Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geológicas
(UNSa-CONICET)
Ha muerto en Salta el Dr. Ricardo Héctor Omarini
(1946-2015). La geología argentina está de duelo. Falleció uno de los más genuinos
representantes de las Ciencias de la Tierra. Su vida estuvo marcada por una
profunda entrega a la disciplina y su obra trascendió las fronteras nacionales.
Respetado como uno de los importantes geólogos argentinos de la actualidad,
había logrado impactar en otros ámbitos académicos del exterior, especialmente
en Alemania, España e Italia.
El Dr. Omarini nació en Córdoba el 17 de marzo de
1946 y pasó su infancia en el pueblo de Villa de Soto donde sus padres se
dedicaban a tareas rurales. Luego de cursar estudios en la Universidad Nacional
de Córdoba, donde se graduó de geólogo, aceptó una oferta en la naciente
Universidad Nacional de Salta a comienzos de la década de 1970. Se aquerenció
en esta ciudad desde donde ya no regresó. Fue salteño por adopción. Formó
familia con su esposa Nieves Fernández Molina, hija del recordado poeta, y tuvo
tres hijos: Elio, Julieta y Gianfranco. Sufrió un par de años atrás la dolorosa
pérdida de su hijo Elio. Julieta se graduó de geóloga en la UNSa siguiendo los
pasos de su padre y Gianfranco de médico en La Rioja. Estaba orgulloso de
ellos.
Su formación disciplinar era la de un petrólogo, esto es un especialista
en el estudio del origen y evolución de las rocas; más concretamente las de
naturaleza ígneo-metamórfica. Comenzó la docencia universitaria en la UNSa
enseñando los temas prácticos de dicha materia. Fui su alumno en aquellos años
fundacionales. Recordemos que hasta 1972 la Facultad de Ciencias Naturales de
Salta dependía de la Universidad Nacional de Tucumán. En 1973 nace la actual
Universidad Nacional de Salta e incorpora en su seno a las distintas
facultades. En lo académico comenzó 49 años atrás como discípulo de la Dra.
Hebe Dina Gay, afamada mineralogista de Córdoba, en el cargo de ayudante
alumno.
En la UNSa alcanzó el cargo de profesor titular de Introducción a la
Geología. Sus trabajos de investigación científica lo llevaron a formar parte
del CONICET, institución en donde era un destacado investigador. Centró sus
investigaciones originales en comprender como se habían formado las rocas más
viejas de Salta, las rocas del antiguo basamento precámbrico conocidas
generalizadamente como Formación Puncoviscana. Bajo este asunto preparó su tema
de tesis doctoral con la dirección del viejo y recordado Dr. Bruno Baldis.
Decenas de trabajos científicos dieron cuenta de su interés en este tema de
investigación, debiendo destacarse la síntesis publicada en una revista alemana
de alto prestigio (International Journal of Earth Sciences; Springer-Germany;
1995 vol. 88 p. 76-97), donde contó con el acompañamiento de científicos de
fama internacional como los doctores Adolf Seilacher y Hans Götze.
Dirigió
varias expediciones antárticas del “Grupo Vulcantar” que tenían como objetivo
el estudio del volcán activo de la Isla Decepción en las Shetland del Sur. De
esas expediciones participaron también colegas españoles e italianos. Fue
especialmente con los italianos con quienes aunó los mejores lazos científicos
y académicos. Precisamente estuvo durante mayo de 2015 trabajando en Italia con
el vulcanólogo Roberto Mazzuoli y a su regreso a Salta se le desató una artera
enfermedad que acabaría rápidamente con su vida.
Los que lo valoramos en la
cotidianeidad vimos como su figura se agigantaba de golpe y alcanzaba ribetes
que no habíamos imaginado. Prueba de ello fueron las escenas de profundo dolor
que se vivieron en su velatorio y entierro. Y más aún las repercusiones que
empezaron a llegar desde lejanos países y continentes que vieron y vivieron sus
pasos y en donde granjeó férreas amistades. Esto en razón de su extrema
generosidad, de su hombría de bien, de su don de gentes, de su nobleza de
espíritu. Sentidas palabras fueron volcadas desde diferentes estamentos
académicos.
Las autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales señalaron: “El Dr. Ricardo Omarini deja en nosotros una
fuerte presencia de profesionalismo y de humildad, un hombre correcto y
educado, que con su andar tranquilo, pensaba siempre como resolver cada
situación que se le presentara. Trajo de su Córdoba natal su impronta de
trabajo y dedicación dirigidos a los conocimientos de la Tierra, considerado
por todos los que lo conocimos como hijo pródigo de Salta, con trascendencia
internacional por su gran producción científica a favor de la Geología.
Atravesó todas las instancias de la Carrera docente iniciando su labor como
auxiliar docente en la Universidad Nacional de Córdoba y continuando en nuestra
Universidad, ocupando no sólo cargos docentes sino también de gestión, de
extensión e investigación con una gran entrega y compromiso hacia sus alumnos y
colegas”.
Por su parte la presidencia del Consejo de Investigaciones de la
UNSa (CIUNSa) comentaba: “El Dr. Omarini
deja una profunda huella de su paso por
nuestra universidad, en el que contribuyó con su silenciosa e importante labor
al crecimiento de la Carrera de Geología y al fortalecimiento de esta ciencia
con el nivel de excelencia alcanzado en sus tareas de investigación. Todas las
tareas que desarrolló durante su vida universitaria, como Consejero, Director
de Escuela, etcétera, fueron siempre llevadas adelante con el más profundo
compromiso y dedicación. Por todo esto y por su valor como persona su deceso
deja un enorme vacío en nuestra comunidad”.
Téngase presente que se desempeñaba además como Consejero Superior
de la UNSa y también como presidente del Centro de Estudios Geológicos Andinos
(CEGA), de doble dependencia entre el CONICET-INSUGEO de Tucumán y la UNSa. En
los últimos años sus principales trabajos estuvieron vinculados al estudio del
volcanismo y el magmatismo andino del norte argentino y sobre este tema estuvo
trabajando acaloradamente en Italia un mes atrás. Su tenacidad para el trabajo
era proverbial. Su obra édita queda registrada en más de un centenar de
trabajos científicos en congresos, reuniones, capítulos de libros y artículos
en prestigiosas revistas nacionales e internacionales (Lithos, Lithosphere,
JSAES, Basin Research, Tectonics, Gondwana Research, Tectonophysics, Bulletin
of Volcanology, GSA Bulletin, entre muchas otras). Dirigió y dirigía a decenas
de becarios y tesistas locales y extranjeros, consternados y huérfanos ante la
irreparable pérdida. Falleció el 28 de junio de 2015 a los 69 años de edad
cuando tenía aún muchísimo que dar a la ciencia y a la enseñanza. Las lágrimas
de cientos de sus alumnos son un homenaje elocuente. Su brillante luz seguirá
marcando el camino a las nuevas generaciones.
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