miércoles, 18 de febrero de 2015

Tres cosas que si cambiaron

Lic. Félix González Bonorino



Las elecciones provinciales 2015 presentan una situación original en muchos aspectos, por lo menos a mi entender.
Y es el resultado de más de 7 años de gestión que han convulsionado a los aparatos partidarios de la Provincia.
Vamos a destacar tres hechos puntuales que sostienen este pensamiento y compartirlos con ustedes, para corregir y mejorar el análisis si fuera posible.
Nadie puede discutir que existe un enfrentamiento entre el actual Gobernador y el ex-Gobernador Juan Carlos Romero. Este enfrentamiento ha superado los discursos sobre presuntas sociedades comerciales que ellos pudieran tener. A mí al menos, me parece, que ese relato de que están todos arreglados es muy maniqueísta. Por eso no puedo arrancar de otra manera que construyendo el análisis desde la versión oficial, o mejor dicho, la versión publicada. Son mis limitantes.

El primer hecho político lo constituyó la renovación de la gestión provincial. Si bien es cierto que algunos de los funcionarios lo fueron también de JCR, también es cierto que superada la primera parte de la gestión el número de “outsiders” se fue agrandando. Hay que reconocer que estamos en Salta y que por lo tanto no es que encontramos cuadros dirigentes capaces y dispuestos a gerenciar la cosa pública en todas las esquinas. La renovación ha sido progresiva, pero esto generó un enfrentamiento con la dirigencia de segundo y tercer nivel del romerismo, que habiéndose trasladado a las huestes “U”, se vieron sin el "botín de guerra" esperado. Hoy estos regresan a su cuna anterior, la que los formó en el modelo de conducción del caudillo, aunque no han caído en cuenta que se trata de una cuna de faquir, y que recostarse en ese colchón no les va a ser gratuito.

El segundo hecho político ha sido la descentralización de fondos en los municipios. Este proceso, doloroso, ya que los intendentes, en particular los más antiguos, carecían de criterios para transformar estas inversiones en riqueza, y, además carecen de cuadros técnicos que puedan soportar este enorme desafío, le costó al actual Gobernador un sin número de disgustos y el control sistemático debe haber significado ganarse muchos adversarios. No hay que olvidarse que, por citar solo un ejemplo, el ex intendente de Morillo tiene una demanda por la desaparición de varios millones de pesos efectuada por la nueva Intendenta local. Pero también es cierto que el diálogo con el Gobierno Provincial por parte de los Intendentes ha cambiado sustancialmente. Durante la gestión de JCR los intendentes se cansaban de hacer pasillo en Grand Bourg sin tener respuestas, y cuando las tenían y se trataban de obras públicas, se enteraban que venía una empresa de algún lugar distante con máquinas, personal, etc. dejando a lo sumo algunos pesos en el almacén local. Pero esto produjo también un cambio en la percepción que la dirigencia tiene de sí misma.  Y eso es decir que su pueblo, directo vinculante, también lo tiene. No ha sido solo mandarles la plata, ha sido acudir a muchos de estos poblados del interior. Paradójicamente en el interior esto se nota mucho más que en la Capital, tal vez sea también esto lo que se dejar entrever en los sondeos de opinión.

El tercer hecho político es el Voto Electrónico. Como una bomba neutrónica, este instrumento técnico se transformó en un gigantesco nivelador de estructuras partidarias. Hoy un partido pequeño tiene muchas más posibilidades de llegar al electorado que antes. Solamente pensar en los costos de impresión de boletas electorales permite imaginar esta igualación. Sin embargo es hacia dentro de las estructuras de los partidos mayoritarios donde el impacto es más grande. El puntero perdió buena parte de su capacidad de “lobby”, de ejercer presión. Las trampas electorales, tan aceitadas después de años de connivencia se vieron desactualizadas. Por ello los antiguos dominadores del escenario político lo criticaron hasta el hartazgo, porque les afectaba su base de poder. Incluso entre los más desfavorecidos, los pueblos originarios del “interior del interior”, aquellos que encerraban en un galpón y les retiraban los DNI para votar en su lugar, cosa denunciada en Formosa hace no muchos años, estos también acceden a una mejor votación.

Yo creo que discutir si estos tres hechos políticos son relevantes o no, hace a entender como pequeños cambios producen, a veces, transformaciones impensadas, que exceden lo aparente.
Ampliar el grupo de funcionarios y tecnificarlos; atender bien a los intendentes y darles fondos y cambiar un sistema electoral perimido y corrupto por otro mucho más transparente, puede significar un enorme cambio en la provincia.

¿Alguien puede querer volver atrás?

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