jueves, 6 de agosto de 2015

Memorias de un petrólogo




Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET)








Ha muerto en Salta el Dr. Ricardo Héctor Omarini (1946-2015). La geología argentina está de duelo. Falleció uno de los más genuinos representantes de las Ciencias de la Tierra. Su vida estuvo marcada por una profunda entrega a la disciplina y su obra trascendió las fronteras nacionales. Respetado como uno de los importantes geólogos argentinos de la actualidad, había logrado impactar en otros ámbitos académicos del exterior, especialmente en Alemania, España e Italia. 
El Dr. Omarini nació en Córdoba el 17 de marzo de 1946 y pasó su infancia en el pueblo de Villa de Soto donde sus padres se dedicaban a tareas rurales. Luego de cursar estudios en la Universidad Nacional de Córdoba, donde se graduó de geólogo, aceptó una oferta en la naciente Universidad Nacional de Salta a comienzos de la década de 1970. Se aquerenció en esta ciudad desde donde ya no regresó. Fue salteño por adopción. Formó familia con su esposa Nieves Fernández Molina, hija del recordado poeta, y tuvo tres hijos: Elio, Julieta y Gianfranco. Sufrió un par de años atrás la dolorosa pérdida de su hijo Elio. Julieta se graduó de geóloga en la UNSa siguiendo los pasos de su padre y Gianfranco de médico en La Rioja. Estaba orgulloso de ellos. 
Su formación disciplinar era la de un petrólogo, esto es un especialista en el estudio del origen y evolución de las rocas; más concretamente las de naturaleza ígneo-metamórfica. Comenzó la docencia universitaria en la UNSa enseñando los temas prácticos de dicha materia. Fui su alumno en aquellos años fundacionales. Recordemos que hasta 1972 la Facultad de Ciencias Naturales de Salta dependía de la Universidad Nacional de Tucumán. En 1973 nace la actual Universidad Nacional de Salta e incorpora en su seno a las distintas facultades. En lo académico comenzó 49 años atrás como discípulo de la Dra. Hebe Dina Gay, afamada mineralogista de Córdoba, en el cargo de ayudante alumno. 
En la UNSa alcanzó el cargo de profesor titular de Introducción a la Geología. Sus trabajos de investigación científica lo llevaron a formar parte del CONICET, institución en donde era un destacado investigador. Centró sus investigaciones originales en comprender como se habían formado las rocas más viejas de Salta, las rocas del antiguo basamento precámbrico conocidas generalizadamente como Formación Puncoviscana. Bajo este asunto preparó su tema de tesis doctoral con la dirección del viejo y recordado Dr. Bruno Baldis. Decenas de trabajos científicos dieron cuenta de su interés en este tema de investigación, debiendo destacarse la síntesis publicada en una revista alemana de alto prestigio (International Journal of Earth Sciences; Springer-Germany; 1995 vol. 88 p. 76-97), donde contó con el acompañamiento de científicos de fama internacional como los doctores Adolf Seilacher y Hans Götze. 
Dirigió varias expediciones antárticas del “Grupo Vulcantar” que tenían como objetivo el estudio del volcán activo de la Isla Decepción en las Shetland del Sur. De esas expediciones participaron también colegas españoles e italianos. Fue especialmente con los italianos con quienes aunó los mejores lazos científicos y académicos. Precisamente estuvo durante mayo de 2015 trabajando en Italia con el vulcanólogo Roberto Mazzuoli y a su regreso a Salta se le desató una artera enfermedad que acabaría rápidamente con su vida. 
Los que lo valoramos en la cotidianeidad vimos como su figura se agigantaba de golpe y alcanzaba ribetes que no habíamos imaginado. Prueba de ello fueron las escenas de profundo dolor que se vivieron en su velatorio y entierro. Y más aún las repercusiones que empezaron a llegar desde lejanos países y continentes que vieron y vivieron sus pasos y en donde granjeó férreas amistades. Esto en razón de su extrema generosidad, de su hombría de bien, de su don de gentes, de su nobleza de espíritu. Sentidas palabras fueron volcadas desde diferentes estamentos académicos. 
Las autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales señalaron: “El Dr. Ricardo Omarini deja en nosotros una fuerte presencia de profesionalismo y de humildad, un hombre correcto y educado, que con su andar tranquilo, pensaba siempre como resolver cada situación que se le presentara. Trajo de su Córdoba natal su impronta de trabajo y dedicación dirigidos a los conocimientos de la Tierra, considerado por todos los que lo conocimos como hijo pródigo de Salta, con trascendencia internacional por su gran producción científica a favor de la Geología. Atravesó todas las instancias de la Carrera docente iniciando su labor como auxiliar docente en la Universidad Nacional de Córdoba y continuando en nuestra Universidad, ocupando no sólo cargos docentes sino también de gestión, de extensión e investigación con una gran entrega y compromiso hacia sus alumnos y colegas”
Por su parte la presidencia del Consejo de Investigaciones de la UNSa (CIUNSa) comentaba: “El Dr. Omarini deja una  profunda huella de su paso por nuestra universidad, en el que contribuyó con su silenciosa e importante labor al crecimiento de la Carrera de Geología y al fortalecimiento de esta ciencia con el nivel de excelencia alcanzado en sus tareas de investigación. Todas las tareas que desarrolló durante su vida universitaria, como Consejero, Director de Escuela, etcétera, fueron siempre llevadas adelante con el más profundo compromiso y dedicación. Por todo esto y por su valor como persona su deceso deja un enorme vacío en nuestra comunidad”.  
Téngase presente que se desempeñaba además como Consejero Superior de la UNSa y también como presidente del Centro de Estudios Geológicos Andinos (CEGA), de doble dependencia entre el CONICET-INSUGEO de Tucumán y la UNSa. En los últimos años sus principales trabajos estuvieron vinculados al estudio del volcanismo y el magmatismo andino del norte argentino y sobre este tema estuvo trabajando acaloradamente en Italia un mes atrás. Su tenacidad para el trabajo era proverbial. Su obra édita queda registrada en más de un centenar de trabajos científicos en congresos, reuniones, capítulos de libros y artículos en prestigiosas revistas nacionales e internacionales (Lithos, Lithosphere, JSAES, Basin Research, Tectonics, Gondwana Research, Tectonophysics, Bulletin of Volcanology, GSA Bulletin, entre muchas otras). Dirigió y dirigía a decenas de becarios y tesistas locales y extranjeros, consternados y huérfanos ante la irreparable pérdida. Falleció el 28 de junio de 2015 a los 69 años de edad cuando tenía aún muchísimo que dar a la ciencia y a la enseñanza. Las lágrimas de cientos de sus alumnos son un homenaje elocuente. Su brillante luz seguirá marcando el camino a las nuevas generaciones.   

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