendo un preciado ícono y gran mojón de referencia de la geografía física de los Andes del norte argentino.

En plena Pandemia, ¡A reformar la Constitución se ha dicho!

Lic. Félix González Bonorino Sociólogo Nos llega la noticia de que el Gobierno Provincial ha pesentado su propuesta de modificac...